Crisis económica y grave desabastecimiento

Ya se registran graves faltantes de alimentos esenciales como pollo, leche, yogurts, aceite, azúcar, yerba, harinas en varios supermercados del país. A su vez, los productos de higiene, cremas, cosméticos, perfumes y juguetes se comercializan en cajas plásticas de seguridad para evitar los robos.

El hecho mismo de que el queso de rallar ya tenga incorporado una alarma de seguridad es un claro diagnóstico de la grave crisis inflacionaria que está atravesando el país como consecuencia del aumento de la oferta monetaria y de la caída en la demanda de Pesos. Además, es probable que la inflación esté en torno a los tres dígitos para finales de año.

Los faltantes de productos también encuentran su origen en las pésimas medidas económicas del Estado: Precios cuidados (controles máximos y mínimos); impuestos que oscilan en torno al 50% en alimentos; cepo a las importaciones; cepo al dólar; restricciones y confrontación con el sector agropecuario; eliminación de incentivos al emprendedurismo; la amenaza constante en la aplicación de la ley de Abastecimiento; la ley de góndolas; y el aumento del gasto público vía déficit fiscal.

A esto, podemos sumarle las confrontaciones políticas internas del oficialismo; la falta de gobernabilidad; la ausencia de credibilidad en los funcionarios; las políticas económicas de corte colectivista; a la oposición mayoritaria que no propone alternativas; y principalmente a un modelo populista que ha agotado el capital.

Un dato aún más abrumador, ya en febrero de este año el billete de $1000 (el de máxima denominación en circulación) perdió el 92% de su valor. Hoy equivale a U$S3 al dólar blue de $322. Y si lo tomamos al pico máximo que alcanzó hace unos días ($350) equivale a U$S2,85.

Una vez más, el estatismo económico ha fracasado.