Cuando el presidente Joe Biden y el líder ruso Vladimir Putin se encontraron cara a cara el año pasado, promocionaron con orgullo cómo, “incluso en períodos de tensión”, Washington y Moscú podrían cooperar en cuestiones nucleares.
Un año y una guerra después, incluso esa cooperación a nivel existencial parece inestable.
Más urgentemente, los combates en curso alrededor de una planta de energía nuclear ucraniana capturada por las fuerzas rusas han inyectado una nueva incertidumbre en una relación nuclear entre EEUU y Rusia que ya estaba tambaleándose por la operación en Ucrania por parte de Putin y las sanciones posteriores de EEUU y Europa a Moscú.
Pero la operación militar y sus consecuencias han afectado una variedad de otros temas relacionados con la energía nuclear, desde las conversaciones nucleares con Irán hasta las recientes discusiones internacionales sobre el Tratado de No Proliferación Nuclear, un pacto fundamental.
Rusia y EEUU también han estado enredados por las inspecciones de las instalaciones de armas nucleares de cada lado permitidas por el tratado New START. Existe el temor de que New START, el último tratado de control de armas entre los dos países, no se renueve o reemplace si las tensiones entre las potencias nucleares empeoran.
Rusia y EEUU tienen los dos arsenales nucleares más grandes del mundo. Incluso durante la Guerra Fría, Washington y Moscú pudieron cooperar en formas de evitar un desastre atómico. Aún así, la sensibilidad de todo lo relacionado con la energía nuclear significa que ambos países deben asegurarle al mundo que pueden cooperar ahora, dicen exfuncionarios y analistas.
“EEUU y Rusia, a pesar de sus diferencias, tienen la responsabilidad especial de evitar una catástrofe nuclear”, dijo Daryl Kimball, director ejecutivo de la Asociación de Control de Armas. “Realmente creo que ambas partes tienen interés en continuar con los tratados de control de armas. No son solo relaciones públicas. La pregunta es si pueden superar todos estos otros problemas y obstáculos que la guerra de Rusia sin duda ha creado”.
La preocupación más inmediata es la situación en una planta de energía nuclear en el área de Zaporizhzhia, en el sur de Ucrania.
A principios de este año, cuando las sanciones internacionales golpearon su economía tras la invasión de Ucrania, Rusia trató de encontrar algún alivio a través de las conversaciones con Irán. Moscú exigió que un acuerdo restaurado con Irán incluya exenciones que protejan el comercio ruso con Irán de las sanciones estadounidenses y europeas.
Pero eso fue imposible para EEUU y sus aliados europeos, y Rusia finalmente dejó el asunto. Sin embargo, persiste la preocupación de que una creciente asociación iraní-rusa, evidente en la visita de Putin a Teherán el mes pasado, a la larga les dará a ambos países algún alivio de los diversos regímenes de sanciones que enfrentan.