El Globalismo y el Soberanismo: dos ideas irreconciliables entre Rusia y la decadencia de Occidente

El enemigo directo de Rusia es el Globalismo, como lo establece su definición, una ideología y un proceso que promueve la integración económica, cultural, política y social a nivel mundial. Se centra en la interdependencia y la interconexión global de mercados, culturas y gobiernos.

Ante esa búsqueda de interdependencia e interconexión global por parte de quienes buscan tener el control total de ya sea la narrativa (censura, corrección política), el manejo de los recursos para sus agendas/negocios verdes, el control social (digitalización del dinero, manipulación de las masas, Renta Básica Universal), y de la Inteligencia Artificial, y todo lo cual conlleva a la esclavización, la eliminación de ese poder natural y divino del ser humano de elegir y tomar sus propias decisiones, es decir el libre albedrio, surgen siempre en la historia quienes se oponen a esas políticas que son destructivas de la humanidad y lo espiritual. Quieren ser soberanos.

»A cada época la salva un pequeño puñado de hombres que tienen el coraje de ser inactuales», G.K. Chesterton.

Una frase que refleja una idea profunda sobre el valor del pensamiento independiente y la resistencia a las tendencias predominantes de una época, la actual.

Si tenemos en cuenta la idea del organicismo político y vemos al estado o nación como un organismo vivo, en el que todas sus partes (individuos, instituciones, etc.) están interconectadas y funcionan en conjunto, similar a los órganos en un cuerpo humano, y lo aplicamos para diferenciar lo que se vive en el Occidente en decadencia de lo que se vive en la sociedad rusa, podemos encontrar diversos aspectos como son el progresismo en su máxima expresión, al punto de la degeneración de la sociedad, liberalizada sexualmente y enviciada (desde la intoxicación psicológica por el consumo de contenido en los dispositivos de comunicación, hasta la intoxicación física por el consumo de drogas), todo lo cual la sociedad rusa rechaza naturalmente y que a la vista está.

En «Política», ya Aristóteles describió la polis (ciudad-estado) como una entidad natural que surge de la unión de familias y aldeas, funcionando como un organismo en el que cada parte contribuye al bienestar del todo.

De lo anterior podemos inferir entonces dos modelos, de los cuales uno ha enfermado desde sus liderazgos políticos hasta las bases sociales y que su condición se agrava, desconectado de la realidad y que lo lleva a entrometerse en esos asuntos de Soberanía, en este caso asuntos de Rusia, quien se resiste.

Algunos teóricos, como Oswald Spengler en su obra «La decadencia de Occidente», sugieren que las civilizaciones, al igual que los organismos vivos, tienen ciclos de crecimiento, madurez y decadencia. Las disfunciones de una nación pueden ser vistas como señales de declive inevitable. Lo que es posible analizar a la vista del Occidente actual, y que tal idea ha encontrado eco en Rusia, donde algunos intelectuales y políticos ven a la civilización rusa como una entidad distinta con su propio ciclo histórico diferente a la de Occidente.

Así, podemos percibir que Rusia no quiere verse arrastrada en el declive que le toca a Occidente en este ciclo propio.

Otros, ven la idea de un renacimiento o reavivamiento de la civilización rusa, después de un periodo de decadencia (percibido durante la era soviética y los turbulentos años 90), y que se alinea con la visión spengleriana de los ciclos históricos. Algunos piensan que Rusia está en un proceso de rejuvenecimiento y fortalecimiento cultural y político.

Spengler fue crítico del liberalismo y la modernidad occidental, viéndolos como síntomas de decadencia. Este aspecto de su pensamiento resuena en la crítica contemporánea rusa hacia el liberalismo occidental y sus valores.

Uno de los pensadores rusos contemporáneos que ha sido influenciado por Spengler es el filósofo Alexander Dugin. Dugin es conocido por su promoción del eurasianismo, que enfatiza la identidad única de Rusia como una civilización eurasiática, distinta tanto de Europa como de Asia, con un destino y un camino propios.

Spengler valoraba la estabilidad, la tradición y el orden frente al cambio constante y la modernidad desenfrenada. Estos valores son evidentes en la política conservadora y en la revalorización de la tradición en Rusia bajo Putin.

Como ejemplo histórico, el mismo Imperio Romano experimentó una serie de disfunciones sociales, incluyendo corrupción, ineficacia administrativa y conflictos internos, que eventualmente llevaron a su declive y caída. Y eso también se ve incluso en las mismas normativas o legislaciones de un Estado u otro y reconociendo las diferencias entre las occidentales de las de Rusia.

»Cuanto más cerca está la caída de un imperio, más locas son sus leyes», Marco Tulio Cicerón (106 a. C.).

La «Democracia Soberana» de Vladislav Surkov

Aclarando, podemos indagar el por qué de Rusia sosteniéndose en su idea de Soberanía, que incluye razones culturales, históricas, políticas y temporalmente diferente a la occidental. Pero empecemos con un pensador influyente en la idea y filosofía del poder actual ruso, Vladislav Surkov, quien nos habla de «democracia soberana», formulando un sistema político y cultural independiente de las influencias occidentales.

Russian deputy prime minister Vladislav Surkov resigns following Putin reprimand - The Washington Post

Este término fue utilizado por el mismo Surkov el 22 de febrero de 2006 en un mitin del partido Rusia Unida.​ Según Surkov, la democracia soberana es:

Una forma de vida política de la sociedad en la que sus poderes, sus instituciones y acciones se eligen, se forman y se dirigen exclusivamente por la nación rusa, en toda su diversidad e integridad, teniendo como fin que todos los ciudadanos, grupos sociales y pueblos que la constituyen alcancen el bienestar material, la libertad y la justicia.

Este término de «democracia soberana» encapsula la visión de Rusia como una nación que debe tener el control absoluto sobre sus asuntos internos y su política exterior, sin interferencias externas, ya sea de otro estado o una organización internacional, debería influir o dictar las políticas rusas.

Surkov, “El Rasputin de Putin”, como lo llamó una vez el periodista británico de origen soviético Peter Pomerantsev en un artículo para la London Review of Books, es el pensador más citado como el cerebro ideológico detrás de la política de Putin. Fue Jefe Diputado Primero de la Administración Presidencial de Rusia de 1999 a 2011. De diciembre de 2011 hasta mayo de 2013, Surkov ejerció de primer ministro diputado de la Federación Rusa. Después de su dimisión, Surkov regresó a la Oficina Ejecutiva Presidencial y se convirtió un asesor personal de Vladímir Putin en las relaciones con Abjasia, Osetia del Sur y Ucrania.

Periodistas en Rusia y en el extranjero han especulado que Surkov escribe bajo el seudónimo Nathán Dubovitsky, a pesar de que el Kremlin lo niega.

Este concepto de Surkov de la «democracia soberana» surge en parte como una respuesta a lo que se percibe como intentos de Occidente (especialmente EEUU y la Unión Europea) de influir en la política rusa.

Surkov también enfatiza esa necesidad de preservar la identidad cultural y los valores tradicionales de Rusia frente a la globalización y la homogeneización cultural promovida por el Occidente. Este enfoque incluye la promoción de la historia rusa y los valores patrióticos.

Y en cuanto la palabra democracia, como tal, refiere a una democracia que es genuinamente rusa y no tiene por qué parecerse a la occidental, y criticarla es interferir en su soberanía. Aunque denote una centralización de poder en el órgano ejecutivo ello ha llevado a críticas sobre la falta de equilibrio entre los poderes del gobierno y la debilidad de los controles y contrapesos, pero que podemos conocer ciertamente que esa característica que plantea el Occidente corrompido no necesariamente sea efectiva, sino basta con observar las problemáticas internas de cada país en lo que respecta desde el descreimiento de un resultado electoral considerado fraudulento (elecciones en EEUU 2020) hasta los graves problemas en los poderes judiciales, un poder fundamental para mantener el equilibrio y la credibilidad de que el sistema en su todo cumple sus funciones básicas y lograr el bien común, una perspectiva clásica en la teoría política y filosófica.

El psicólogo Jordan Peterson señaló que hoy en día no hay base para la confianza psicológica entre Rusia y Occidente, debido a lo que él llama la “guerra civil” que fragmenta culturalmente a Occidente y lo convierte en un socio imposible en la negociación de una crisis. ¿Cómo podría alguien de otra cultura más tradicional en términos de sexo y “etnonacionalismo” sentir que puede confiar en unos EEUU donde no está claro que exista actualmente una identidad nacional coherente ni una ética cultural normativa?, pregunto Peterson.

Una de las características como consecuencia de las fallas de los sistemas de Occidente (si tenemos en cuenta que en la teoría clásica la Soberanía reside en el pueblo y que implica que son los ciudadanos quienes tienen el derecho y la capacidad de determinar la forma de gobierno, las leyes que les rigen y las políticas públicas que se implementan en su nombre), es que los intereses particulares y los grupos de presión (lobbies) pueden influir en las decisiones del Estado, desviando recursos y políticas hacia beneficios privados en lugar del bien común general. Y, si a ello le sumamos un mundo basado en el globalismo ideológico, las decisiones políticas y económicas terminan estando influenciadas por fuerzas externas que limitan la capacidad de los estados para actuar en interés del bien común de sus ciudadanos.

Ante esa concentración de poderes externos que buscan enfermar a las naciones para colonizarlas en diversos aspectos, Surkov y el Presidente Putin han colaborado en la promoción de una narrativa nacionalista que busca enfatizar la identidad rusa y sus valores tradicionales. Esto incluye el apoyo a la Iglesia Ortodoxa Rusa y la promoción de políticas conservadoras en temas sociales y culturales. Ambos han utilizado esta narrativa para fortalecer la cohesión social y política en Rusia, presentando al país como un bastión de resistencia frente a las influencias occidentales que perciben como amenazantes para su Soberanía y seguridad.

Luego de la elección de Putin como Presidente en marzo de 2012, el 20 de julio se promulgó una nueva ley fundamental, la Ley Federal No. 121-FZ sobre la Regulación de las Actividades de las Organizaciones No Comerciales que Realizan Funciones de Agente Extranjero, que exige que las organizaciones no comerciales (ONGs) que reciben financiamiento extranjero y participan en actividades políticas se registren como «agentes extranjeros». Deben presentar informes financieros detallados y están sujetas a auditorías regulares por parte del Ministerio de Justicia y todos los materiales publicados por estas organizaciones deben incluir la designación de «agente extranjero».

Desde su promulgación en 2012, la ley ha sido enmendada varias veces para ampliar su alcance, incluyendo:

  1. Medios de Comunicación: En 2017, la ley se extendió para incluir a los medios de comunicación que reciben financiamiento extranjero.
  2. Individuos: En 2019 y 2020, la ley se expandió para incluir a individuos que reciben fondos del extranjero y participan en actividades políticas.
Siloviki

Otro de los componentes para este funcionamiento sano del sistema en Rusia está dado por un grupo de personas que tienen antecedentes o conexiones en las fuerzas de seguridad, militares, servicios de inteligencia y otras estructuras de poder coercitivo del Estado. Se los conoce como «silovik», que proviene de la palabra rusa «silovoy», que significa «poderoso» o «con fuerza». En 2018, el número de los siloviki en Rusia ascendía a 2,6 millones de personas, según el medio digital ruso Proyekt. Mientras que en 2019, su número alcanzó los 4,5 millones de personas, según el periódico Védomosti, lo que representaba el 6% de la población en edad de trabajar.

El Consejo de Seguridad y los siloviki en la Federación Rusa - El Orden Mundial - EOM

Los siloviki no tienen un solo líder y no existe una «agenda silovik» común y articulada. Sin embargo, según John P. Willerton, estos funcionarios de inteligencia y de seguridad trajeron a la administración la ética del trabajo y las habilidades que Putin aparentemente favorecía y han ganado influencia significativa en la política rusa desde la llegada de Vladimir Putin al poder en 2000. Muchos de los funcionarios clave en el gobierno y en la administración pública tienen antecedentes como siloviki, lo que ha llevado a una estrecha integración entre las estructuras de seguridad y el poder político en Rusia.

Si bien los siloviki no son un componente teórico explícito del organicismo político, su presencia y funciones dentro del gobierno ruso podrían ser vistas como contribuyentes al funcionamiento del Estado desde una perspectiva orgánica. Esto se debe a que las estructuras de seguridad y defensa que representan los siloviki son fundamentales para la estabilidad y seguridad, buscando fortalecer la cohesión y la eficacia del Estado en su conjunto, elementos clave en la teoría organicista política que nombramos anteriormente.

Iván Ilyin

Vladislav Surkov, citó a otro referente llamado Iván Ilyin (1883-1954) para justificar sus designios de una «democracia soberana» y acompaña así a sus ideas donde ambos tienen grandes similitudes. Ilyin fue un religioso, político filosófico, emigrado blanco (rusos que abandonaron su país entre 1917 y 1922 a raíz de la Revolución de 1917 y de la subsiguiente guerra civil), publicista e ideólogo ruso de la Unión Militar Rusa (anti bolcheviques, pro Rusia blanca). Erudito hegeliano y pionero de la filosofía del derecho rusa. Defendía el nacionalismo y el conservadurismo, era un defensor del «Estado fuerte», y actualmente citado y admirado por figuras clave del gobierno ruso, incluido el propio Vladimir Putin.

Entre 1923 y 1934, Ilyin trabajó como profesor del Instituto Científico Ruso (Russisches Wissenschaftliches Institut) de Berlín.

Dio charlas en Alemania y otros países europeos. En 1938, abandonó Alemania trasladándose a Suiza.

El presidente ruso Vladímir Putin estuvo personalmente involucrado en el desplazamiento de sus restos de vuelta a Rusia, y en 2009 consagró su tumba.​

Ivan Ilyin | Иван Александрович Ильин, ~1920 – Color by Klimbim 0.1

Surkov se basa en Ilyin respecto al «Estado fuerte», promoviendo una visión similar en la política rusa, enfatizando la necesidad de un liderazgo fuerte y centralizado para garantizar la estabilidad y el desarrollo del país.

En un artículo de 1949 titulado Sobre la Rusia del futuro, Ilyín se mostraba opuesto tanto al totalitarismo como a la »democracia formal», decantándose por una »tercera vía» para la construcción del estado en Rusia:​

«La Rusia del futuro deberá encontrarse a sí misma – a su propia, específica y original forma de gobierno […] Ante esta tarea creativa, los llamamientos de partidos extranjeros a la democracia formal resultan ingenuos, cándidos e irresponsables».

Uno de los problemas en los que trabajó fue la cuestión: ¿Qué ha llevado finalmente a Rusia a la tragedia de la Revolución?: Él respondía que la razón fue »la débil, dañada autoestima» de los rusos. Como resultado, desconfianza mutua y sospecha emergieron entre el Estado y el Pueblo. Las autoridades y la nobleza usaron incorrectamente su poder constantemente, subvirtiendo la unidad del pueblo. Ilyín pensó que cualquier Estado ha de ser establecido como una corporación en la cual un ciudadano es un miembro con ciertos derechos y ciertos deberes. Por lo tanto, Ilyín reconoció la desigualdad de la gente como un estado necesario del orden de las cosas en cualquier país. Pero eso significaba que las clases superiores educadas tenían un especial deber consiguientemente en la guía espiritual hacia las clases bajas e ineducadas. Esto no había sucedido en Rusia.

Por un lado Ilyin creía en la importancia del patriotismo y el nacionalismo como fuerzas unificadoras para el Estado ruso. Mientras Surkov ha utilizado el nacionalismo como una herramienta para consolidar el poder interno y fortalecer la identidad nacional.

Ilyin criticaba el liberalismo occidental y sus valores, considerándolos inapropiados para Rusia. Surkov ha adoptado una postura similar, rechazando las críticas occidentales sobre la democracia y los derechos humanos en Rusia, y promoviendo un modelo de gobernanza que se ajuste a las «realidades» y «tradiciones» rusas.

Ilyín era monárquico. Creía que la consciencia monárquica de la ley corresponde a valores tales como la piedad religiosa y la familia. Su ideal de monarca era aquel que sirviera al bien del país, no perteneciera a partido alguno y encarnara la unión de todo el pueblo, sin importar cuáles fueran sus creencias y convicciones.

Guerra Justa y Necesaria de Ilyin

En su obra «Sobre la resistencia al mal por la fuerza» («О сопротивлении злу силою»), Ilyin explora la justificación de la guerra y el uso de la fuerza en defensa de ciertos valores y principios.

«La verdadera resistencia al mal implica no solo una lucha espiritual interna, sino también una acción decisiva contra las manifestaciones del mal en el mundo físico. La guerra puede ser un medio necesario y justo para defender la justicia y la verdad», explica Ilyin.

Aquí se presentan algunas de sus ideas clave:

  • Guerra Justa y Necesaria:
    • Ilyin sostenía que la guerra puede ser justificada y necesaria si se lucha en defensa de la justicia y la moral. Según él, no todas las guerras son iguales; algunas son justas porque se combaten contra el mal y la injusticia.
    • Para Ilyin, una «guerra necesaria» es aquella que se lleva a cabo para proteger la patria, los valores espirituales y la integridad moral del pueblo. Es un último recurso cuando todas las demás opciones han sido agotadas.
  • Resistencia al Mal:
    • Ilyin argumentaba que el mal debe ser resistido activamente, y esto puede incluir el uso de la fuerza. La pasividad ante el mal es, para él, moralmente inaceptable.
    • La resistencia al mal mediante la fuerza no es solo un derecho, sino un deber moral. Según Ilyin, ignorar la amenaza del mal y no actuar en su contra equivale a permitir que prospere.
  • Espiritualidad y Guerra:
    • Ilyin veía la guerra no solo en términos físicos, sino también espirituales. La lucha contra el mal es una batalla espiritual tanto como una confrontación física.
    • La guerra, en su visión, debe estar guiada por principios espirituales y éticos, y no simplemente por ambiciones políticas o económicas.
  • Patriotismo y Defensa Nacional:
    • Para Ilyin, el patriotismo es un valor supremo que justifica la defensa del país a través de la guerra si es necesario. Defender la patria es visto como un acto de amor y deber hacia la nación.
    • La soberanía y la integridad del Estado deben ser protegidas, y esto puede requerir la movilización de fuerzas militares.

El profesor Paul Robinson de la Universidad de Ottawa contrastó la doctrina de la “guerra justa” de Occidente con aspectos clave de la “guerra necesaria”, como se encuentra en el libro de Ilyin de 1925 “Sobre la resistencia al mal por la fuerza”. Ilyin argumentó en contra del pacifismo tolstoyano, que, según dijo, entre las elites rusas prerrevolucionarias ayudó a allanar el camino para la toma del poder comunista con los consiguientes asesinatos en masa y genocidios culturales.

Putin como admirador de Ilyin

Vladimir Putin ha citado a Ilyin en varios discursos, mostrando su admiración por el filósofo y subrayando la relevancia de sus ideas en el contexto contemporáneo ruso. Esta adopción de las ideas de Ilyin refleja una continuidad en el pensamiento que también influye en los estrategas del Kremlin, como Surkov.

1. Discurso en la Reunión del Club Valdai, 19 de septiembre de 2013:

En este discurso, Putin citó a Iván Ilyin para defender la idea de que Rusia tiene un camino y una identidad propios, distintos de los modelos occidentales. Putin enfatizó la importancia de una gobernanza basada en las tradiciones y valores rusos.

  • Cita de Putin: «A propósito, Ilyin escribió: ‘El que ama a Rusia debe desear para ella la libertad, en primer lugar, para ella misma; la libertad de fortalecerse y madurar como nación'».

2. Discurso en el Foro de Valdai, 24 de octubre de 2014:

En otro discurso en el Club Valdai, Putin hizo referencia a Ilyin al hablar sobre la soberanía y el destino de Rusia, subrayando la importancia de una identidad nacional fuerte y cohesionada.

  • Cita de Putin: «Iván Ilyin dijo: ‘Para Rusia, la verdadera libertad es una forma orgánica de ser, de vivir, de funcionar, y no una suerte de ideología impuesta desde fuera'».

3. Discurso Anual sobre el Estado de la Nación, 12 de diciembre de 2013:

En su discurso anual ante la Asamblea Federal, Putin citó a Ilyin para reafirmar la visión de Rusia como un país con un destino especial y la necesidad de proteger sus valores tradicionales frente a las influencias extranjeras.

  • Cita de Putin: «Como dijo Iván Ilyin: ‘Si Rusia es destruida, nuestra esperanza se derrumbará; el futuro de todo el mundo será sombrío'».

4. Discurso en la Inauguración del Monumento a Iván Ilyin, 2014:

En la ceremonia de inauguración del monumento a Iván Ilyin en Moscú, Putin rindió homenaje al filósofo, subrayando su relevancia para el pensamiento contemporáneo ruso y su visión del Estado y la nación.

  • Cita de Putin: «Iván Ilyin no solo era un filósofo y pensador profundo, sino también un verdadero patriota que creía firmemente en el futuro de Rusia. Su obra y sus ideas siguen siendo relevantes para nosotros hoy en día, y debemos seguir su consejo sobre cómo debemos construir nuestro país».

La filosofía de Ilyín influyó en otros autores rusos del siglo xx, tales como Aleksandr Solzhenitsyn y otros conservadores y nacionalistas rusos. Para 2005, en Rusia fueron reeditados 23 volúmenes de obras de Ilyín.