Desigualdad, pobreza y daño ambiental – ¿Quiénes reclaman? ¿Quiénes son responsables?

Desigualdad, pobreza y daño ambiental ¿Quiénes reclaman? ¿Quiénes son responsables?

por Michelle Atala Urrea Vivas*

 

Hay un consenso general en la protección de los sistemas naturales más vulnerables; por supuesto, y en este sentido, el Amazonas, el bosque tropical mas gran del mundo, se ha convertido en la cabeza visible de una lucha incansable para lograr frenar la deforestación, los incendios y la degradación que se produce por manos externas.

 

El Amazonas abrió un amplio abanico de discusión que gira entorno al deterioro de la naturaleza por el distanciamiento entre lo que realmente se puede realizar y lo que en un mundo ideal se podría llegar a construir. En su forma mas simple de analizar, referimos aquí a la agenda 2030 cuyo propósito principal es evitar a toda costa llegar a un punto de inflexión o de no retorno en la degradación de los sistemas naturales. La estrategia se basa en ejercer mayor presión posible sobre los gobiernos que tienen el control de estos territorios, acompañado de una insistente campaña para incluir el Ecocidio al Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. Esto quiere decir que serán procesados y juzgados junto a los que han cometido crímenes de guerra, de lesa humanidad y genocidios, quienes incurran en el tipo penal previsto en el resguardo de aquellas zonas verdes tuteladas.

A esto se suma que, por improbable que parezca, muchas personas se han referido a Vladimir Putin como un santo frente a Jair Bolsonaro, por lo cual, haber iniciado un conflicto entre dos países que ha dejado como resultados muertos, desplazados y la desesperanza en aquellos que tuvieron que hacer maletas e iniciar un nuevo rumbo a un destino incierto, no es comparable con el actuar del presidente brasileño; quizás deba verse si realmente es la actuación del primer mandatario brasilero lo que está dañando el ecosistema del amazonas. Esto no se debe mal entender, si bien es cierto que se han aumentado las tasas de deforestación en un 20% en el 2021 según datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales, a las par, los países que se muestran indignados por la explotación son los mismos que compran estas materias primas; países como  Francia, Alemania, Bélgica, España o el Reino Unido, entre tantos otros más, son los responsables de generar conflictos en la región por proyectos de generación eléctrica alternativa (paneles solares y turbinas eólicas), por hablar sólo de los más visibles.

 

Mas allá de toda pasión desenfrenada se olvida con bastante frecuencia que el carácter de la economía debe proporcionar una visión amplia ante los problemas éticos y políticos, tal cual lo planteó Aristóteles; así pues, el daño colateral no esta en la implementación de políticas ambientales sino en los intereses económicos y de dominio de tierras que entran en disputas incluso éticas. Esto nos hace preguntarnos, ¿Por quése habla de propiedad ambiental colectiva? ¿Cuál es el interés de abolir el modelo económico de producción de capital y llegar a una nueva reasignación de derechos para construir un optimo social que supuestamente protege al medio ambiente?

 

Las respuestas a estas preguntas se desglosan en una infame fachada de impulsar un rechazo al daño ecosistémico generado, mientras reclaman propiedad ambiental colectiva sobre los mismos, por ejemplo:

 

  1. La problemática de residuos cada vez es mayor: A pesar de que Europa a optado por un modelo eficiente en la separación de residuos urbanos e industriales, sigue siendo uno de los principales exportadores de contenedores de basura a los países asiáticos (Filipinas, Malasia, Vietnam y China). En el discurso previo para salir absueltos de toda culpa, afirman que la totalidad de lo que se envía es material reciclable y que estos países que están en vía de desarrollo pueden lograr obtener un buen rendimiento económico; sin embargo, según reportes de los Gobiernos Asiáticos y entidades de supervisión, afirman, que solo una pequeña parte de lo que les llega se puede recuperar y por lo tanto el restante a de ser incinerado, disponerlo en vertedero o en el peor de los casos arrojándolos al medio ambiente. En conclusión, los países en vía de desarrollo se verán condenados a seguir trabajando en condiciones paupérrimas para poder seguir el alto ritmo de producción de desechos de los países desarrollados, que en un principio se suponen tienen modelos ambientales sostenibles.

 

  1. Creadores de una moda rápida de materiales ecológicos: se promueve ropa biológica y sostenible proveniente de celulosa extraída de la madera, pero que debe ser mezclada con químicos como el sulfuro de carbono y el acido sulfúrico para obtener la tela llamada viscosa, este proceso es altamente peligroso para la salud por la emisión de vapores y altamente contaminantes cuando es vertido en las fuentes hídricas. En conclusión, los países que fomentan un minimalismo en la forma de consumir impulsan la creación de moda rápida descentralizada, produciendo tales productos en países del tercer mundo en donde sí pueden contaminar por la fragilidad económica, política y social en la que viven, mientras ellos mantienen sus recursos a salvo para su consumo.

 

A algunos países ricos les es indiferente la pobreza, desigualdad o daño ambiental que generen, siempre y cuando tengan asegurados sus recursos para seguir con su estilo de vida.

 

*Michelle Atala Urrea Vivas: Estudiante de Doctorado en Ingeniería Ambiental por la Universidad Politécnica de Catalunya. Master en Ingeniería Ambiental por la Universidad Politécnica de Catalunya. Ingeniera industrial y Abogada. Actualmente se desempeña como asesora e investigadora en temas de política y economía ambiental.