La Agenda 2030 promueve un nuevo orden global sobre, entre tantos aspectos vitales, la industria agrícola. Bruselas, capital de la Unión Europea prepara nuevas medidas de control de la contaminación en los núcleos rurales más pequeños del viejo continente. La U.E. en una comunicación oficial de hace ya unos días sostuvo: «La propuesta de revisión de las normas sobre el tratamiento de las aguas residuales urbanas tiene por objeto proteger mejor la salud de los europeos y el medio ambiente». La «revisión» persigue los siguientes fines;
1) “Lograr que el sector de las aguas residuales sea neutral desde el punto de vista energético y aproximarlo a la neutralidad climática”
2) “Responsabilizar a la industria del tratamiento de los microcontaminantes tóxicos”.
3) “Mejorar el acceso al saneamiento en los espacios públicos y para los dos millones de personas más vulnerables y marginadas de la UE”
4) “Exigir el seguimiento de los parámetros sanitarios utilizados para evaluar la calidad de las aguas residuales con el fin de mejorar la preparación de la UE frente a pandemias u otras amenazas graves para la salud pública, como se está haciendo actualmente con respecto a la COVID-19”.
Para tales fines que se presenta de manera loable, se proponen medidas de máximo intervenciones político que se aplicarán progresivamente hasta 2040. Al respecto se dirá: “Para reducir aún más la contaminación, las nuevas normas amplían el ámbito de aplicación de la actual Directiva (que se aplica a las aglomeraciones de más de 2.000 habitantes) para abarcar todas las de más de 1.000 habitantes”; es decir, los pequeños pueblos rurales que a duras penas sobreviven ahora deberán realizar inversiones millonarias que favorecen a los metacapitales, o perecerán dado el exhaustivo control político. También se pretende controlar los sistemas individuales, como las fosas sépticas, e introducir criterios más rigurosos con respecto a los nutrientes y los denominados como microcontaminantes.
Esto demuestra una vez más que el Ecologismo sólo concluye en volver más rico al rico y más pobre al pobre, todo mediante la unión corporativista de capitales y protección política.