El objetivo es proteger el patrimonio agroalimentario del país, según el ministro de agricultura del país.
Si el parlamento aprueba la propuesta, la industria italiana no podrá producir alimentos o piensos «a partir de cultivos celulares o tejidos derivados de animales vertebrados», dice el proyecto de ley.
«Los productos de laboratorio, en nuestra opinión, no garantizan la calidad, el bienestar y la protección de nuestra cultura, nuestra tradición», dijo el ministro Francesco Lollobrigida, miembro destacado del partido derechista Hermanos de Italia del primer ministro Giorgia Meloni.
La administración de Meloni prometió proteger a la industria alimentaria italiana de las innovaciones tecnológicas consideradas dañinas y cambió el nombre del ministerio de agricultura a «ministerio de agricultura y soberanía alimentaria».
El proyecto de ley establece que quien infrinja la nueva ley podrá ser sancionado con una multa de hasta 60.000 euros, perdiendo el derecho a la financiación pública hasta por tres años. Las fábricas donde ocurren violaciones pueden cerrarse.
El proyecto de ley surge después de una serie de decretos gubernamentales que prohíben el uso de harina derivada de insectos como grillos y langostas en la pizza o la pasta. El gobierno italiano quiere que se coloquen etiquetas informativas en los productos que contengan o estén hechos de insectos.
«La gente necesita poder tomar una decisión informada», escribió Meloni en Twitter.
Sus comentarios parecen estar en sintonía con la mayoría de los italianos. Según una encuesta, el 84% en Italia está en contra de los alimentos cultivados en laboratorio, escribe la revista italiana de alimentos Italia a Tavola.
Aún así, la iniciativa de prohibir los alimentos cultivados en laboratorio ha enojado a las organizaciones que apoyan el desarrollo de productos agrícolas «basados en células» en toda Europa, así como a los grupos de derechos de los animales.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha declarado anteriormente que la agricultura basada en células, como la carne cultivada, «podría considerarse una solución prometedora e innovadora para sistemas alimentarios saludables y respetuosos con el medio ambiente».
«La aprobación de una ley de este tipo cerraría el potencial económico de este campo naciente en Italia, frenando el progreso científico y los esfuerzos de mitigación climática», dijo Alice Ravenscroft, directora de política del Good Food Institute Europe.
Por su parte, el grupo Anti-vivisección LAV se hizo eco de las declaraciones de la Organización Internacional para la Protección Animal (OIPA), quien previamente subrayó que la carne producida en laboratorio, si bien provenía de células animales, era una «alternativa ética» que no dañar el bienestar animal, la sostenibilidad ambiental o la seguridad alimentaria.
LAV llamó al proyecto de ley propuesto «una cruzada ideológica y anticientífica contra el progreso». Dijo que la carne de laboratorio, que se produce a partir de células de animales vivos, representaba una buena alternativa a la cría y matanza intensivas.