El presidente francés, Emmanuel Macron, anunció el viernes que Francia abandonará el Tratado sobre la Carta de la Energía, lo que la convierte en la economía más grande en anunciar que abandona el asediado acuerdo.
El pacto, que permite a las empresas e inversores internacionales demandar a los gobiernos por intervenciones que afecten las ganancias de los proyectos energéticos, se ve cada vez más como una amenaza para los planes climáticos nacionales.
«Francia ha decidido retirarse del Tratado de la Carta de la Energía. Es un punto importante pedido por muchos», ha dicho Macron en una rueda de prensa en Bruselas al término de una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE. Esta estaba centrada en la urgencia de adoptar medidas para intervenir el mercado energético para poner techo al precio de las compras de gas.
El Tratado de la Carta de la Energía (TCE) es un acuerdo internacional que establece un esquema multilateral para las inversiones extranjeras en la industria de la energía. El Tratado cubre todos los aspectos de las actividades relativas a la energía incluyendo extracción, refinamiento, almacenamiento, producción, transporte, comercio, tránsito, inversión y venta (artículo 1 del tratado).
El Tratado sobre la Carta de la Energía ha sido objeto de fuertes críticas por organizaciones de la sociedad civil, especialmente por los derechos amplios que otorga a las grandes multinacionales de la energía más contaminante a través del sistema de solución de controversias entre inversor-Estado.
El Tratado ha sido firmado o adoptado por 52 países, la Unión Europea y la Comunidad Europea de la Energía Atómica.
La decisión de Francia sigue a los anuncios de España, los Países Bajos y Polonia de que se retirarán del pacto. Alemania y Bélgica han señalado que están considerando sus opciones.
El Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU (IPCC) calificó este tratado como un «grave obstáculo para la mitigación del cambio climático», ya que es «incompatible» con los «calendarios de descarbonización».
“Necesitamos acelerar la inversión en energías renovables y nuclear”, dijo Macron. “Me preocupa el retorno de los combustibles fósiles y los hidrocarburos. La guerra no debe hacernos olvidar nuestro compromiso de reducir las emisiones de carbono”.
La retirada de Francia es un gran golpe para el acuerdo y también para la Comisión Europea, que ha instado a los países a respaldar las reformas del tratado.
En el verano, la Comisión completó una negociación con los otros miembros del tratado que terminó con una propuesta para otorgar a la UE una exención para eliminar gradualmente las protecciones para proyectos de combustibles fósiles en la UE en los próximos 10 años.
El caso de Rusia
En diciembre de 2006 Rusia indicó que la ratificación del Tratado era poco probable debido a que su contenido pretende que Rusia permita el acceso a sus ductos por terceras partes. El 20 de agosto de 2009, Rusia informó oficialmente al depositario del Tratado (Gobierno de Portugal) que no tenía intención de ser parte del Tratado y el Protocolo relacionado, terminando así la aplicación provisional del Tratado y del PEEREA a partir del 18 de octubre de 2009.