Jenófanes de Colofón

Jenófanes de Colofón

En torno a Jenófanes

CAPÍTULO SOBRE JENÓFANES DEL LIBRO VIDAS DE LOS MÁS ILUSTRES FILÓSOFOS GRIEGOS (LIBRO NOVENO) DE DIÓGENES LAERCIO, SIGLO III D. C.:

Jenófanes, hijo de Dexio, o bien, según Apolodoro, de Ortameno, fue colofonio. Celébralo Timón diciendo:

Jenófanes, no altivo, sino recto,
castigador de homéricos embustes.

Echado de su patria, vino a Zancle y Catania, ciudades de Sicilia. Según unos, no fue discípulo de nadie, pero según otros, lo fue de Botono, ateniense, o como dicen algunos, de Arquelao; y según Soción, fue contemporáneo de Anaximandro. Escribió versos, elegías y yambos contra Hesíodo y Homero, haciendo burla de lo que habían dicho acerca de los dioses, y aun iba cantando sus versos en público. Se dice fue en sus opiniones contrario a Tales y a Pitágoras, y que no perdonó a Epiménides. Fue de vida muy larga, como dice él mismo en cierto lugar;

Ya son sesenta y siete años cabales
que mi estudio celebra Grecia toda.
Veinticinco tenía
cuando esto comenzó, si bien me acuerdo.

Dice que los principios o elementos de las cosas son cuatro: los mundos infinitos o inmutables. Que las nubes se forman de las exhalaciones que atrae el sol, y elevadas, las congloba. Que la sustancia de Dios es esférica, no teniendo nada semejante al hombre. Que todo ve y todo oye, pero no todo respira. Que todas las cosas son en conjunto mente, sabiduría y eternidad. Dice que el alma es espíritu, y que muchas cosas son inferiores a la mente. Que con los tiranos, o no se ha de tratar o se ha de tratar con blandura.

Habiéndole dicho Empédocles que un sabio es irreparable, dijo: Es cierto, pues sabio debe ser el que ha de explorar el sabio. Soción afirma que Jenófanes fue el primero que dijo que todas las cosas son incomprensibles, pero se engaña Soción. Compuso dos mil versos acerca de la fundación de Colofón y de la colonia italiana que pasó a Elea. Floreció hacia la Olimpiada LX. Demetrio Falereo en el libro De la senectud, y Panecio Estoico en el De la tranquilidad, dicen que enterró a sus hijos por sus propias manos, como lo hizo Anaxágoras. Parece que esto mismo hicieron los pitagóricos Parmenisco y Orestades, como dice Favorino en el I de sus Comentarios.

Hubo otro Jenófanes natural de Lesbos, poeta yámbico. Hasta aquí los que prometimos traer esparcidamente.