Alabama se suma a la defensa de los niños

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Según informa LifeSiteNews, InfoCatholica y FSSPX.Actualités, “La gobernadora de Alabama, Kay Ivey, firmó el viernes un proyecto de ley que prohíbe los procedimientos de «transición de género» para los niños, y un proyecto de ley, inspirado en la ley de Florida sobre derechos parentales en la educación, que suprime la ideología LGBT en las aulas de las escuelas primarias.”
La Ley de Protección de Niños Vulnerables de Alabama penaliza la prescripción de bloqueadores de la pubertad u otras drogas destinadas a modificar el sexo de un menor o retrasar la pubertad a menores de 19 años. El proyecto de ley también prohíbe las cirugías de esterilización para menores, incluidas la «castración, la vasectomía, la histerectomía, la ooforectomía, la orquiectomía y la penectomía», así como los procedimientos que «construyen artificialmente tejidos que tienen la ‘apariencia de genitales diferentes al sexo del individuo’. Los médicos que receten medicamentos para la «transición de género» a niños o que les realicen una cirugía mutilante pueden enfrentar hasta diez años de prisión según la actual modificación legal.
Dijo la gobernadora Ivey: “Nuestros jóvenes enfrentan desafíos muy reales, sobre todo debido a las presiones sociales y la cultura moderna de hoy. Creo firmemente que, si el Buen Dios te hizo niño, eres niño, y si te hizo niña, eres niña… Sobre todo, debemos proteger a nuestros hijos contra estos medicamentos y cirugías radicales que alteran su vida, cuando se encuentran en una etapa tan vulnerable de sus vidas… En cambio, concentrémonos en ayudarlos a desarrollarse adecuadamente y convertirse en los adultos que Dios quiso que fueran… Alabama seguirá protegiendo a nuestros niños y no permitirá que los liberales fuera del estado como Jen Psaki y la Casa Blanca de Biden nos digan qué hacer.”
Alabama, Arkansas, Tennessee, Texas, Florida, Idaho y Mississippi son ejemplos de cómo los padres pueden hacer valer sus derechos frente al progresismo. Esta avalancha de medidas estatales se da en un contexto de reconocimiento internacional de los efectos nocivos ocasionados por los procedimientos transgénero en niños, niñas y adolescentes.