Mono quimérico

“Nace en China el primer mono del mundo formado con células madre embrionarias de dos animales”, titula La Vanguardia. Es que ha trascendido lo que hoy es la consolidación del cientificismo progresista que tanto preocupa al conservadurismo.

Se lee: “Científicos de China han anunciado el nacimiento por primera vez en el mundo de un primate desarrollado a partir de células madre embrionarias de dos animales distintos.

El avance, aseguran los investigadores, puede contribuir al estudio de enfermedades humanas en el futuro, especialmente enfermedades neurológicas para las que los primates son los mejores modelos animales.

Pero reconocen que deberán perfeccionar la técnica, ya que solo dos de los 91 embriones que crearon llegaron a desarrollarse como animales quiméricos -es decir, con células de animales distintos-. Uno de ellos no llegó a nacer y el otro murió cuando tenía diez días, según los resultados de la investigación que presentan hoy en la revista Cell.
“Este es un objetivo buscado desde hace tiempo en este campo”, ha declarado en rueda de prensa Zhen Liu, codirector de la investigación, de la Academia de Ciencias China, para quien “el uso de primates quiméricos no es una preocupación ética”.

En esta misma línea, el español Miguel Ángel Esteban, afincado en China desde el 2008 y también codirector de la investigación, ha añadido que “este estudio ha seguido todas las regulaciones internacionales; (…) las regulaciones en China son muy estrictas”.

Según la fuente consultada, los autores de la investigación aspiran a disponer en un futuro de animales que tengan células con alteraciones genéticas lo más parecidas posible a las humanas. Para ello prevén modificar genéticamente algunas células e introducirlas en embriones viables, creando animales quiméricos. Pero antes deben demostrar que los animales quiméricos pueden desarrollarse y llegar a nacer, algo que se había logrado en roedores, pero todavía nunca en primates.

El sitio lavanguardia.com remarca: “En la investigación que presentan hoy, han inyectado células madre de un embrión de macaco cangrejero, llamado así por su afición a comer cangrejos, en otro embrión de la misma especie. Las células madre se obtuvieron de un embrión femenino de siete días, en la fase de blastocisto. Se inyectaron en un embrión masculino de cinco días, en la fase de mórula. A las células del embrión femenino se les añadió el gen GFP (por las siglas en inglés de Proteína Verde Fluorescente), que hace que las células emitan luz verde cuando reciben radiación ultravioleta. De este modo se podría ver más adelante, cuando el animal se desarrollara, qué células procedían de cada embrión en sus diferentes órganos y tejidos”.

La información obtenida marca que a lo largo del proyecto, se implantaron 74 embriones en los úteros de 40 hembras. Se consiguieron 12 gestaciones, de las que solo 6 prosperaron hasta el nacimiento de un macaco. De ellos, solo uno emitía luz verde, lo que indicaba que era un animal quimérico. En los otros cinco, las células del embrión donante no habían llegado a implantarse.

Supuestamente, “el macaco fluorescente emitía luz verde por todo el cuerpo, desde la cabeza hasta la cola”. Un 67% de sus células procedían del embrión donante. También había incorporado células fluorescentes en los testículos, un dato relevante pues indica que sus descendientes también serían quiméricos y que se podrían llegar a criar animales quiméricos para investigación. Finalmente, diez días después de nacer, la salud del mono empeoró rápidamente, sufrió insuficiencia respiratoria e hipotermia, y fue sacrificado.

“La razón para trabajar con monos es que se parecen más a los humanos que los ratones”, ha declarado Zheng Lui en la rueda de prensa. Entre las enfermedades que se podrían investigar con monos quiméricos, destaca la ELA (esclerosis lateral amiotrófica), pues “bastaría con manipular un pequeño porcentaje de neuronas motoras” tener un buen modelo animal que reproduzca lo que les ocurre a los pacientes.