Ataque islamita a comunidad LGBT en Oslo

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“Spiked-online” informaba que hace pocos días un presunto terrorista islamista entró en un bar gay, un club de jazz y un pub en la víspera de la marcha del Orgullo de Oslo; armado con un arma totalmente automática abrió fuego, matando a dos personas e hiriendo a 21.
Es llamativo por varios aspectos, porque allende del silencio mediático, a uno como aficionado al séptimo arte, “Oslo” le recuerda a un personaje muy especial en la serie “Casa de Papel” el cual era un soldado del báltico devenido en mercenario que no teme ocultar su homosexualidad. En esta coincidencia uno puede pensar rápidamente en la coincidencia de la corrección política y el discurso cultural; “Oslo” es ahora un símbolo de resistencia LGBT, pero el presunto autor de los disparos, un ciudadano noruego de 42 años, era conocido por los servicios de seguridad como un «presunto islamista radicalizado».
Es también cierto que Noruega padece un proceso de “islamización”; la gran pregunta es cómo un progresista ateo y defensor de la diversidad podría cuestionar otras civilizaciones desde su relativismo moral. Seguramente aluda a los derechos humanos, tema fundamental abordado en las últimas temporadas de la serie premencionada, pero si uno indagada, tales nociones emergen de la Iglesia Católica desde pensadores tales como San Agustín, Santo Tomás de Aquino, Santo Tomás Moro o juristas de antaño como Francisco Suarez o Francisco de Vitoria.
Lo cierto es que el progresismo guarda silencio ante lo que no puede criticar sin contradecirse; su relativismo cultural acabó con la vida de sus propios activistas. Esta tragedia muestra una vez más la incompatibilidad de Occidente (lo poco que sobrevive de Occidente) con las demás culturas romantizadas por el globalismo. No se puede construir una regla desde una excepción y no todo creyente de otros credos es un asesino en masa, pero sí es prudente resaltar el nulo abordaje mediático dado que aquí no puede culparse de “homofobia” a simples conservadores que no quieren que sus hijos tomen clases de “matemática con perspectiva de género”.