Las declaraciones de Francisco surgen semanas después de un decreto emitido el mes pasado por la Santa Sede, anunciando que se han incrementado considerablemente las sanciones monetarias y las penas de prisión para quienes violen las normas de seguridad de la Ciudad del Vaticano, en referencia al ingreso ilegal en el territorio. Aunque el Vaticano no tiene un control fronterizo tradicional, ha reforzado medidas internas para regular mejor el acceso.
Mientras tanto, Trump ha prometido llevar a cabo «la mayor operación de deportación en la historia de EEUU», aunque cualquier programa de deportación enfrentará desafíos legales, así como posibles negativas de algunos países a aceptar deportados.
A partir del 20 de enero, se lanzaron “operaciones terrestres” en ciudades que han servido como refugios seguros para los migrantes porque las autoridades locales no cooperan con el gobierno federal cuando se trata de cuestiones de inmigración, dijeron las fuentes. Aunque según las fuentes, es probable que la redada masiva tenga como objetivo a personas con órdenes de deportación que «representan una amenaza para el país», según el nuevo zar fronterizo de Trump, Tom Homan.
Homan agregó que los agentes de ICE “harán cumplir la ley de inmigración sin disculpas” pero “se concentrarán primero en los peores”.
Sin embargo, Homan advirtió que “nadie está fuera de la mesa.Si están en el país ilegalmente, tienen un problema”.
Po su parte, Francisco ofreció la noche anterior a la asunción, una entrevista emitida en el programa televisivo ‘Che tempo che fa’, en la que calificó como «una desgracia» la posibilidad de que Trump concrete sus promesas de deportaciones masivas. «Esto, si es verdad, será una desgracia porque hará pagar la cuenta del desequilibrio a los pobres desgraciados que no tienen nada. Eso no está bien, así no se resuelven las cosas», expresó el Papa.
Francisco, que recibió a Trump en el Vaticano durante su primer mandato en la Casa Blanca en 2017 para una reunión de media hora, lo ha criticado en el pasado por sus políticas antiinmigrantes.
En febrero de 2016, cuando se le preguntó a Francisco sobre la postura antiinmigratoria del entonces candidato presidencial estadounidense, dijo: «Cualquiera, quienquiera que sea, que solo quiera construir muros y no puentes no es cristiano».
Y el año pasado, el jesuita hizo una rara incursión en la temporada electoral estadounidense para calificar de «locura» las duras actitudes antiinmigrantes y criticar a las figuras católicas estadounidenses de derecha por sus posturas excesivamente conservadoras.
Trump también ha puesto fin al derecho de ciudadanía por nacimiento a través de una orden ejecutiva, calificándolo de «ridículo», aunque está garantizado por la Constitución estadounidense.
El lunes, día de la asunción de Trump, el Papa Francisco le envió sus bendiciones para su nuevo mandato y también advertencias contra «el odio, la discriminación o la exclusión».
«Inspirado en los ideales de la Nación, tierra de oportunidades y de acogida para todos, espero que bajo su liderazgo el pueblo estadounidense prospere y se esfuerce siempre por construir una sociedad más justa, donde no haya lugar para el odio, la discriminación o la exclusión». Este es el deseo que el Papa Francisco envió en un mensaje a Donald Trump en el Inauguration Day, el día de su toma de posesión como 47º Presidente.
En el mensaje, Francisco envía sus saludos y asegura sus oraciones para que conceda al nuevo presidente «sabiduría, fortaleza y protección en el ejercicio de sus elevadas funciones». Con la mirada puesta después en los «numerosos desafíos» que afronta hoy la familia humana, principalmente «el flagelo de la guerra», el Papa pide «a Dios -escribe- que guíe sus esfuerzos en la promoción de la paz y la reconciliación entre los pueblos».
Según datos del Colegio de la Frontera Norte (Colef) de México, unas 13,5 millones de personas sin estatus legal para continuar en EEUU podrían ser expulsadas si Trump cumple su palabra.