Manifestaciones masivas en Japón contra el intento de aprobar el Tratado Pandémico de la OMS

Las protestas se centraron en la oposición generalizada al Tratado contra la Pandemia, y la creciente preocupación por las «enfermedades infecciosas» y la «salud pública» se convirtió en potentes herramientas para un impulso sin precedentes hacia lo que muchos perciben como una sociedad de vigilancia totalitaria.

Desde las bulliciosas calles de Ikebukuro hasta las reuniones en el Parque Central Higashi-Ikebukuro, la magnitud de la participación lo dice todo. Los organizadores aspiraban a una participación monumental de 100.000 manifestantes para exigir respuestas sobre cuestiones cruciales, como el marcado aumento del exceso de muertes y la falta de transparencia sobre los efectos adversos de las vacunas.

La protesta no solo se opuso a las posibles vacunas obligatorias, sino también a la percepción de extralimitación de las autoridades sanitarias y sus vínculos con la industria farmacéutica mundial, haciéndose eco de un angustioso sentimiento de privación de derechos entre la población. Los manifestantes criticaron la falta de explicaciones sobre el fuerte aumento del exceso de muertes y exigieron responsabilidad y claridad sobre las víctimas relacionadas con las vacunas.

Oradores eminentes, entre ellos el profesor Masayasu Inoue y el investigador de historia moderna Chikatsu Hayashi, pronunciaron convincentes discursos previos a la manifestación que pusieron al descubierto la preocupante dinámica entre las autoridades sanitarias mundiales y las agendas farmacéuticas. El profesor Inoue destacó la preocupante tendencia de que nuestra salud se convierta en un arma en lo que denominó «una tercera guerra mundial librada con información». Instó al público a resistirse a la introducción de vacunas genéticas en sus cuerpos, implicando que una parte importante de la financiación de la OMS proviene de gigantes farmacéuticos e intereses privados como la Fundación Bill Gates. Esto sigue al mensaje de Japón al mundo entregado por el profesor Inoue hace unos días.

El discurso del investigador de historia moderna, profesor Chikatsu Hayashi, fue un grito de guerra para resistir las sombras invasoras del totalitarismo global, refiriéndose simbólicamente a la postura proactiva contra él como «detener la tercera bomba atómica con nuestras manos». Su conmovedor discurso destacó un movimiento nacional preparado no solo contra el Tratado sobre la Pandemia sino también contra las estructuras subyacentes que amenazan la soberanía de Japón y el bienestar de sus ciudadanos.

El 13 de abril marcó no sólo una protesta contra un tratado, sino también una postura contra un futuro en el que la salud se convierta en una palanca de control y vigilancia. La masiva participación significa un momento crítico en el compromiso cívico de Japón. Es un llamado de su pueblo a la autonomía, la transparencia y la reevaluación de la gobernanza sanitaria global que resuena más allá de sus fronteras. Hoy, Japón está a la vanguardia, cuestionando, desafiando y buscando cambios para un futuro donde la política de salud respete la soberanía nacional y los derechos individuales.

El candidato a Presidente de EEUU, Robert Kennedy Jr. se hizo eco de los acontecimientos y publicó en su cuenta de la red social X acerca de los mismos.