En un notorio ataque al pueblo que gobierna, Emmanuel Macron, expresó el martes su deseo de «fastidiar (…) hasta el final» a las personas no vacunadas, mientras los diputados debaten una ley de pasaporte sanitario que restringiría muy significativamente sus libertades.
Un movimiento tremendamente autoritario declarando que el público no vacunado de la nación «no es ciudadano» de Francia, y afirma que intencionalmente solo está tratando de «fastidiarlos». Una clara incitación a los desmanes, la violencia; un acto de discriminación anti científico e ilógico. Expresando casi un deseo enfermizo de quitarles públicamente esa condición y expresión de pertenencia que una persona tiene hacia una sociedad determinada en la que participa con su conjunto de atributos legales. Convocando a la revuelta civil contrariamente a lo que debería hacer que es fomentar el bien común del pueblo.
«A los no vacunados, tengo muchas ganas de fastidiarles. Y eso continuaremos haciendo, hasta el final. Es esta la estrategia», declaró el jefe de Estado en una entrevista concedida al diario local Le Parisien.
«La casi totalidad de la gente, más del 90%, se ha sumado» a la vacunación y «es una pequeña minoría que es refractaria», dijo Macron. «¿Cómo reducimos esta minoría? La reducimos, perdón por decirlo así, fastidiándola todavía más», añadió.
Aún así el país registra récords de infectados con 232.000 casos en un solo día el 31 de diciembre de 2021. Lo notable es la marca de hospitalizaciones que continúa en ascenso con 18.537 personas hospitalizadas el día 3 de enero. Y si nos referimos a quienes se encuentran en una terapia intensiva el dato es aún más curioso: 3.531 personas en terapia intensiva que, peor aún, el número contrasta con las 2.649 internadas en una terapia intensiva el mismo 3 de enero pero de 2021.
Respecto a la vacunación, Macron se refirió a que más del 90% se ha vacunado, aunque ese porcentaje se contradice con las cifras oficiales que muestran un 73,4% de personas completamente vacunadas (49.563.084) al 2 de enero.
La controversia generada fue tal que la sesión terminó suspendiéndose poco después de la medianoche del martes, lo mismo que había ocurrido en la víspera, retrasos que ponen en riesgo el calendario del gobierno francés.
«Un presidente no puede realizar el tipo de declaraciones que ha realizado», dijo Christian Jaboc, presidente del grupo parlamentario conservador de Los Republicanos. «No puedo respaldar un texto que busca fastidiar a los franceses», agregó.
La líder de la oposición Marine Le Pen respondió, afirmando que un presidente «no debería decir tales cosas», insistiendo en que Macron «no es digno del cargo» y que estaba «convirtiendo a los no vacunados en ciudadanos de segunda clase».
Las medidas desmienten la afirmación a menudo repetida de que las vacunas COVID-19 son puramente una medida de salud, especialmente frente a los nuevos datos de los países circundantes que prueban que los no vacunados ahora tienen más probabilidades de contraer y, por lo tanto, propagar el virus.
“En una democracia, los peores enemigos son la mentira y la estupidez… Estamos presionando a los no vacunados limitando, en la medida de lo posible, su acceso a las actividades de la vida social”, continuó Macron.
Hasta ahora la mentira y la estupidez la viene demostrando el mismo presidente con sus datos e intentos tiránicos de imponer como nunca en la historia un mandato y atacando a sus gobernados sobrepasando todos los límites de entendimiento y tolerancia.
“Tenemos que decirles: a partir del 15 de enero, ya no podrás ir al restaurante. Ya no podrás ir a tomar un café, ya no podrás ir al teatro. Ya no podrás ir al cine”.
Macron concluyó: “Cuando mis libertades amenazan las de los demás, me convierto en alguien irresponsable. Alguien irresponsable no es ciudadano”. En un claro argumento sin fundamentación empírica de la realidad porque, nuevamente, no se amenaza a alguien por no estar vacunado siendo que un mismo vacunado puede contagiar. Incluso sobre la carga viral para la transmisión del virus la OMS dice que «todavía no sabemos hasta qué punto pueden evitan la transmisión».
En relación a la nueva variante ómicron y las terceras dosis, los datos de un estudio científico de Ontario, Canadá, muestran que una tercera dosis (refuerzo) tiene una efectividad de Vax del 37% para Omicron. Y la FDA, de EEUU, había advertido en 2020 que no aceptarían una eficacia de la vacuna inferior al 50% (línea mínima).