Juan Sebastián Verón es un reconocido ex futbolista argentino de Estudiantes de La Plata, la Selección Argentina y larga trayectoria en los mejores clubes de Europa.
La Brujita utilizó su cuenta de Instagram para referirse al caso del niño de 5 años que fue torturado y murió por los golpes que le propinaron su mamá Magdalena Espósito Valenti, y su pareja, Abigaíl Páez, en La Pampa.
Verón tomó la captura de la noticia de un portal de La Plata y encima de la imagen escribió: «Si fueran dos hombres, las activistas estarían marchando y pidiendo justicia…pero no, mucho silencio». Y agregó el hashtag #JusticiaporLucio, a través de sus Historias de Instagram.
Algunas atontadas usuarias de las redes sociales que se sintieron aludidas apuntaron contra las palabras de Verón. “Mezclan todo, hablando del feminismo. Cuando opinen algo coherente y que esté relacionado y fundamentado, me avisan”, señaló una. “¿Ahora, por ser mujeres, resulta que podemos defender el mundo? Nos duele a todos. Nos duele Lucio, nos duele Milena [Sánchez], nos duele Fernando [Báez Sosa]y nos duelen todos los que ya no pueden contarlo”, agregó otra. Un tercero reflexionó: “Los hombres también deberíamos salir a marchar. Debería ser un mea culpa nuestra y no creer que el feminismo es el ejército de salvación y que saldrá a denunciar todas las injusticias del mundo”.
Lágrimas de cocodrilo, palabrerío y cero autocrítica por parte de una minoría que continúa con el lavaje mental inculcado por los medios que, por supuesto, se encargan de utilizar las palabras como «polémicas palabras de Verón», quien pareciera no podría opinar, y como si de por sí fuera casi prohibido atacar el marketing basura de un colectivo radicalizado ideologizado que no trae soluciones, que a su vez alimenta el sistema de justicia actual.
Un colectivo sin rumbo y cuya única finalidad ha sido traer más división. Por suerte, el paso del tiempo hace que sean cada vez más imperceptibles. Lo que queda es una minúscula parte que si llora, y lo seguirá haciendo, por el simple temor de que el poder del dinero ya no financie su entramado ideológico destructivo de la sociedad.