Jair Bolsonaro, concluyó este jueves en Budapest la gira europea. A diferencia de sus antecesores, para los que una visita a Europa pasaba obligatoriamente por Madrid, Berlín o Bruselas, Bolsonaro se embarcó en un viaje a Urania, Rusia y Hungría. De no haber sido por la presión de EEUU, también hubiera visitado la ultraconservadora Polonia, una escala que el Gobierno de Varsovia canceló a última hora por supuestas razones de agenda.
«Hay muchas informaciones relacionadas con esta región que llegan al extranjero de una manera distorsionada», declaró Bolsonaro tras entrevistarse con su homólogo húngaro, János Áder, En su línea, Bolsonaro dio a entender que las críticas a Brasil por la deforestación del mayor bosque tropical del mundo forman parte de un ataque contra la economía del país.
Para el primer ministro húngaro, Viktor Orban, que también busca este año su reelección, la visita de Bolsonaro también se lee en clave electoral. Cuestionado en la UE por su deriva autoritaria, Orban se esfuerza por tejer lazos más allá de las fronteras comunitarias, ya sea con Rusia o China, máxime cuando, como Bolsonaro, ha perdido el aliado que para ambos fue el ex presidente estadounidense Donald Trump.
Bolsonaro fue recibido en Budapest con honores militares y su comparecencia ante los medios tras su encuentro con Orban fue una exhibición de la sintonía ideológica entre ambos. No tuvo que someterse, como en Moscú, a un aislamiento preventivo por COVID antes de reunirse con Vladimir Putin en el Kremlin. Orban no fue tan estricto con el presidente del país más poderoso de América del Sur.
La afinidad entre ambos ya quedó patente en 2019. Orban fue uno de los contados líderes europeos que acudieron a su toma de posesión y Bolsonaro es el primer presidente brasileño que visita el país centroeuropeo. «Hungría, nuestro pequeño gran hermano europeo es un país soberano que no está gobernado por las ONG internacionales, promueve el liberalismo económico y defiende sus tradiciones», ha repetido Bolsonaro, dispuesto a estrechar lazos de amistad y a reforzar unas relaciones comerciales bilaterales que no calificó, pues son prácticamente irrelevantes. En términos de comercio exterior Hungría y Polonia, sumados, representan el 0,5% del total de las exportaciones brasileñas.
Para Brasil, la visita de Bolsonaro a Hungría no se traducirá en grandes negocios, un impulso a las negociaciones con el Mercosur o en más financiación al desarrollo. Tampoco Hungría tiene en el tablero internacional el peso necesario para facilitar al gigante suramericano el acceso al Consejo de Seguridad de la ONU. Su gira, por tanto, no responde a intereses comerciales o estratégicos. Forma parte de una campaña electoralista que, por un lado, pretende contrarrestar la acogida con la que Lula es recibido en Europa occidental y, por otro, escenificar ante el electorado que con él en la Presidencia, Brasil tiene voz en el mundo.
La defensa de la familia tradicional puede tener especial repercusión en Hungría, criticada por la Unión Europea (UE) por la promulgación de normativas que vetan la «promoción de una identidad de género diferente a la del nacimiento, el cambio de sexo y la homosexualidad» a menores de 18 años.
Bolsonaro y Orban no han abordado en profundidad la situación en Ucrania, como tampoco lo hizo el mandatario brasileño con Putin. Se limitaron a intercambiar opiniones sobre si habrá o no a guerra entre Rusia y Ucrania, pues la conversación transcurrió sobre aspectos bilaterales y cuestiones que les unen, como «la protección de la familia», citó Bolsonaro a modo de ejemplo.
«Los gobiernos de Brasil y Hungría comparten ideas que pueden resumirse en cuatro palabras: «dios, patria, familia y libertad», dijo el presidente brasileño en una declaración ante la prensa sin derecho a preguntas. «Luchamos juntos por la defensa de las familias y por que la sociedad se mantenga saludable. Es algo que no podemos perder», enfatizó. Era un apoyo implícito a la promulgación en Hungría de normativas que vetan la «promoción de una identidad de género diferente a la del nacimiento, el cambio de sexo y la homosexualidad» a menores de 18 años.
Orban, por su parte, destacó el carácter histórico de la visita de Bolsonaro y la coincidencia entre ambos en muchos asuntos como en el rechazo de la inmigración, lo que sienta una base estable para la cooperación bilateral. Hasta ahora, se han firmado tres acuerdos, uno sobre gestión hídrica, otro de cooperación humanitaria y un tercero de defensa. Orban anunció en ese sentido la compra de dos aviones militares de transporte Embraer KC-390 a Brasil, que serán entregados en 2023. No se desvelaron cuantías.