¿Por qué la educación en la Argentina es un desastre?

A mi entender la principal causa es la situación catastrófica en lo académico, disciplinar, pedagógico y humano del profesorado. Los Institutos de Formación Docente, salvo excepciones están plagados de ideología y forman docentes que deforman.

¿Qué es lo que debería saber todo maestro o profesor para poder educar?

Lo primero y más básico, y parece chiste pero no lo saben, es qué es educar. Para poder responder a la pregunta qué es educar es fundamental tener conocimientos previos sobre qué es el hombre, como conoce, como quiere, qué busca, entre otras cosas. Es necesario conocer cómo el hombre debe responder a la pregunta si hay un camino trazado para la relación consigo mismo, con los otros hombres, con las cosas y con la trascendencia. En definitiva, todo maestro o profesor debe tener (y lo tiene pero debe ser consciente de ello) una idea del hombre.

Ese conocimiento antropológico le dará la clave de hacia dónde debe ir el hombre para ser feliz ya que sin el conocimiento de ese fin es imposible educar. Si no sabemos a dónde queremos ir ¿qué camino vamos a tomar, qué plan vamos a trazar? Sin finalidad explícita no hay educación: hay capricho o dominación por medio del adoctrinamiento.

Una vez que el maestro sabe quien es el hombre, para que está en la tierra, cuáles son las normas que rigen la relación de él consigo mismo, con los otros, con su entorno y con Dios, entonces ahí se podrá trazar un plan, saber qué camino debe tomar y qué desafíos tendrá.

¿Enseñan esto los Institutos de Formación Docente?

No, los IFD no enseñan, adoctrinan. La ideología imperante en los IFD invade la currícula y la didáctica de sus formadores. Para estos IFD el hombre es pura materia en desarrollo (algunos consideran que hacía su divinización, otros hacia la felicidad plena por la eliminación de la propiedad privada o por el crecimiento económico ilimitado y algunos en desarrollo hacia la nada) y construye su identidad en la relación con los otros y con las cosas. No hay una naturaleza a desarrollar sino que se lo concibe como una materia amorfa que se hace a través de sus relaciones.

Las implicancias sobre la educación son catastróficas ya que anulan el fundamento por el cual el hombre debe educarse: lograr la perfección de su naturaleza y llegar a Dios. Por un lado, están los que piensan que el hombre se desarrolla hacia la sociedad sin clases. Estos entenderán la educación como la posibilidad de cambiar el pensamiento tradicional heredado trastocando los valores y fundamentos que lo trajeron hasta acá. Por otro lado, estarán los que piensan que el hombre va hacia un crecimiento económico ilimitado y su felicidad radica en obtener “el mayor beneficio al menor costo”. Para estos la educación se transformará en la obtención de las herramientas necesarias para lograr el éxito material sujetando la moralidad de sus actos al fin. Y por último, están quienes consideran que el hombre va rumbo a ser un dios. Este último grupo entiende la educación como el camino para superar las “imperfecciones” que aún tiene la raza humana.

Ninguna de estas propuestas ha demostrado hacer feliz al hombre sino todo lo contrario: ha demostrado un odio visceral a lo humano. Todas estas alternativas no educan, adoctrinan, o sea, no buscan el desarrollo humano de la persona sino más bien su utilización (el comunismo como soldado para la revolución, el liberalismo como engranaje y destinatario de la producción, el nazismo como objeto de modificación según el arbitrio del caudillo o grupo de poder).

En los IFD conviven todas ellas terminando de transformar al hombre en una cosa a manipular en pos de un objetivo. Estas ideas ponen a los hombres al servicio de otros hombres, son ideologías que están movidas por el control, el dominio y el poder ilimitado.

En este sentido los IFD son serviles al Globalismo ya que (des)forman a los maestros y profesores en esta perspectiva de la realidad. No se forman personas, se adoctrina a las mayorías para la aceptación de la tiranía global y a las minorías para gobernar a las masas.

No solo el sistema educativo argentino es cómplice de esta catástrofe humana poniendo los cimientos del gobierno mundial y destruyendo la patria, la tierra de nuestros padres. La mayoría de los sistemas educativos formados a la luz de las innovaciones propulsadas por los organismos internacionales tiene el mismo fin.