Más del 70% de los presos transgénero están detenidos por delitos sexuales o delitos violentos

Impactantes estadísticas de los reclusos transgénero en las cárceles del Reino Unido, su impacto en los debates políticos, las preocupaciones sobre la seguridad y la urgente necesidad de sistemas de apoyo sólidos tanto dentro como fuera de los muros de la prisión.

En el corazón del Reino Unido, una reciente revelación de estadísticas gubernamentales ha puesto de relieve un segmento de la población carcelaria que a menudo se pasa por alto. Según las últimas cifras, un asombroso 70% de los reclusos transgénero en las cárceles británicas están encarcelados por delitos sexuales y crímenes violentos. Esta revelación a esta altura no sorprende, pero enciende más un complejo debate en torno a las políticas penitenciarias, los derechos de las personas transgénero y el enfoque del sistema de justicia penal sobre inclusión versus seguridad.

Los altos niveles de delitos violentos entre los presos varones que se identifican como mujeres demuestra por qué no deberían ser detenidos en prisiones femeninas.

Los datos, publicados por el gobierno del Reino Unido, indican que de 244 presos transgénero, al menos 181 están cumpliendo condenas por delitos graves, como violación, agresión sexual, lesiones corporales graves y robo. Esta estadística es discordante, particularmente cuando se yuxtapone con el telón de fondo de las discusiones en curso sobre los derechos de las personas transgénero y las reformas penitenciarias. La cuestión que nos ocupa no es sólo una cuestión de números; es un reflejo de desafíos sociales más amplios y de la interseccionalidad de la identidad, el crimen y el castigo.

Implicaciones políticas y preocupaciones de seguridad

Las cifras han reavivado debates entre activistas por los derechos de las mujeres y ex jefes de prisiones, particularmente en relación con el alojamiento de presos varones que se identifican como mujeres en prisiones femeninas. El Ministerio de Justicia ha respondido implementando reglas diseñadas para restringir el internamiento en cárceles de mujeres de mujeres transgénero condenadas por delitos violentos o sexuales, o aquellas con genitales masculinos. Este ajuste de política busca lograr un equilibrio entre salvaguardar los derechos de los reclusos transgénero y abordar las preocupaciones de seguridad y retraumatización de las reclusas.

Un llamado a sistemas de apoyo integrales

Si bien los datos arrojan luz sobre la demografía de los presos transgénero condenados por delitos graves, también subrayan la necesidad de contar con sistemas de apoyo sólidos tanto dentro como fuera de los muros de la prisión. Es crucial comprender los factores que contribuyen a este alto porcentaje de delitos graves entre los reclusos transgénero. Los expertos abogan por un enfoque holístico que incluya apoyo a la salud mental, programas de reintegración y políticas que aborden las causas fundamentales del comportamiento delictivo. El objetivo no es sólo gestionar la población carcelaria sino también prevenir la reincidencia y apoyar la rehabilitación de todos los reclusos, independientemente de su identidad de género.

En conclusión, las recientes cifras publicadas por el gobierno del Reino Unido han provocado una conversación necesaria y oportuna sobre la intersección de los derechos de las personas transgénero, la justicia penal y la seguridad social. A medida que se desarrolla el debate, queda claro que encontrar un camino a seguir requerirá una comprensión matizada y un compromiso tanto con los derechos individuales como con la seguridad colectiva.

Una voz crítica que ha compartido el informe del medio The Telegraph ha sido JK Rowling, a quien desde hace tiempo han insultado, amenazado de muerte e intentado cancelar por sus opiniones lógicas como las que ha expresado en el pasado reciente tal como el decir que «las mujeres trans no son mujeres», generando un claro malestar en la comunidad LGBT, y claro, Rowling es una voz escuchada y que molesta a los lobbies progresistas.

Claro está que la afirmación de Rowling entra dentro de lo natural y lógico, es por ello que a las pruebas ella se remite, y  es que la biología humana determina las diferencias físicas y de comportamiento incuestionables entre varones y mujeres.