«Empezamos a recibir solicitudes de refugiadas ucranianas en Polonia en la primera semana tras el inicio de la guerra en Ucrania», dice Venny Ala-Siurua, directora de Women on Web.
Desde hace más de 15 años, esta ONG con sede en Canadá permite acceder al aborto en países con leyes restrictivas, enviándoles por correo kits de aborto médico para embarazos de menos de 12 semanas, tras una teleconsulta gratuita con un médico.
«Muy pronto tuvimos que organizar un servicio de asistencia en ucraniano», sigue Venny Ala-Siurua. La línea telefónica Women on Web, que ya responde en 16 idiomas en todo el mundo, recibe al menos cinco llamadas diarias de refugiadas ucranianas en Polonia. Desde el comienzo de la invasión rusa, unas 60 de ellas han podido recibir a tiempo kits de aborto.
Polonia, donde casi tres millones de ucranianos, el 90% de ellos mujeres y niños, se han refugiado desde el inicio del conflicto, sólo permite el aborto en caso de incesto, peligro para la vida de la madre o violación.
Pero en el último caso, para poder beneficiarse de la interrupción voluntaria del embarazo la violación debe probarse dentro del plazo previsto. «Tienes que presentar un certificado del fiscal en el que conste que has sido violada. Y antes de eso, hay una investigación. ¿Te imaginas cuánto tiempo toma eso? El aborto ya es muy complicado para las mujeres polacas, pero para las ucranianas es simplemente imposible, agrega Mara Clarke, representante de Aborto sin Fronteras. “Las mujeres ucranianas están ahora sujetas a las mismas leyes atroces contra el aborto, al igual que las polacas”, comenta.
«Las mujeres polacas están acostumbradas a luchar contra la información falsa que existe sobre el aborto en su país. Están muy implicadas en el apoyo a las refugiadas ucranianas», dice Venny Ala-Siurua.
Esta ayuda incrementó su valor luego de que, a finales del mes de abril, la ONG Human Rights Watch (HRW) advirtió respecto a la falta de medidas «para detectar abusos o identificar la necesidad de un tratamiento médico o psicológico adecuado tras una violación o violencia de género» en cinco centros de acogida de refugiados ucranianos visitados en Polonia.
La falta de atención fue negada por la Federación Polaca para la Mujer y la Planificación Familiar, que aseguró a HRW el haber establecido una línea de ayuda ginecológica, y que no tenía conocimiento de ningún caso en el que se hubiera negado atención a mujeres ucranianas tras sufrir violencia.
A principios de mayo, el Parlamento Europeo también pidió a los países, que acogen a las mujeres que huyen de Ucrania, proporcionar acceso a la atención ginecológica, la anticoncepción y el aborto, afirmando que es «inaceptable que a las mujeres que huyen a la UE se les nieguen los servicios básicos de salud sexual y reproductiva».
Aborto sin Fronteras, que trabaja con seis ONG asociadas, dos de las cuales tienen sede en Polonia, afirma haber recibido 326 llamadas de mujeres desplazadas en Polonia entre el 1 de marzo y el 1 de mayo, y que la mayoría pudo abortar de forma segura con pastillas. Al igual que ‘Women on Web’, ha visto aumentar el número de solicitudes desde el comienzo de la guerra.
El riesgo para las activistas polacas
En Polonia, es legal proporcionar información sobre el aborto. Los socios polacos de Aborto sin Fronteras viajan por todo el país y realizan un amplio trabajo. Pero si alguien llama a la línea de emergencia y necesita un aborto, los medicamentos para abortar tienen que ser enviados desde fuera del país. «Muchas mujeres polacas son voluntarias y realizan un maravilloso, pero a veces arriesgado, trabajo de campo», explica Mara Clarke.
Una de las activistas polacas por el derecho al aborto acaba de aprenderlo. Hace unos meses, Justyna Wydrzyńska, fundadora de ‘Abortion Dream Team’, un colectivo que hace campaña contra el estigma del aborto en el país, ayudó a una mujer que huía de una relación abusiva dándole un paquete de píldoras abortivas a toda prisa. El marido maltratador presentó una denuncia, y ahora ella enfrenta hasta tres años de prisión y será juzgada en un tribunal de Varsovia el 14 de julio.
«Si eres polaco y ayudas directamente a una refugiada ucraniana a abortar, te arriesgas mucho ¿Qué pasa si una persona desplazada a la que acoges te pide ayuda en caso de emergencia? ¿Cuándo eres culpable? Si acojo a una refugiada y le permito usar mi dirección para pedir pastillas, ¿soy responsable penalmente? ¿Si la llevo a una clínica? ¿Si le doy dinero para el autobús a una clínica de abortos?.
En los casos en los que se ha superado el plazo de 12 semanas de embarazo, Aborto sin Fronteras financia viajes para llevar a las mujeres ucranianas a Alemania, Países Bajos o Reino Unido, como ha hecho y sigue haciendo con las mujeres polacas.
Antes de la guerra, varias mujeres polacas viajaban por su cuenta a Ucrania para someterse a una interrupción voluntaria del embarazo.
Embarazos tardíos
A medida que algunas zonas ocupadas por Rusia son liberadas por las fuerzas ucranianas, Mara Clarke advierte: «Esperamos que las mujeres ucranianas que necesiten abortar más tarde empiecen a acudir a nosotros en busca de ayuda. También esperamos que estas cifras se disparen a medida que más personas desplazadas crucen las fronteras, se asienten y descubran sus embarazos”.
Una declaración compartida por ‘Women on Web’. La ONG, accesible desde Ucrania, ha observado «una afluencia de solicitudes cada vez que se libera una ciudad, como fue el caso de Bucha», afirma Venny Ala-Siurua. En Ucrania, la organización pone a las mujeres que lo necesitan en contacto con las asociaciones y los centros médicos que aún funcionan cerca de sus casas.
Paralelamente, la Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF), de la que es miembro la Planificación Francesa, envía píldoras abortivas, suministros y equipos para hacer posible los abortos quirúrgicos en los hospitales ucranianos.
En París, la Asociación para la Defensa de la Democracia en Polonia (ADDP) está a la espera. «Nos hemos puesto en contacto con los hospitales de la asistencia pública de París, con una red de consultas ginecológicas privadas y con el servicio de planificación familiar, que nos han asegurado que las mujeres ucranianas enviadas aquí serán atendidas inmediatamente», explica Joanna Lasserre, presidenta de la ADDP, que acoge y acompaña a los refugiados en la capital francesa desde el comienzo de la guerra.
«Estos casos son delicados, nos han advertido nuestros socios polacos, son mujeres que provienen de las regiones más afectadas por la violencia del ejército ruso y es posible que hayan sufrido o presenciado violencia sexual», advierte Joanna Lasserre. La asociación ya ha preparado folletos en ucraniano detallando cómo funciona el proceso de aborto en Francia. «Queremos tranquilizarlas al máximo, aquí tenemos suerte, estarán bien acompañadas».