«La cultura de la Unión Europea es esencialmente atea y anticristiana», afirma el obispo Giampaolo Crepaldi

El obispo y emérito de Trieste en ItaliaGiampaolo Crepaldi (76), ha concedido una entrevista al diario ‘La Brújula Cotidiana‘ en la que ha cargado con dureza contra el rumbo ideológico del europeísmo, sus «bondades» y sus nuevos principios fundamentales: «El proyecto actual de Bruselas y la Unión Europea no es compatible con sus valores fundacionales y su visión católica de la realidad».

«El Pacto verde europeo, los ataques a la propiedad privada, el derecho al aborto, la injerencia en los asuntos internos de los Estados miembros y, ahora, el proceso de centralización están convirtiendo el ‘sueño’ europeo en pura ideología», comentó arzobispo italiano retirado de la Iglesia Católica.

Siguiendo la tendencia de líderes como Meloni, Wilders o Abascal, augura un desplazamiento de un centenar de escaños en el próximo Parlamento Europeo: «¿Frenaremos o incluso reduciremos la transferencia de soberanía de los Estados o, por el contrario, aceleraremos la unificación?», se pregunta aseverando que se producirá una gran polarización en la formación del Parlamento.

«Avanzar hacia un proyecto de nueva soberanía europea provocaría el aniquilamiento de las comunidades naturales, desde la familia hasta las comunidades locales y las naciones, y crearía un gran Estado supranacional aún más alejado de los ciudadanos y las comunidades orgánicas de lo que lo están hoy las instituciones de la Unión», ha insistido condenando a los burócratas globalistas y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Denuncia que «la cultura de la Unión Europea es esencialmente atea y anticristiana, oculta tras el principio de libertad religiosa».

Para Crepaldi, «muchos habían señalado los graves defectos del Pacto Verde Europeo, pero nadie les ha escuchado. Las políticas climáticas y de transición energética han sido centralistas, costosas, ineficaces e ilusorias, provocando reacciones de rechazo. La reciente votación parlamentaria sobre el aborto como derecho humano ha puesto de manifiesto que quien controla el Parlamento es una ideología destructiva y sin esperanza. La intromisión de las instituciones de la UE en las elecciones parlamentarias polacas y el forzamiento de decisiones por parte del gobierno de Hungría, nación que suele ser tratada como “ajena” a la Unión, son algunos aspectos de una situación de crisis clara. A esto hay que añadir un considerable fracaso en política exterior».

«En el ámbito de la educación podríamos asistir a una “pedagogía de masas”, como la llaman algunos expertos, regida por el poder central. Una especie de aplanamiento y homologación de las mentes de los ciudadanos al europeísmo como ideología».

Entrega un mensaje a los líderes de la Iglesia y les recuerda que «el principio de libertad religiosa no debe entrar en conflicto con la pretensión de la Iglesia católica de tener algo propio y único que decir y hacer. La razón del papel histórico, público, social y político de la Iglesia católica no puede ser sólo el derecho a la libertad religiosa».

Agrega que «la aceptación del proyecto europeo como algo incuestionable (por parte de la Iglesia) a priori, válido en sí mismo, con el que hay que colaborar pero sin propuestas fuertes, sin denunciar los principales errores. No olvidemos que el europeísmo también puede ser una ideología cuando se sitúa por encima de todo».