
Rusia e Irán han estrechado fuertemente sus relaciones en todos los frentes durante el último tiempo: político, económico, militar e incluso tecnológico y energético de manera significativa. Todo ello implica que al fin y al cabo no es tan sencillo golpear a un país como Irán hoy, sea quien sea que intente hacerlo, como Israel o EEUU.
Ambos países están buscando consolidarse como aliados estratégicos frente a Occidente, sobre todo por las sanciones que enfrentan.
Militar y Seguridad:
Rusia ha comenzado a transferir tecnología militar de alta gama a Irán, incluyendo los cazas Su-35, algo que durante años se había evitado por temor a tensiones regionales (especialmente con Israel). Además, Irán ha sido clave para Rusia al proveer drones (como los Shahed-136) que Moscú ha usado en Ucrania, lo que fortaleció aún más sus lazos militares.
Tratado de Asociación Estratégica Integral (17 de enero de 2025): Este tratado, firmado en Moscú por los presidentes Vladímir Putin y Masoud Pezeshkian, busca fortalecer la cooperación en defensa, seguridad, comercio y energía entre ambos países. Incluye la realización de ejercicios militares conjuntos y una colaboración técnico-militar más estrecha para enfrentar «amenazas comunes». Sin embargo, no contempla asistencia mutua en caso de agresión directa, a diferencia de otros acuerdos similares que Rusia ha firmado con países como Corea del Norte.
Cooperación en Defensa (2024): Rusia acordó suministrar a Irán 24 cazas de combate multifunción Sukhoi Su-35, con entregas iniciadas en 2023. Además, se concedió a Irán la licencia para la producción local de los modelos Su-30 y Su-35, fortaleciendo así sus capacidades militares y reduciendo su dependencia de equipos extranjeros.
Económico y Financiero:
Frente al bloqueo de los sistemas financieros occidentales, ambos países han interconectado sus sistemas bancarios para permitir el comercio bilateral en monedas locales, esquivando al dólar. También están invirtiendo fuertemente en el Corredor Norte-Sur, una ruta logística alternativa para comerciar con Asia sin pasar por rutas controladas por Occidente.
Conexión de Sistemas Bancarios (noviembre de 2024): Teherán y Moscú conectaron sus sistemas bancarios para impulsar el comercio y las transacciones financieras, en un esfuerzo por contrarrestar las sanciones económicas impuestas por EEUU y países europeos.
Infraestructura y Transporte:
El Corredor Internacional Norte-Sur es uno de los proyectos geoestratégicos más importantes para ambos. No solo reduce tiempos y costos, sino que les da una salida comercial directa al Océano Índico. Esto cambia las reglas del juego para Rusia, que normalmente depende de sus puertos del Mar Báltico o el Ártico.
Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (17 de mayo de 2023): Rusia e Irán firmaron un acuerdo para crear una ruta comercial que eluda las rutas marítimas tradicionales y las sanciones internacionales. Este corredor, que incluye la construcción de una línea ferroviaria de 164 km entre las ciudades de Astara y Rasht en Irán, permitirá que las mercancías rusas lleguen al Océano Índico sin utilizar el Canal de Suez, reduciendo significativamente el tiempo de transporte.
Energía y Tecnología:
También han discutido cooperación en temas nucleares (con fines civiles, al menos oficialmente), así como en petróleo y gas. Irán quiere aprovechar la experiencia rusa en energía nuclear, y Rusia busca socios que puedan ayudar a mantener su industria energética activa pese a las sanciones.
Político-Estratégico:
Ambos se ven como «ejes de resistencia» contra la hegemonía occidental, especialmente frente a Estados Unidos, la OTAN y sus aliados. Su retórica política se ha alineado mucho más en foros como la ONU, la OCS (Organización de Cooperación de Shanghái), e incluso el grupo BRICS+ (Irán se sumó en 2024).