La doble moral del tenis

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Por Horacio Giusto:

Dos estrellas del tenis han sido involucradas en eventos de alto perfil que se vinculan a gobiernos autoritarios. No han, sin embargo, recibido una atención similar en todo el mundo lo que es tanto revelador como alarmante, considerando las grandes diferencias entre sus casos y el hecho de que, mientras los medios occidentales criticaban a un gobierno por sus abusos, han elogiado al otro.

En noviembre, Peng Shuai desapareció después de usar las redes sociales para acusar a un alto funcionario del PCCh de agresión sexual. Luego del revuelo dado por la desaparición de la mujer tenista, los medios estatales chinos publicaron imágenes de Peng e hicieron que el Comité Olímpico Internacional, amigo del PCCh, publicara una supuesta videoconferencia con la mujer en cuestión que a todas luces era falsa. La desaparición de Peng Shuai provocó con razón una reacción violenta en la parte informada del mundo; curiosamente, y para bien, Estados Unidos sostuvo un boicot diplomático a los Juegos Olímpicos de Beijing el próximo mes.

Mientras, el tenista número 1 del mundo, Novak Djokovic, llegó a Australia con una exención médica. Después de horas retenido, la visa fue cancelada y permaneció en cuarentena como refugiado. Un juez anuló la cancelación y ordenó la liberación de Djokovic, pero poco después el ministro de inmigración de Australia volvió a cancelar la visa y Djokovic fue deportado de Australia, sin poder participar en el Abierto de Australia.

Las complicaciones de una estrella del tenis que mantiene reserva sobre la privacidad de su salud simplemente no merecen la misma protesta internacional que la aparente desaparición forzosa de una estrella del tenis que desafía a un gobierno comunista; pero he aquí que la prensa internacional occidental está más preocupada por hablar de Novak que de Peng. La prensa parece omitir que el autoritarismo también hace a las naciones occidentales bajo la excusa de la salud pública; esa es la hipocresía de la prensa mundial. Allende eso, sería bueno que cada uno vea luego si el autoritarismo es patrimonio exclusivo del comunismo, salvo que alguien ose decir que Australia es comunista.