Abraham Lincoln y Alexander II de Rusia juntos contra los Rothschild

En 1861 Lincoln se acercó a los grandes bancos de New York en un intento de obtener préstamos para financiar la Guerra Civil. El 100% de todos los grandes bancos de New York estaban bajo la influencia del imperio Rothschild; un imperio construido sobre la financiación de guerras.

Los bancos ofrecieron a Lincoln un trato con un interés de entre el 24% y el 36%, sabiendo muy bien que EEUU simplemente no podía permitirse este préstamo. Esto enfureció a Lincoln; por lo tanto, el Presidente Lincoln decidió imprimir su propio dinero.

El 4 de marzo de 1861, Abraham Lincoln asume como Presidente y, poco después, el 12 de abril, inició la Guerra de Secesión.

«Combinaciones demasiado poderosas como para ser suprimidas por la maquinaria ordinaria del gobierno asumieron el control de varios estados del sur», aseguraba Lincoln.

El problema del dinero y el estado del Norte y del Sur

En 1862, Lincoln había impreso U$S 449.338.902 para financiar la Guerra Civil. En 1863, Lincoln descubre que el Zar de Rusia, Alexander II Nikoleyévich, también estaba teniendo problemas con Rothschild.

Rothschild estaba intentando establecer un banco central en Rusia y Alexander no lo permitió. El zar de Rusia no era enemigo de Rothschild como lo era Lincoln; sin embargo, todavía tenían una gran aversión el uno por el otro. Fue en este momento que Alexander II Nikoleyévich le brinda a Lincoln el apoyo que necesita.

En 1863 se aprueban las Leyes Bancarias Nacionales de 1863 y 1864, que fueron las leyes bancarias federales de los EEUU que establecieron un sistema de bancos nacionales y crearon el Sistema Bancario Nacional de los EEUU.

Sin un mecanismo nacional para la emisión de moneda, la administración Lincoln no podría explotar los poderes y lagunas que, por ejemplo, Gran Bretaña podría tener con su banco central, para financiar los altos gastos involucrados.

La Ley del Banco Nacional de 1863 fue aprobada el 25 de febrero de 1863 y fue el primer intento de establecer un sistema bancario federal después de las quiebras del Primer y Segundo Banco de los EEUU. La ley permitió la creación de bancos nacionales, estableció un plan para establecer una moneda nacional respaldada por valores gubernamentales en poder de otros bancos y le dio al gobierno federal la capacidad de vender bonos y valores de guerra (para ayudar al esfuerzo bélico).

En el discurso del Estado de la Unión de 1864, Lincoln dijo que «el sistema nacional creará una influencia confiable y permanente en apoyo al crédito nacional y protegerá a las personas contra las pérdidas en el uso del papel moneda».

El Presidente Lincoln reconoció que el papel moneda poco fiable y el crédito inadecuado eran problemáticos. Junto con su Secretario del Tesoro, Salmon P. Chase, concibió el sistema bancario nacional y la Oficina del Contralor de la Moneda para regularlo y supervisarlo bajo vigilancia y reglamentos estrictos.
El 25 de febrero de 1863, el presidente Lincoln promulgó la Ley de Moneda Nacional. La Ley estableció la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC), encargada de organizar y administrar un sistema de bancos autorizados a nivel nacional y una moneda nacional uniforme. En junio de 1864, la legislación sufrió modificaciones sustanciales y pasó a ser conocida como Ley del Banco Nacional. Modificada y complementada a lo largo de los años, la Ley del Banco Nacional continúa proporcionando el marco de gobierno básico para el sistema bancario nacional en la actualidad. De esta manera, se podría mantener a los bancos seguros, sanos y salvos, y así asegurar que obedecieran las reglas, para brindar apoyo a las empresas consumidores y al resto de la comunidad.
Así las cosas, los «Estados del Sur» estaban en una situación económica difícil, a causa de las acciones de los «Estados del Norte», y existían dos obstáculos:

  • Los industriales del Norte habían utilizados aranceles comerciales para evitar que los del Sur compraran productos más baratos.
  • Europa detuvo las importaciones de algodón del Sur.

Los Confederados (el Sur) creyeron (les hicieron creer, y luego veremos por qué) que los europeos intervendrían al ser tan dependientes del algodón del Sur. Pero no fue así, y no reconocieron a los Estados Confederados.

La causa de la Guerra de Secesión, como se cree en general, no fue la esclavitud, sino la economía. Y Lincoln, en su discurso presidencial de 1865, decía lo siguiente:

«No tengo ningún propósito de interferir con la institución de la esclavitud en los EEUU donde existe. Creo que no tengo el derecho legal de hacerlo, y no tengo ninguna inclinación a hacerlo».

El Plan Rothschild

Desde el Reino Unido, un plan perfecto se tramaba para la división y enfrentamiento de EEUU. Siendo uno de los personajes clave el de un abogado y político, senador de Luisiana, Primer Fiscal General de los Estados Confederado, y quien sería luego el 2° Secretario de Guerra de los Estados Confederados, además de Tercer Secretario del Estado Confederado: Judah Philip Benjamin (1811-1884), uno de los conspiradores que colaboraron en desatar la Guerra Civil.

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Salomon James de Rothschild (1835–1864), se refirió a Benjamin como «la mente más grande de Norteamérica» y decía: «He perdido todo, menos el respeto por el único hombre que jamás supo hacer frente a una carrera perdida», resaltando la habilidad de Benjamin para enfrentar las circunstancias difíciles durante y después de la Guerra Civil.

Benjamin marcó un hito, ya que fue el primer judío (hijo de padres judíos sefardíes de Londres) en ocupar un puesto de gabinete en Norteamérica y primero en ser elegido senador, donde se hizo famoso en el Congreso por sus discursos esclavistas.

En 1853 un hecho clave ocurre, y es que estrecha amistad con Jefferson Davis, quien será presidente del Sur, de 1891 a 1865.

Benjamin trabajaba para la firma de abogados de John Slidell, y siendo Slidell el tío de la esposa de otro de los conspiradores para iniciar la Guerra Civil, August Belmont, que había llegado de Londres como agente Rothschild para administrar los negocios en Cuba (1837) y que terminó viajando a EEUU y administrando en New York cuando se supo que el país había entrado en crisis financiera.

August Belmont (1813-1890), fue un financiero, diplomático y político germano-estadounidense de origen judío. Sus parientes convencieron a la familia Rothschild, que eran parientes por matrimonio de su abuela y ya destacados financieros europeos, para que lo capacitaran para los negocios. Fue asistente de oficina de la Casa de Rothschild, el banco más poderoso de Europa, en Reino Unido. Luego fue ascendido y enviado a Italia. Y más tarde, cuando debió realizar el viaje forzado a EEUU, la razón fue porque un banco que manejaba los negocios de los Rothschild había fracasado en la crisis financiera conocida como «Pánico de 1837». Debiendo así comenzar una nueva empresa, «August Belmont & Company», firma que se estableció sin capital, pero que fue suficiente para salvar los intereses de los Rothschild.

August Belmont: Influential Banker in 19th Century New York

A fines de 1850 Belmont ya ejercía una gran influencia en el Partido Demócrata, y con el tema de la esclavitud amenazaba dividir la nación. Apoyó luego enérgicamente la causa de la Unión durante la Guerra Civil como un «demócrata de guerra».

Sabemos ahora que Judah Benjamin estaba fuertemente vinculado con el Estado Confederado, llegando a entablar amistad con el mismísimo Presidente Jefferson Davis, y que dentro de la firma de abogados donde trabajaba estaba John Slidell, quien a su vez era tío de la esposa de August Belmont (Caroline Slidell), vinculado directamente con la Unión, teniendo así la certeza de que este grupo de personas con poder tenían conocimientos y vínculos tanto con el Norte y el Sur. Lo que queda descifrar es quién era John Slidell.

John Slidell (1793-1871) era un político, abogado, propietario de esclavos, hombre de negocios estadounidense, y miembro destacado del Partido Demócrata en Luisiana, a través del Union Club de la ciudad de New York. Ya varios años antes, en 1850, Slidell animó a Belmont a entrar en política. Belmont había votado por candidatos demócratas desde su naturalización en 1844.

Según una versión de los hechos, Belmont también utilizó su influencia entre los líderes empresariales y políticos europeos para apoyar la causa de la Unión en la Guerra Civil, tratando de disuadir a los Rothschild y otros banqueros franceses de prestar fondos o créditos para compras militares a la Confederación y pedía reunirse personalmente en Londres con el Primer Ministro británico, Lord Palmerston, y miembros del gobierno imperial francés del emperador Napoleón III en París.

Sin embargo, la evidencia recopilada por Mira Wilkins, en The History of Foreign Investment in the United States to 1914 (Cambridge, Harvard, 1989) cuenta otra historia. Ella escribe: “Un préstamo de la Confederación, concedido en Londres en 1863 y comercializado en Londres y París, tuvo un exceso de solicitudes” (p. 103). Salomon de Rothschild estuvo en los EEUU entre 1859 y 1861 y quedó cautivado por el sur de EEUU. Belmont escribió a su casa el 28 de abril de 1961, instando a los Rothschild a utilizar su influencia para que se reconociera la Confederación. Veía al Norte como totalmente culpable” (p. 677 n. 90). El préstamo de la Confederación “también fue aceptado en Liverpool, Amsterdam y Frankfurt. Stanley Chapman califica el préstamo a la Confederación como «quizás el préstamo más audazmente exitoso del siglo»… John Slidell (el tío de la esposa de August Belmont) organizó el préstamo de la Confederación. La hija de John Slidell, Marguerite Mathilde Slidell, se casó con el barón Frederic Emile d’Erlanger (hijo de Raphael Erlanger, banquero judío convertido al cristianismo por su esposa Margaret Helene Albert), de Frankfurt, Alemania, que participó en ese préstamo; su hijo, el barón Emile Beaumont d’Erlanger, se convertiría en el socio principal de Emile Erlanger & Co., Londres (basado en un árbol genealógico de Belmont Family Papers, Universidad de Columbia)” (677 n. 94).

El barón D’Erlanger, uno de los principales banqueros de París, inventó los bonos de alto riesgo para los países en desarrollo. Y entre tantas inversiones, ya sea ferrocarriles, minas de África, América del Norte, del Sur, y Europa, también invirtió en algodón de los Estados Confederados.

En New York, Belmont ayudó a organizar la Asociación Democrática Vigilante, que buscaba promover la unidad prometiendo a los sureños que los empresarios de New York protegerían los derechos del Sur y mantendrían a los miembros de tierras libres fuera de sus cargos.

Ya en 1862, Belmont y Samuel Tilden compraron acciones del New York World para convertirlo en un importante órgano de prensa demócrata con la ayuda de Manton M. Marble, su editor en jefe.

El Chicago Tribune acusa a August Belmont y los Rothschild de conspirar contra la Unión

«Los bonos confederados de Belmont» The Chicago Tribune 1864, 16 de octubre:

Según el Chicago Tribune en 1864, Belmont estaba comprando bonos del Sur en nombre de los Rothschild como su agente en New York porque respaldaba la causa del Sur.

“Quizás sea algo halagador para nuestro orgullo nacional saber que los Rothschild, que sostienen todos los despotismos en Europa, han llegado a la conclusión de que sería más barato comprar uno de nuestros partidos políticos (Demócratas), y de esa manera asegurar la disolución de la Unión, que tener a sus agentes en Inglaterra y Francia interfiriendo y luchando contra nosotros.

Pero los irlandeses y los alemanes tienen algo que, para abreviar, todos consideraremos una «cosecha», y este hecho se queda en su cosecha: que los opresores de Irlanda y Alemania, los reyes del dinero de Europa, no se atreven a llevar a cabo su primer proyecto favorito de derribar este Gobierno mediante la intervención armada de Inglaterra y Francia, que Belmont declare con su propia firma, si puede, que él y los Rothschild no han operado, directa o indirectamente, en su propio nombre o en el de otros, en Cepas confederadas durante esta rebelión. Hasta que pueda afrontar la música con ese estilo, poco importa qué melodía puedan tocar cualquiera de los silbatos de centavo de Copperhead, ya que muy rara vez están autorizados a decir algo que sea verdad».

Buscando capitalizar las divisiones en el Partido Republicano al final de la guerra, Belmont organizó nuevas reuniones del partido y promovió a Salmon P. Chase (ex Secretario del Tesoro de los EEUU desde 1861, y más tarde Presidente del Tribunal Supremo de los EEUU en 1864) para presidente en 1868, el candidato que consideraba menos vulnerable a las acusaciones de deslealtad al Partido durante las administraciones republicanas/unionistas de Lincoln-Johnson (1861-1869).

Con todo lo expuesto, es posible dilucidar que Belmont jugaba y trabajaba fomentando las divisiones del Norte y el Sur, financiando ambos bandos desde la sucursal Rothschild de Londres (al Norte) y de Paris (al Sur).

Otro de los contactos de Belmont fue Jay Cooke (1821-1905), un financiero estadounidense que contribuyó a la obtención de fondos para el esfuerzo de guerra de la Unión durante la Guerra Civil estadounidense, encargándose de vender emisiones de bonos en Europa a la Unión, en arreglo con Belmont.

Cooke trabajó con el Secretario del Tesoro, Salmon P. Chase (que fue promovido por Belmont), para obtener préstamos de los principales banqueros de las ciudades del norte. Cooke y su hermano, editor de un periódico, habían ayudado a Chase a conseguir su cargo presionando por él, a pesar de que todos eran ex demócratas.

«J y W Seligman & Co» (de Joseph y James Seligman, banqueros y empresarios estadounidenses de origen judío), era el banco de inversión y enlace con los Rockefeller (Standard Oil) y la dinastía Speyer (Speyer & Company).

Sus hermanos menores, William, Jesse, Henry y Leopold, también participaron en la empresa. Gracias a William, la tienda recibió contratos del gobierno para suministrar uniformes de soldado para el Ejército de la Unión en la Guerra Civil estadounidense. Estos contratos ascendieron a varios millones de dólares. Una parte del pago de los uniformes se realizó en forma de deuda gubernamental emitida a nivel federal, para la cual los Seligman tuvieron que encontrar compradores para obtener efectivo inmediato para las operaciones.

Durante la Guerra Civil, Seligman fue responsable de ayudar a la Unión mediante la colocación de 200 millones de dólares de bonos, en «una hazaña» que W. E. Dodd calificó de «casi tan importante como la batalla de Gettysburg».

La aparición del Zar Alexander II de Rusia

Está bien documentado y anotado en la historia que Inglaterra y Francia planeaban ponerse del lado del Sur. Inglaterra y Francia intentaron convencer a Alexander de que se uniera a ellos, incluso intentaron sobornarlo, pero él se negó.

Después de que Inglaterra y Francia no lograron obtener el apoyo de Rusia, Alexander «declaró públicamente» que si Inglaterra y Francia intervinieran activamente en la guerra civil estadounidense y se pusieran del lado del Sur, Rusia consideraría tal acción como una declaración de guerra y apoyaría plenamente a Lincoln y al Norte. El zar de Rusia envió su flota del Pacífico a los puertos de San Francisco y de New York para disuadir a Inglaterra y Francia de unirse al Sur. Al Norte le resultó extremadamente difícil ganar la Guerra Civil contra el Sur por sí solo. ¿Te imaginas si el Sur tuviera Inglaterra y Francia para apoyarlos?, el Norte habría sido aplastado en poco tiempo.

Alexander siempre estuvo fascinado por EEUU. Su primera carta de muchas al presidente Lincoln está fechada el 21 de septiembre de 1860 (esta es sólo una de las 21 cartas de Alexander al presidente que se encuentran en los Archivos Nacionales), menos de un mes después de la toma de posesión de Lincoln. Esta es una carta genial en el sentido de que es extremadamente amigable y personal. No bromeo cuando digo que el zar de Rusia le estaba contando al nuevo presidente de los EEUU, Lincoln, sobre su hijo recién nacido, el gran duque Pablo, en una carta que parecía provenir de una persona común y corriente; Ciertamente no de uno de los hombres más poderosos del mundo en ese momento.

Si bien Alexander mostró un gran respeto y admiración por EEUU, otro ruso muy conocido y respetado también mostró una inmensa admiración por EEUU; un historiador llamado Alexander Gorchakov. Alexander Nikoleyévich nombró canciller y Ministro de Asuntos Exteriores al historiador Alexander Gorchakoy .

Alexander Gorchakov, Canciller y Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, afirmó y cito: «La Unión Americana ha mostrado al mundo un espectáculo de prosperidad sin ejemplo en los anales de la historia».

Gorchakov era famoso por sus charlas motivadoras a los militares rusos estacionados en Estados Unidos durante la Guerra Civil. Si bien existen más, este fue el primer mensaje de Gorchakov (palabra por palabra) a los militares rusos que actuaban como guardaespaldas y protectores de una manera (un elemento disuasorio) para el Norte que claramente habría sido derrotado rápidamente con la ayuda de Inglaterra y Francia apoyando a los Sur.

«Durante más de ochenta años de existencia, la Unión Americana debe su independencia, su imponente ascenso y su progreso a la concordia de sus miembros, consagrados, bajo los auspicios de su ilustre fundador, por instituciones que han sabido conciliar unión con la libertad… En nuestra opinión, esta unión no es sólo un elemento sustancial del equilibrio político mundial, sino que además representa la nación hacia la cual nuestro soberano y Rusia en su conjunto muestran el interés más amistoso».

A continuación se muestran solo algunos ejemplos de cosas que hizo Alexander (la abolición de la esclavitud es una de ellas) que son similares a los logros de Lincoln; por lo tanto, considero a Alexander II Nikoléyevich el Abraham Lincoln de Rusia.

En 1649, Rusia instituyó una ley que convertía a los siervos (también conocidos como campesinos) en propiedad de las propiedades y convertía la fuga de esas propiedades en un delito penal. A partir de ese momento, todos los siervos fueron esclavos. Sus dueños podían hacer con ellos lo que quisieran; venderlos e incluso golpearlos por desobediencia.

En 1861, Alexander anunció 17 actos legislativos que prohibirían a los rusos poseer surf. Además, todos los surfistas podrían comprar tierras a sus propietarios. El Estado adelantaría el dinero a los terratenientes y lo recuperaría de los campesinos en 49 sumas anuales conocidas como pagos de rescate.

En 1861, los 23 millones de siervos de propiedad privada se emanciparon tras el decreto emitido por Alexander II Nikoleyévich que les concedía plenos derechos de ciudadanía libre, a casarse sin tener que obtener el consentimiento, a poseer propiedades y a poseer un negocio.