­»Restavolución»­

A veces nos hacen creer que defender la vida desde la concepción, la familia natural y la riqueza de las diferencias entre varones y mujeres es cosa de otra época. Algo que se va perdiendo o que ya pasó de moda como las polainas o los floggers.­

Desde hace mucho el progresismo se adueñó del pensamiento joven, al menos en el ideario colectivo. Podríamos decir que existe un mito: si sos joven, sos progre y transgresor.­

 

La cuestión es que el progresismo, en su escalada invasora también se adueñó del establishment. Y como habitando en el Reino del revés, el joven progre y transgresor de hoy va en la misma línea que las políticas de Estado y los poderes económicos mundiales.­

SER UN REBELDE­

Según el psicólogo y filósofo español Mariano Yela, la rebeldía propia de los jóvenes puede tomar cuatro modalidades básicas: la rebeldía regresiva es muda y pasiva. Se esconde detrás del temor a actuar y se refugia en la vida infantil. Un segundo tipo es el de la rebeldía agresiva que busca afirmarse a través de la violencia. Es explosiva. Los débiles y frágiles se ponen una coraza para que los demás se atemoricen y se ahuyenten. La rebeldía transgresiva cuestiona, se opone a todo y critica. Desatiende las jerarquías y pretende imponer sus propias normas. Por esos caminos no se logra crecer y madurar. La única forma de rebeldía saludable, según este autor, es la progresiva, la que lleva a la plenitud y a superar las crisis; acepta lo que de bueno tienen las normas sociales y las tradiciones, y perfecciona lo que hicieron las generaciones pasadas. Tiene clara conciencia que solo se puede crecer desde las propias raíces.­

­EL NUEVO CAMPO DE BATALLA­

San Agustín definía a la paz como tranquilidad en el orden. Evidentemente hace ya un tiempo que la vida en sociedad parece estar bastante desacomodada. Vivimos una guerra solapada, no como las estruendosas y sangrientas que nos muestran en los noticieros, pero no por eso menos perniciosa. Una guerra silente que corroe los valores y denigra al ser humano. Tal vez a algunos pueda parecerle malsonante o extremo. Pero la realidad es que por más que se busque suavizar los términos, estamos viviendo épocas de gran agresión a los pilares de occidente, en especial al cristianismo: las teorías ideologizadas de género, el feminismo radical, el ecologismo, el indigenismo, el aborto y la eutanasia como derechos, la deconstrucción de la familia, la negación de Dios, el cercenamiento de la libertad y la abolición del orden natural; son algunas de las características de lo que se nos está imponiendo, bajo ropajes atractivos y seductores.­

San Martín, Belgrano, Güemes, Roca empuñaron las armas en el campo de batalla, para darnos la independencia y para integrar el territorio de argentino. Hoy, las redes sociales se han convertido en el gran campo de batalla para enfrentar al agobiante avance de la izquierda cultural, que pretende arrasar con todo.­

No fueron pocos los que integran la nómina de deconstructores, pero solo por nombrar dos adalides, citaremos al filósofo italiano Antonio Gramsci, quien consideraba que se debía emplear una nueva estrategia revolucionaria para lograr el triunfo del marxismo. No sería necesario apropiarse del Estado para dominar a la sociedad como se hizo en Rusia a partir de la revolución bolchevique de 1917, si no conquistar la sociedad y el Estado vendría por añadidura. Así, los movimientos anteriormente citados y sus diferentes colectivos son el brazo ejecutor en pos de ese objetivo. Para él los intelectuales son los difusores más eficaces de las ideas: la universidad, los maestros, los medios de comunicación y los artistas.­

En línea con el existencialismo sartriano que sostiene que «la existencia precede a la esencia, por eso el hombre será tal y como se haya hecho. Así pues no hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla. El hombre no es otra cosa que lo que él se hace», Simone de Beauvoir expresó en su libro «El segundo sexo» que «la mujer no nace, se hace». Y de allí le abrió nuevos caminos a un feminismo socioculturalista de género.­

Frente a esto, nuestra civilización está necesitando verdaderos rebeldes que la vengan a reparar, a renovar, a volver a ponerla en valor, en fin. a restaurarla. Los rebeldes de hoy vienen a recomponer un mundo loco. Ya muy claramente lo presagió George Orwell: «En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario».­

El nuevo campo de batalla hoy se da en las redes sociales: Agustín Laje, Miklos Lukacs, Pablo Muñoz Iturrieta, Nicolás Márquez, Guadalupe Batallán, el Padre Javier Olivera Ravasi, Horacio Giusto, Cristián Rodrigo Iturralde, Cristina Martín Jiménez y Javier Villamor, entre otros, son exponentes destacados que están dando la pelea. Aunque su formación se sustenta en el estudio académico profundo, lograron con medios que otros usan como diversión o entretenimiento pasajeros, fomentar en los jóvenes el valor del esfuerzo por saber y no dejarse manipular por los espejitos de colores de las ideologías.­

Decía Chesterton : «Mientras las cosas son realmente esperanzadoras, la esperanza es un nuevo halago vulgar: sólo cuando todo es desesperado la esperanza empieza a ser completamente una fuerza».­