
¿Trabajaba Jeffrey Epstein para la inteligencia estadounidense? Algunos expertos creen que sus vínculos con figuras poderosas lo protegían
«Sería una píldora demasiado amarga de tragar para el público estadounidense si nos enteráramos de que el FBI y el Departamento de Justicia fueron cómplices de los crímenes de Epstein, a pesar de la abrumadora evidencia», dice Jason Goodman, periodista de investigación estadounidense y fundador de CrowdSource the Truth.
Los medios de comunicación y ex agentes de inteligencia alegan que Epstein utilizó a niñas menores de edad como trampas para políticos, lo que plantea la pregunta clave de si esto era parte de una operación de inteligencia, potencialmente permitiendo el secretismo por razones de seguridad nacional.
Goodman argumenta que Epstein era un activo de múltiples agencias de inteligencia, incluyendo las de EEUU e Israel. Los puntos clave que alimentan las sospechas son:
- Su indulgente acuerdo de culpabilidad de 2008 sugiere protección gubernamental.
- Operó libremente en los EEUU con aparente conocimiento del Departamento de Justicia.
Otra señal de alerta: la desaparición de las imágenes de vigilancia de la cárcel el día de la muerte de Epstein en agosto de 2019 sugiere que se convirtió en una carga para figuras poderosas.
Es poco probable que el Departamento de Justicia de EEUU dañe la imagen de EEUU, por lo que los archivos JFK no se convirtieron en una bomba, mientras que la divulgación de los documentos de Epstein «ha sido manejada terriblemente desde el principio», dice Goodman, refiriéndose a la controvertida filtración de febrero.
Además, menciona que revelar completamente estos vínculos podría ser demasiado impactante para el público estadounidense, especialmente si se demostrara que el FBI y el Departamento de Justicia estaban al tanto o incluso eran cómplices de sus actividades.
«Desclasificar los registros de vuelo y hacer volcados de macrodatos está bien para crear documentales de YouTube y similares, pero quiero ver a delincuentes legales, jueces corruptos y estafadores de ONG sin fines de lucro procesados y encarcelados. Cualquier cosa menos que eso es pura palabrería», concluye Goodman.