PEDOFILIA – cada día más legitimada en la «Educación»

«La noción de que está mal incluso con un niño de un año no es muy obvia para mí… No creo que esté mal a ninguna edad»… esas palabras que si un padre escuchara de un docente en el acto enterraría el cráneo del apologista pedófilo en lo más profundo del averno, fueron proferidas por Stephen Kershnar, profesor de la Universidad Estatal de Nueva York en Fredonia.
Tal como se cita de “The Federalist”, Kershnar aparece en un video diciendo que un hombre adulto que tiene relaciones sexuales con una niña de 12 años no está mal, y que decir que está mal es un «error». En el mismo clip, se refiere a la violación pedófila como «sexo entre adultos y niños», otro eufemismo que, al igual que «persona atraída por menores» (MAP) que se usa en un intento de encubrir a la mayor degeneración de todas. Kershnar argumenta que los niños pueden dar su consentimiento libre para tener relaciones sexuales con quien sea; para ello es que expresamente compara la práctica sexual con un menor a la de un niño que participa voluntariamente en deportes o prácticas religiosas.
Lo curioso es que como no está seguro de si violar a bebés es bueno o malo, dice “el pulgar de la balanza debería ir a la libertad” (parece que las defensas a los deseos privados no provienen precisamente de un “marxista”). Kershnar se abre a la posibilidad de que la pedofilia es profundamente dañina para las víctimas, pero simplemente no sabe por qué; cree que podría deberse a intolerantes que estigmatizan la pedofilia. Incluso argumenta los niños hacen cosas que no quieren hacer por obligación de adultos, como si de ir a la Iglesia se tratara. Perspectiva que parece tomada de Thaddeus Russel, quien dice que «todo en la vida de un niño es coerción por parte de los adultos… a menudo para obligar al niño a hacer algo solo para el placer del adulto».

El presentador de podcasts Thaddeus Russel es un ejemplo revelador de cómo estos puntos de vista peligrosos se hayan abierto camino en el “mainstream” a través de medios de izquierda. Russel se ha jactado de haber escrito para el famoso portal progresista “The Daily Beast” en defensa la reducción de edad en las leyes de consentimiento sexual.
State University of New York, Fredonia, aporta el video original donde el docente citado en cuestión habla de las relaciones sexuales con niños como si se tratara de lo más normal del mundo. La universidad sólo hizo su descargo ante el escándalo ocasionado enviando un simple tweet que decía que los puntos de vista de Kershnar son «reprensibles y no representan los valores de SUNY Fredonia de ninguna forma» y señaló que «el asunto está siendo revisado». Luego uno podría pensar qué clase de formación tendrán los profesionales que se encuentren con profesores de dicha calaña. Lo es que las medidas paliativas, o cualquier otro intento para aplacar la furia de quienes están correctamente indignados por la situación, en lugar de remediar la crisis con la más severa e implacable justicia, son totalmente inaceptables e impropias de cualquier institución que espere mantener una pizca de legitimidad. De hecho, cualquier persona que llegue a empatizar en lo más mínimo con este o con cualquier defensor de la pedofilia merece que en su ser se haga sonar el escarmiento a forma de limpiar la sociedad de criminales perversos.
Aunque SUNY Fredonia pudiera llegar a la decisión correcta eliminando al docente de su plantel, se debe reconocer que estas ideas no surgieron de la nada y en forma aislada. La institución está respondiendo a un caso de alto perfil que acaba de ser expuesto, pero se sabe que pululan “intelectuales” que en nombre de la libertad defienden los deseos íntimos con menores. De hecho los alumnos se sorprendieron en lo más mínimo ya que se trata de un profesor que publicó un libro titulado «Pedofilia y sexo entre adultos y niños: un análisis filosófico» en 2015.

Kershnar no es un caso aislado. No ha de olvidarse de aquella noticia donde un profesor transgénero en la Universidad Old Dominion cambió el nombre de los pedófilos como ‘personas atraídas por menores’ (MAP); ello bajo la noción de no estigmatizarlos e incluirlos dentro de la lucha reivindicadora del movimiento LGBT. Algo sobre lo que también se ha escrito es la mención al profesor de la Universidad de Yale con el nombre de Joe Fischel; dicho criminal cuya vida es una carga para la parte sana de la sociedad, argumentó públicamente que a los niños se les debería mostrar desnudos de adultos sin que nadie se escandalice. Este perverso defensor de pedófilos dijo que las marchas LGBT debían permitir que los niños vean a personas desnudas fornicar en la vía pública porque se trata de “libertad y tolerancia”, similar a cuando uno padece un mal olor a causa del vecino o el ruido de las calles; sostuvo que la vista también ha pues de tolerar lo indeseado aun si se es menor.
Los resultados lógicos de estos actos de legitimación se ven en las instituciones K-12 de EEUU, con pornografía gay que se presenta en las bibliotecas escolares, mientras que otras escuelas administradas por el gobierno albergan clubes LGBT para niños de cuatro años, todo sin intervención de los padres. Esto recuerda al accionar propio de los abusadores donde coaccionan sobre los menores para que jamás sepan los padres y así no correr riesgo de morir empalados en la plaza pública. Tampoco se puede olvidar el centro LGBT de la YMCA que organiza eventos solo para jóvenes y acogió a un hombre que crea dibujos que presentan personajes de programas infantiles teniendo sexo.
Hay una clara y deliberada intención de legitimar la pedofilia en las áreas educativas; quizás sea hora de pensar a dónde ha llevado el relativismo de aquellos que dicen que todo proyecto de vida es respetable, ya que como se ha visto, estos docentes e intelectuales difunden ideas sin tocar aun a un niño y por eso siguen vivos difundiendo el error.

La pedofilia es mala, por más que algunos en defensa de la libertad diga que nada malo hay en los deseos íntimos mientras no se toque a nadie. La persona sana no debe aceptar la noción de que los sentimientos a favor de la pedofilia son válidos con los que competir en el mercado de ideas mediante el uso de florituras retóricas.
“El antiliberalismo no es un delito cuando su oponente usa argumentos de mala fe para justificar las atrocidades morales que tienen como objetivo a los más vulnerables entre nosotros, victimizándolos de maneras que ni siquiera pueden comprender.” dijera Spencer Lindquist. Es que ciertamente, no hay nada que discutir con quien se escuda en la “tolerancia, el diálogo y la libertad de expresión” para justificar lo más perverso que puede realizar un monstruo. Con el mal no se dialoga.
Spencer Lindquist en The Federalist explica lo básico para que la persona sana no caiga en eufemismos enfermos propio de perversos:
“1. Negarse a utilizar lenguaje eufemístico y manipulado.
Debes rechazar por completo frases como “persona atraída por menores” o “sexo adulto-niño”, las cuales buscan otorgar simpatía y dignidad a estas atrocidades y a quienes las cometen. Mantenga la autoridad moral con términos que identifiquen con precisión el mal.
2. Siéntete cómodo siendo intolerante.
La tolerancia es un vicio, no una virtud, cuando se te pide que toleres crímenes morales indecibles. Nuestra sociedad ha comenzado a ver la tolerancia como la marca de una persona ilustrada. Rechaza este marco defectuoso, y toda la degeneración y podredumbre espiritual que le ha seguido de cerca.
3. Pelea pelea pelea.
Si alguna vez hubo un momento para ser intransigente, para aferrarse a sus creencias con un celo implacable, este es el momento. La única respuesta adecuada a situaciones como esta es la acción respaldada por la ira justa. Elimina los intentos de normalizar la pedofilia en cualquier lugar y en cualquier lugar donde la encuentres. Publicitarlo.”