Perú y Argentina: Navidad solo para vacunados

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Nota por Fer Iván Soriano – INSTAGRAM: @ferivan_soriano77

“Si no está vacunado, a mi casa, a mi festejo, no viene. No lo invito directamente. Suena muy fuerte, pero es así. La opción es presentar un PCR de 72 horas”.

El común denominador del Socialismo, el Progresismo y el Globalismo es el desprecio por la familia. ¿Qué mejor oportunidad para atacar a esta institución que en Navidad? Momento de encuentro, amor y feliz donde se celebra el nacimiento del Niño Jesús y la conformación de la familia junto a José y María.

Deconstruir, desestabilizar, sembrar odio, resentimiento y división. Esa es la estrategia del Colectivismo que nuevamente vemos en práctica. Hoy las consignas son dos: La Navidad es solo para los vacunados y los no vacunados ya no son familia.

En el caso del Perú, el gobierno izquierdista de Pedro Castillo ha lanzado un reprochable spot donde una joven presenta a su novio (no vacunado) frente a su familia.

“Estará vacunado ¿no?”. Es la primera afirmación de la madre (nótese la negativa de saludar y de darle la bienvenida hasta saber si está vacunado o no). Acto seguido el muchacho es mostrado como un “conspiranoico negacionista que cree todo lo que ve en internet”. Y mientras habla, los comensales alarmados se colocan el barbijo.

La respuesta de la madre de la joven es contundente: “Cuando estes vacunado vuelves. Ahora déjanos disfrutar”. Aquí el mensaje es claro: el no vacunado no solo es un estorbo, es una carga que impide la felicidad del colectivo. Un atentado contra el “bienestar general”.

El novio de la joven continúa siendo exhibido como un delirante y la madre sentencia: “¡Desaparece!”. El muchacho se esfuma y la voz en off se dirige al público diciendo que no sean como el muchacho mientras un cartel afirma recurrir a fuentes oficiales (del Estado). Todo esto mientras los familiares sonríen pues ahora sí “pueden disfrutar”.
El banner continúa con otro mensaje contundente: “No vacunarnos fortalece al virus” más la consigna “Siempre con el Pueblo” y el logotipo del Gobierno del Perú.

Aquí hay varios aspectos para destacar. El primero de ellos es marcar la “complicidad” de los no vacunados con el virus. Pues se plantea que de no inyectarse entonces se es cómplice de la enfermedad, el dolor y la muerte. Es decir, un promuerte.

Seguidamente se acentúa la división social y el enaltecimiento de la figura del Estado como salvador de la sociedad (de aquellos que ellos consideran sociedad). Pues es pueblo todo aquel que se vacuna. Y es anti-pueblo todo aquel que no se vacuna. Es decir, hay ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. Aunque a la hora de pagar impuestos todos son iguales, curioso ¿no?.

Y así tal cual el Socialismo tradicional consideraba el origen de todos los males al capitalista, el Progresismo considera el origen de todos los males al hombre blanco heterosexual, el Globalismo considera al no vacunado como el origen de todos los males.

Respecto al caso argentino, vale mencionar el reciente pase sanitario ya vigente en algunas provincias, pero más aún el tiempo en el que se lo implementa. Pues no es la primera vez que el Estado argentino ataca a la festividad de la Navidad. Ya lo hizo el año pasado con la legalización del asesinato vía aborto a pocos días de pasada la celebración del nacimiento del niño Jesús. Este año, y con todos los problemas económicos donde muchos comercios y empresas están al borde la quiebra, el Estado de la provincia de Buenos Aires lanza la obligatoriedad de un pase sanitario el cual, de aplicarse, dificultará aún más la rentabilidad y el sostenimiento de los empleos.

Ahora se suma otra controversia más pues diversos infectólogos del oficialismo (K) y de la pseudo oposición (JxC) han hecho reprobables declaraciones en el artículo: “La nueva grieta: por qué, según los infectólogos, no deberías pasar las Fiestas ni reunirte con personas no vacunadas” del diario La Nación.

Primeramente, se continúa con la estrategia del miedo basada en el aumento de casos y la llegada de una nueva ola como detonante para alarmar a los familiares vacunados.

El riesgo es el individuo, la solución es colectiva. No invitar a los no vacunados, que los comensales utilicen barbijo, mantenga la distancia social y que, eventualmente, se armen mesas separadas acorde al grado de riesgo por edades o por si finalmente se invita a los no vacunados para que estén separados del resto. Aquí los elementos colectivistas. Nótese hasta que punto el Estado te está queriendo manejar la vida que te dice hasta incluso cómo cenar y pasar una celebración. Esto se llama micro control.

“Al individuo que no tiene ninguna dosis no hay que invitarlo. Puede ser antipático, pero es así. Esto no es una cuestión política ni de derechos o libertades” sentencia Eduardo López, asesor del gobierno nacional e impulsor de la cuarentena más dura, injusta e inmoral que aplicó el Estado durante el 2020.

El absurdo de estos “profesionales de la salud” es evidente cuando se arrogan la facultad de decidir sobre la salud de los demás aún sin su consentimiento. Pongámoslo en estos términos. ¿Usted se atendió con él?, ¿él conoce su historial clínico?, ¿acaso conoce si usted tiene alguna patología previa? Si sus respuestas fueron “No” entonces, ¿qué le hace pensar a dicho médico que sabe mejor que usted cómo velar por su salud?.

Recordemos que, desde que comenzó todo, han fallecido 5.370.190 (aun cuando la OMS pronosticó más de 20.000.000). Cuando desglosamos ese número vemos que en el 2020 fueron 1.880.668 (año en el que prácticamente no hubo vacunación) y que en el corriente año ya han fallecido 3.489.522 (con vacunación).

Vale la pena mencionar un último punto para ejemplificar la doble vara con la que se manejan los colectivistas pues si aplicáramos esta misma lógica con otros actores la indignación sería total. Por ejemplo: supongamos que la Navidad debiera ser solo para blancos y no para los negros. O que la celebración de la Navidad debiera ser exclusivamente para heterosexuales, dejando de lado a los familiares homosexuales. La indignación del Colectivismo sería contundente y la palabra que predominaría sería: Discriminación. Sin embargo, esto aquí no sucede. Porque como en todo tiempo y lugar donde hubo segregación, siempre hubo una excusa para justificarla. Y esta no es la excepción.

Defender la familia, la Navidad y la Libertad debe ser nuestra prioridad.