María Lvova-Belova, exsenadora de 38 años del Partido Rusia Unida, enfrenta acusaciones de crímenes de guerra por la presunta deportación y transferencia ilegal de niños desde las áreas ocupadas por las fuerzas rusas en Ucrania hacia el territorio ruso, según la CPI.
Ella expresó orgullo el pasado viernes por su labor de reubicación de menores de los territorios del este de Ucrania que Rusia considera como parte de su Estado.
«Es maravilloso que la comunidad internacional haya apreciado este trabajo para ayudar a los niños de nuestro país», dijo Lvova-Belova a la agencia de noticias rusa Ria Novosti.
El 17 de marzo de 2023 la Corte Penal Internacional emitió una orden de búsqueda y captura internacional contra ella por la «deportación forzada de niños ucranianos desde zonas ocupadas de Ucrania a territorio ruso». Al conocer la noticia comentó que:
«Es maravilloso que la comunidad internacional haya apreciado este trabajo para ayudar a los niños de nuestro país, que no los dejemos en zonas de guerra, que los saquemos, que creemos buenas condiciones para ellos, que los rodeemos de personas cariñosas y afectuosas. Hubo sanciones de todos los países, incluso Japón, en mi contra, ahora hay una orden de arresto, me pregunto qué pasará después, bueno, seguimos trabajando».
Cuatro meses antes del inicio de la guerra, Lvova-Belova asumió el cargo de comisionada para los derechos del niño en la oficina presidencial de la Federación Rusa.
Previamente había sido senadora por el óblast de Penza, donde nació en 1984.
Como parte de la invasión rusa, algunos niños ucranianos han sido trasladados a territorio ruso desde las regiones del este de Ucrania anexadas o en disputa tras el conflicto.
Lvova-Belova ha sido responsable del retiro de los niños y su «integración» en Rusia. Desde sus inicios fue figura pública, oradora y organizadora de estos procesos.
La propia funcionaria siempre ha llamado a esto «evacuación» y lo ha explicado como una preocupación por los intereses de los niños. Dijo que «comenzaron a integrarse» en Rusia después de ser colocados en familias adoptivas rusas.
También ha revelado que ella personalmente adoptó a un niño de 15 años, Philip Golovnya, originario de Mariúpol, una de las ciudades ucranianas tomadas durante varios meses por las fuerzas rusas tras la invasión.
Philip, junto con un grupo de niños de Mariúpol, fue llevado en la primavera de 2022, primero a Donetsk y luego a un sanatorio en la región de Moscú, donde fue recibido por la funcionaria.
De hecho, el mes pasado dijo en un evento público que era «gracias» al presidente Putin que pudo lograr la adopción. Ella ya tenía 5 hijos biológicos, pero ha adoptado a otros dieciocho.
En 2016 recibió la Orden del Santo Igual a los Apóstoles Gran Duque Vladímir de 3er grado, concedido por la Iglesia Ortodoxa Rusa (2016) – por el desarrollo de la caridad.
Diploma de Honor del Presidente de la Federación Rusa (29 de octubre de 2018) – por los éxitos laborales alcanzados y muchos años de trabajo concienzudo.
La CPI realizó investigaciones sobre las denuncias de rapto de niños por parte de las fuerzas rusas.
«Mientras estuve allí, visité una de las residencias de ancianos de las que supuestamente se llevaron a los niños, cerca de la actual línea de frente del conflicto. Los relatos de quienes habían cuidado a estos niños y sus temores sobre qué había sido de ellos subrayaron la necesidad urgente de actuar», dijo el fiscal de la CPI Karim Ahmad Khan.