«Que Dios nos proteja de que la actual situación política en Ucrania, país hermano que nos es cercano, se utilice de modo que prevalezcan las fuerzas del mal», declaró Kirill en su sermón dominical, quien por lo tanto, parece apoyar la invasión rusa de Ucrania.
Según él, las «fuerzas del mal» son las que «combaten la unidad» de la iglesia ortodoxa rusa con los países surgidos de la Rus, un Estado medieval que se considera el antepasado de Rusia, Ucrania y Bielorrusia.
Desde 2014, Ucrania ha abandonado la esfera de influencia rusa para acercarse a la UE y a la OTAN.
En 2019 se había dotado de una iglesia ortodoxa independiente del patriarcado de Moscú, una decisión histórica que puso fin a más de 300 años de tutela religiosa rusa y provocó la ira de Rusia y de Kirill.
«Debemos hacer todo lo posible para preservar la paz entre nuestros pueblos y, al mismo tiempo, proteger nuestra patria histórica común de todas estas acciones del exterior que pueden destruir esta unidad», continuó el patriarca.
«No debemos permitir que las fuerzas oscuras externas y hostiles se burlen de nosotros», añadió, pidiendo que se rece por «el restablecimiento de la paz» y las relaciones de «buena vecindad».
Kirill confirma la tesis de Vladimir Putin de que «los pueblos ruso y ucraniano comparten una historia de muchos siglos, que se remonta al bautismo de la Rus’ por el santo príncipe Vladimir». Esta unidad otorgada por Dios, «podrá superar las divisiones que han surgido y las contradicciones que han llevado a la guerra actual», argumenta el patriarca. El líder ortodoxo no bendice a las tropas y tampoco los ataques. Por el contrario, hace un llamado a todos apelando a la comprensión mutua, con la esperanza de que todos lo escuchen, empezando por los dirigentes del Kremlin.
El responsable de los ortodoxos rusos destaca la necesidad de ayudar a los refugiados y a los necesitados. Su llamamiento a la comprensión mutua entre las partes en conflicto. Para Putin, sin embargo, el ataque era inevitable: es la defensa de los valores rusos frente a la agresión de Occidente.