El equipo de investigadores de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas muestra en su Informe de Indicadores de Pobreza Energética en España en 2021 que 4,5 millones de personas (9,5% de la población) no pagaron facturas energéticas en fecha y 6,7 millones (14,3% de los hogares) no pudieron mantener una temperatura adecuada en sus hogares. En el primer caso, los datos se mantienen respecto a 2020, pero en el segundo aumenta casi cuatro puntos, es decir, 1,6 millones de personas más respecto a 2020 y el doble comparado con 2019.
El estudio muestra que menos hogares dedicaron un porcentaje desproporcionado de sus ingresos a cubrir sus gastos energéticos, pero, en contraste, muchos más hogares entraron en el oscuro abismo de la pobreza energética oculta severa. Además, los datos indican que casi 3,3 millones de hogares dedicaron un porcentaje desproporcionado de sus ingresos a cubrir sus facturas energéticas y 2 millones de hogares sufrieron pobreza oculta severa. Según la Cátedra de Energía y Pobreza, sin las medidas del Gobierno, la pobreza energética oculta severa habría alcanzado a 200.000 hogares más.
Se analizan dos índices adicionales:
El primero es el M/2, que identifica a un hogar en una situación de gasto insuficiente si dedica a energía menos de la mitad de lo que lo hace un hogar medio en nuestro país. Se ha situado en el 10,12%, frente al 10,32% de un año antes. El segundo es el HEP, que identifica a un hogar en “pobreza energética oculta severa” si gasta menos de la cuarta parte de lo que realmente necesita para cubrir sus necesidades energéticas (gasto energético requerido). Este se ha disparado desde el 4,8% hasta 10,32%.
Por otra parte, los datos que se desprenden de la investigación exponen que casi tres millones de hogares tienen un porcentaje de gasto en energía sobre sus ingresos netos mayor que el doble del de un ‘hogar medio’ y 2,7 millones de familias están en situación de pobreza energética, si se toma como referencia un umbral absoluto basado en una renta mínima estándar, concretamente el SMI. Estas cifras suponen una reducción media del 1,5% respecto a la situación detectada por la Cátedra en 2020.
En palabras de José Carlos Romero, coordinador de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas, autor principal del informe: “Es posible que los ecos de Filomena y el frío que nos dejó durante casi dos semanas en amplias zonas del país calara en el subconsciente de muchos ciudadanos, pero es muy probable también que el indicador esté apuntando a una tendencia creciente en muchas familias a restringir la calefacción por miedo a la factura”.
Finalmente, respecto a las medidas del gobierno, la Cátedra afirma que es justo decir que el gobierno reaccionó a la nueva situación de precios elevados de la energía implantando diversas medidas como la reducción del IVA, del impuesto de electricidad o de cargos y peajes en la factura eléctrica. “En la Cátedra hemos estimado el impacto de esas medidas. Si no se hubieran implementado sobre la factura eléctrica, el indicador HEP en 2021 –el que identifica a un hogar en pobreza energética oculta severa– habría alcanzado el 11,65%, un 1,3% más, lo que equivale a casi 200.000 hogares adicionales”, concluye Efraim Centeno, director de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas.
Los investigadores creen que ese empeoramiento “seguramente recoja dos realidades: los ecos de la tormenta Filomena por un lado y la tendencia creciente en los hogares a gastar menos de lo necesario en energía”. José Carlos Romero, coordinador de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Comillas y autor principal del informe, cree “muy probable” que ese indicador apunte “a una tendencia creciente en muchas familias de restringir la calefacción por miedo a la factura”.
Ya en junio, otro informe elaborado por Cruz Roja junto a la organización sin ánimo de lucro Ecodes señalaba que el 75% de las familias vulnerables atendidas por esta ONG no podían mantener sus casas a temperatura adecuada en 2021.
Los autores del informe señalan que el pasado ejercicio fue “un año de algunas luces y de una gran sombra. Menos hogares dedicaron un porcentaje desproporcionado de sus ingresos a cubrir sus gastos energéticos, pero, en contraste, muchos más hogares entraron en el oscuro abismo de la pobreza energética oculta severa”. “Nos encontramos probablemente ante la dimensión de la pobreza energética más acuciante en nuestro país. Más de un 30% del total de los hogares españoles no consiguió cubrir ni la mitad de su gasto energético teórico”.
Así, se produjo una disminución en el porcentaje de hogares con un gasto desproporcionado en energía (gasto relativo superior a dos veces la mediana nacional), que pasó del 15,2% al 16,1%, asociado “al mayor aumento de las rentas familiares frente al de las facturas energéticas” y a que el precio de la energía se disparó ya en la segunda mitad del ejercicio. También se redujo más de un punto (hasta el 10,1%) el de los hogares con un gasto energético inferior a la mitad de la mediana nacional.
El indicador sobre retrasos declarados en el pago de facturas en los últimos meses se estabilizó en el 9,5%, por lo que “no se percibe” un aumento de la morosidad, “aunque no es una buena noticia que se mantenga en el entorno del 10%”.
El informe también destaca que “las diferencias territoriales vuelven a ser enormes, lo que nos invita a profundizar en las raíces de esa desigualdad e intentar en la medida de lo posible paliarla”. En Andalucía la pobreza energética oculta severa (hogares que están infraconsumiendo energía por motivos de pobreza y no por otras razones) alcanza al 19% de los hogares. Tiene una climatología “bastante favorable durante el invierno”, pero la baja penetración de aparatos de climatización en los deciles de renta más bajos junto a “la elevada demanda de refrigeración y el nivel de ingresos insuficiente crean un caldo de cultivo perfecto para la proliferación de la pobreza energética oculta”.
El Gobierno sostiene que con las medidas adicionales aprobadas ya este año, como el tope al gas y los refuerzos del bono social, los consumidores vulnerables y los vulnerables severos pagan “lo mismo que antes de la guerra”. Las previsiones económicas de Otoño publicadas la semana pasada por la Comisión Europea apuntan que, en un contexto de notable empeoramiento de los indicadores de pobreza energética en toda la UE, España va a estar entre los países europeos en los que menos se van a deteriorar.
El Ministerio para la Transición Ecológica tiene pendiente desde el pasado 15 de octubre publicar los indicadores oficiales de pobreza energética, que ya publicó con un notable retraso en 2021.