El Club Bilderberg se reúne para conspirar contra el mundo

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La 68.ª reunión de Bilderberg se llevará a cabo del 2 al 5 de junio de 2022 en Washington, DC, EEUU. Cerca de 120 participantes de 21 países han confirmado su asistencia. Como siempre, se invitó a un grupo diverso de líderes políticos y expertos de la industria, las finanzas, la academia, el trabajo y los medios de comunicación.

Los temas clave de discusión de este año son:

1. Realineamientos geopolíticos
2. Desafíos de la OTAN
3. China
4. Realineamiento del Indo-Pacífico
5. Competencia tecnológica chino-estadounidense
6. Rusia
7. Continuidad del gobierno y la economía
8. Interrupción del mercado global Sistema Financiero
9. Desinformación
10. Seguridad y sostenibilidad energética
11. Salud pospandemia
12. Fragmentación de sociedades democráticas
13. Comercio y desglobalización
14. Ucrania

Fundada en 1954, la Reunión Bilderberg es una conferencia anual diseñada para fomentar el diálogo entre Europa y América del Norte. Cada año, entre 120 y 140 líderes políticos y expertos de la industria, las finanzas, el mundo laboral, el mundo académico y los medios de comunicación son invitados a participar en el Encuentro. Aproximadamente dos tercios de los participantes provienen de Europa y el resto de América del Norte; aproximadamente una cuarta parte de la política y el gobierno y el resto de otros campos.

La Reunión de Bilderberg es un foro para discusiones informales sobre temas importantes. Las reuniones se llevan a cabo bajo la regla de Chatham House, que establece que los participantes son libres de usar la información recibida, pero no se puede revelar la identidad ni la afiliación del orador o los oradores ni de ningún otro participante.

LISTA DE PARTICIPANTES 2022:

Achleitner, Paul M. (DEU), expresidente del Consejo de Supervisión de Deutsche Bank AG; Tesorero Bilderberg Reuniones

Adeyemo, Adewale (EE. UU.), Subsecretario, Departamento del Tesoro

Albares, José Manuel (ESP), Ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación

Altman, Roger C. (EE. UU.), fundador y presidente sénior de Evercore Inc.

Altman, Sam (EE. UU.), CEO, OpenAI

Applebaum, Anne (EE. UU.), Redactora, The Atlantic

Arnaut, José Luís (PRT), Socio Director, CMS Rui Pena & Arnaut

Auken, Ida (DNK), Miembro del Parlamento, Partido Socialdemócrata

Azoulay, Audrey (INT), Directora General, UNESCO

Baker, James H. (EE. UU.), Director, Oficina de Evaluación Neta, Oficina del Secretario de Defensa

Barbizet, Patricia (FRA), Presidenta y Directora Ejecutiva, Temaris & Associés SAS

Barroso, José Manuel (PRT), Presidente, Goldman Sachs International LLC

Baudson, Valérie (FRA), CEO, Amundi

Beurden, Ben van (NLD), director general, Shell plc

Bourla, Albert (EE. UU.), presidente y director ejecutivo de Pfizer Inc.

Buberl, Thomas (FRA), director general, AXA SA

Burns, William J. (EE. UU.), Director, CIA

Byrne, Thomas (IRL), Ministro de Estado para Asuntos Europeos

Campbell, Kurt (EE. UU.), Coordinador de la Casa Blanca para el Indo-Pacífico, NSC

Carney, Mark J. (CAN), Vicepresidente, Brookfield Asset Management

Casado, Pablo (ESP), expresidente del Partido Popular

Chhabra, Tarun (EE. UU.), Director sénior de Tecnología y Seguridad Nacional, Consejo de Seguridad Nacional

Donohoe, Paschal (IRL), Ministro de Finanzas; Presidente, Eurogrupo

Döpfner, Mathias (DEU), presidente y director ejecutivo, Axel Springer SE

Dudley, William C. (EE. UU.), Investigador sénior, Universidad de Princeton

Easterly, Jen (EE. UU.), Directora, Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad

Economía, Elizabeth (EE.UU.), Asesora Principal para China, Departamento de Comercio

Émié, Bernard (FRA), Director General, Ministerio de las Fuerzas Armadas

Emond, Charles (CAN), director ejecutivo, CDPQ

Erdogan, Emre (TUR), Profesor de Ciencias Políticas, Universidad Bilgi de Estambul

Eriksen, Øyvind (NOR), presidente y director ejecutivo, Aker ASA

Ermotti, Sergio (CHE), Presidente, Swiss Re

Fanusie, Yaya (EE. UU.), investigador principal adjunto, Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense

Feltri, Stefano (ITA), editor en jefe, Domani

Fleming, Jeremy (GBR), Director, Sede de Comunicaciones del Gobierno Británico

Freeland, Chrystia (CAN), Viceprimer Ministro

Furtado, Isabel (PRT), Directora Ejecutiva, TMG Automotriz

Gove, Michael (GBR), Secretario de Estado para Subir de Nivel, Oficina del Gabinete

Halberstadt, Victor (NLD), copresidente de las reuniones de Bilderberg; Profesor de Economía, Universidad de Leiden

Hallengren, Lena (SWE), Ministra de Salud y Asuntos Sociales

Hamers, Ralph (NLD), director general, UBS Group AG

Hassabis, Demis (GBR), CEO y fundador, DeepMind

Hedegaard, Connie (DNK), Presidenta, Fundación KR

Henry, Mary Kay (EE. UU.), presidente internacional, Sindicato Internacional de Empleados de Servicios

Hobson, Mellody (EE. UU.), codirector ejecutivo y presidente de Ariel Investments LLC

Hodges, Ben (EE.UU.), Cátedra Pershing de Estudios Estratégicos, Centro para el Análisis de Políticas Europeas

Hoekstra, Wopke (NLD), Ministro de Relaciones Exteriores

Hoffman, Reid (EE. UU.), cofundador, Inflection AI; Socio, Greylock

Huët, Jean Marc (NLD), Presidente, Heineken NV

Joshi, Shashank (GBR), editor de defensa, The Economist

Karp, Alex (EE. UU.), Director ejecutivo, Palantir Technologies Inc.

Kissinger, Henry A. (EE. UU.), Presidente, Kissinger Associates Inc.

Koç, Ömer (TUR), Presidente, Koç Holding AS

Kofman, Michael (EE. UU.), Director, Programa de Estudios de Rusia, Centro de Análisis Naval

Kostrzewa, Wojciech (POL), Presidente, Mesa Redonda Empresarial Polaca

Krasnik, Martin (DNK), editor en jefe, Weekendavisen

Kravis, Henry R. (EE. UU.), copresidente, KKR & Co. Inc.  

Kravis, Marie-Josée (EE. UU.), copresidente de las reuniones de Bilderberg; Presidente, El Museo de Arte Moderno

Kudelski, André (CHE), Presidente y Director Ejecutivo, Kudelski Group SA

Kukies, Jörg (DEU), Secretario de Estado, Cancillería

Lammy, David (GBR), Secretario de Estado en la sombra para Asuntos Exteriores, de la Commonwealth y de Desarrollo, Cámara de los Comunes

LeCun, Yann (EE. UU.), vicepresidente y científico jefe de IA, Facebook, Inc.

Leu, Livia (CHE), Secretaria de Estado, Departamento Federal de Relaciones Exteriores

Leysen, Thomas (BEL), presidente, Umicore y Mediahuis; Presidente DSM NV

Liikanen, Erkki (FIN), presidente, fideicomisarios de la Fundación IFRS

Little, Mark (CAN), presidente y director ejecutivo, Suncor Energy Inc.

Looney, Bernard (GBR), director general, BP plc

Lundstedt, Martin (SWE), director ejecutivo y presidente, Volvo Group

Lütke, Tobias (CAN), CEO, Shopify

Marin, Sanna (FIN), Primer Ministro

Markarowa, Oksana (UKR), embajadora de Ucrania en EE . UU.

Meinl-Reisinger, Beate (AUT), líder del partido, NEOS

Michel, Charles (INT), Presidente, Consejo Europeo

Minton Beddoes, Zanny (GBR), editor en jefe, The Economist

Mullen, Michael (EE. UU.), ex presidente del Estado Mayor Conjunto

Mundie, Craig J. (EE. UU.), Presidente, Mundie & Associates LLC

SM, el Rey de Paises Bajos (NLD)

Niemi, Kaius (FIN), editor en jefe sénior, periódico Helsingin Sanomat

Núñez, Carlos (ESP), Presidente Ejecutivo, PRISA Media

O’Leary, Michael (IRL), director ejecutivo del grupo, Ryanair Group

Papalexopoulos, Dimitri (GRC), Presidente, TITAN Cement Group

Petraeus, David H. (EE. UU.), Presidente, KKR Global Institute

Pierrakakis, Kyriakos (GRC), Ministro de Gobernanza Digital

Pinho, Ana (PRT), Presidenta y Directora Ejecutiva, Fundación Serralves

Pouyanné, Patrick (FRA), presidente y director ejecutivo, TotalEnergies SE

Rachman, Gideon (GBR), comentarista jefe de Asuntos Exteriores, The Financial Times

Raimondo, Gina M. (EE. UU.), Secretaria de Comercio

Reksten Skaugen, Grace (NOR), miembro de la junta, Investor AB

Rende, Mithat (TUR), Miembro de la Junta, TSKB

Reynders, Didier (INT), Comisario Europeo de Justicia

Rutte, Mark (NLD), Primer Ministro

Salvi, Diogo (PRT), cofundador y director ejecutivo, TIMWE

Sawers, John (GBR), presidente ejecutivo, Newbridge Advisory Ltd.

Schadlow, Nadia (EE. UU.), investigador principal, Instituto Hudson

Schinas, Margaritis (INT), Vicepresidente, Comisión Europea

Schmidt, Eric E. (EE. UU.), ex director ejecutivo y presidente de Google LLC

Scott, Kevin (EE. UU.), CTO, Microsoft Corporation

Sebastián, Nuno (PRT), director general, Feedzai

Sedwill, Mark (GBR), presidente del Foro de Futuros del Atlántico

Sikorski, Radoslaw (POL), eurodiputado, Parlamento Europeo

Sinema, Kyrsten (EE. UU.), Senadora

Starace, Francesco (ITA), director general, Enel SpA

Stelzenmüller, Constanze (DEU), Presidente Fritz Stern, The Brookings Institution

Stoltenberg, Jens (INT), Secretario General, OTAN

Straeten, Tinne Van der (BEL), Ministro de Energía

Suleyman, Mustafa (GBR), director ejecutivo, Inflection AI

Sullivan, Jake (EE. UU.), Director, Consejo de Seguridad Nacional

Tellis, Ashley J. (EE. UU.), Presidente Tata de Asuntos Estratégicos, Carnegie Endowment

Thiel, Peter (EE. UU.), Presidente, Thiel Capital LLC

Treichl, Andreas (AUT), presidente, presidente de la Fundación ERSTE

Tugendhat, Tom (GBR), parlamentario; Presidente del Comité de Asuntos Exteriores, Cámara de los Comunes

Veremis, Markos (GRC), cofundador y presidente de Upstream

Vitrenko, Yuriy (Reino Unido), director general, Naftogaz

Wallander, Celeste (EE. UU.), Subsecretaria de Defensa para Asuntos de Seguridad Internacional

Wallenberg, Marcus (SWE), Presidente, Skandinaviska Enskilda Banken AB

Walmsley, Emma (GBR), directora general, GlaxoSmithKline plc

Wennink, Peter (NLD), presidente y director ejecutivo, ASML Holding NV

Yetkin, Murat (TUR), Periodista/Escritor, YetkinReport

Yurdakul, Afsin (TUR), periodista, Habertürk News Network

Zeiler, Gerhard (AUS), presidente de Warnermedia International

LA HISTORIA OSCURA DEL CLUB BILDERBERG:

Una camarilla formada por algunos de los hombres más ricos, poderosos e influyentes de Occidente que se reúnen secretamente para planear eventos que después, simplemente, suceden.
The Times (Londres, 1977)

Es difícil reeducar a la gente que ha sido educada en el nacionalismo. Es muy difícil convencerlos de que renuncien a parte de su soberanía en favor de una institución supranacional.
Príncipe BERNARDO, fundador del Club Bilderberg.

Cualquier cambio de régimen en el mundo, cualquier intervención sobre el flujo de capitales, cualquier modificación en el estado del bienestar es plausible si en uno de esos encuentros sus participantes lo incluyen en su agenda. Según Denis Healy, ex ministro de Defensa británico:

«Lo que pasa en el mundo no sucede por accidente: hay quienes se encargan de que ocurra. La mayor parte de las cuestiones nacionales o relativas al comercio están estrechamente dirigidas por los que tienen el dinero».

Los socios del Club Bilderberg deciden cuándo deben empezar las guerras (ganan dinero con todas ellas); cuánto deben durar (Nixon y Ford fueron defenestrados por acabar la guerra de Vietnam demasiado pronto); cuándo deben acabar (el Grupo había planificado el fin de las hostilidades para 1978) y quién debe participar. Los cambios fronterizos posteriores los deciden ellos y también quiénes se deben beneficiar de la reconstrucción.

Los miembros del Bilderberg «poseen» los bancos centrales y, por lo tanto, están en posición de determinar los tipos de interés, la disponibilidad del dinero, el precio del oro y qué países deben recibir qué préstamos. Simplemente moviendo dinero los socios del Bilderberg ganan miles de millones de dólares. ¡Su única ideología es la del dólar y su mayor pasión, el poder!.

Desde 1954, los socios del Club Bilderberg representan a la élite de todas las naciones occidentales -financieros, industriales, banqueros, políticos, líderes de corporaciones multinacionales, presidentes, primeros ministros, ministros de Finanzas, secretarios de Estado, representantes del Banco Mundial, la OMC y el FMI, ejecutivos de los medios de comunicación y líderes militares-, un gobierno en la sombra que se reúne en secreto para debatir y alcanzar un consenso sobre la estrategia global.

Casi todos los presidentes estadounidenses desde Eisenhower han pertenecido al Club.

También, Tony Blair, así como la mayoría de los miembros principales de los gobiernos ingleses; Lionel Jospin; Romano Prodi, ex presidente de la Comisión Europea; Mario Monti, comisario europeo de la Competencia; Pasca1 Lamy, comisario de Comercio; José Durao Barroso; Alan Greenspan, jefe de la Reserva Federal; Hillary Clinton; Jolm Kerry; la asesinada ministra de Asuntos Exteriores de Suecia, Anna Lindh; Melinda y Bill Gates; Henry Kissinger; la dinastía Rothschild; Jean Claude Trichet, la cabeza visible del Banco Central Europeo; James Wolfenson, presidente del Banco Mundial; Javier Solana, secretario general del Consejo de la Comunidad Europea; el financiero George Soros, especulador capaz de hacer caer monedas nacionales en su provecho; y todas las familias reales de Europa.

Junto a ellos se sientan los propietarios de los grandes medios de comunicación.

También pertenecen al Grupo las personas que controlan todo lo que lee y ve, los barones de los medios de comunicación: David Rockefeller, Conrad Black el ahora caído en desgracia ex propietario de 440 medios de comunicación de todo el mundo, desde Jerusalén post al principal diario de Canadá, The National Post, Edgar Bronfman, Rupert Murdoch y Sumner Redstone, director de Viacom, un conglomerado mediático internacional que aglutina virtualmente a todos los grandes segmentos de la industria de la comunicación.

Las reuniones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), del G-8, de la Organización Mundial del Comercio (OMC), del Foro Económico Mundial, de los bancos centrales, de los ministros de la Unión Europea y de la Comisión Europea tienen siempre lugar a puerta cerrada.

La única razón que puede existir para ello es que no quieren que usted ni yo sepamos qué se traen entre manos. La ya clásica excusa, «no es del interés general», significa realmente que «no les interesa» que el gran público se informe debidamente. Pero, además de esos encuentros supuestamente públicos, existe toda una red de cumbres privadas que desconocemos por completo.

En febrero tiene lugar el Foro Económico Mundial de Davos; el G8 Y el Bilderberg, en abril/mayo; la conferencia anual del Banco Mundial/FMI, en septiembre. De todo ello emerge un curioso consenso internacional que, en apariencia, nadie dirige.

En 2004 se cumple el 50 aniversario del Grupo, que se constituyó del 29 al 31 de mayo de 1954, en un hotel de la localidad holandesa de Oosterbeckl, el Bilderberg, que acabaría dándole su nombre a la sociedad. El organizador del evento fue el príncipe Bernardo de Holanda.

El borrador de las actas de Bilderberg de 1989 dice:

«Ese Encuentro pionero puso de manifiesto la creciente preocupación de muchos insignes ciudadanos de ambos lados del Atlántico, de que Europa Occidental y EEUU no estaban trabajando coordinadamente en asuntos de importancia crítica. Se llegó a la conclusión de que unos debates regulares y confidenciales ayudarían a un mayor entendimiento de las complejas fuerzas que dirigían el porvenir de Occidente en el difícil período de la posguerra».

Según el fundador, el príncipe Bernardo de Holanda, cada participante es «mágicamente despojado de sus cargos» al entrar en la reunión para ser «un simple ciudadano de su país durante toda la duración del congreso».

Por otra parte, uno de los miembros más importantes del Club Bilderberg ha sido Joseph Retinger, un sacerdote jesuita y masón de grado 33. De él se dice que fue el auténtico fundador y organizador del Club.

Lord Rothschild y Laurance Rockefeller, miembros clave de dos de las más poderosas familias del mundo, escogieron personalmente a 100 participantes procedentes de la élite mundial con el propósito secreto de cambiar Europa.

En palabras de Giovanni Agnelli, el ahora fallecido presidente de Fiat:

«Nuestro objetivo es la integración de Europa; donde los políticos han fracasado, nosotros, los industriales, vamos a tener éxito».

«No se hace ninguna política, sólo se mantienen conversaciones banales y de perogrullo -dijo el editor del London Observer, Will Hutton, que participó en el encuentro en 1997-, pero el consenso al que se llega es el telón de fondo de la política que se hace en todo el mundo».

El príncipe Bernardo de Holanda, padre de la reina Beatriz e íntimo del príncipe Felipe de Gran Bretaña, añade que,

«cuando los representantes de las instituciones occidentales abandonan la reunión se llevan consigo el consenso del grupo. Estos debates liman diferencias y consiguen llegar a posiciones comunes, por eso tienen una gran influencia sobre sus participantes».

Lo que suele ocurrir, «casi por casualidad», es que a partir de ese consenso los omnipotentes intereses comerciales y políticos, a través de los medios de comunicación, consiguen que la política de los gobiernos sea la misma aun cuando sus intereses particulares sean ostensiblemente diferentes.

Nadie puede comprar una invitación para uno de los encuentros Bilderberg, aunque muchas multinacionales lo han intentado. Es el comité directivo quien decide a quién invita. Lo que el periódico londinense The Guardian denomina “un bilderber-ger” no ha cambiado en los últimos cincuenta años: un socialista fabiano partidario entusiasta de un orden mundial único.

Según una fuente del comité directivo del Grupo,

«los invitados deben venir solos, sin esposas, amantes, maridos o novios. Los «asistentes personales» (es decir, guardaespaldas fuertemente armados, normalmente ex miembros de la CÍA, del MI6 y del Mossad) no pueden asistir a las conferencias y deben comer en una estancia aparte. Ni siquiera el «asistente personal» de David Rockefeller puede acompañarlo durante el almuerzo. Queda explícitamente prohibido que los invitados concedan entrevistas a los periodistas».

Para mantener su aura de hermetismo, los participantes alquilan un hotel completo durante toda la duración del congreso, normalmente de tres a cuatro días. Agentes de la CÍA y del Mossad se encargan de limpiar hasta la última dependencia.

Se revisan los planos del establecimiento, se investiga al personal y se manda a casa a cualquiera que levante la más mínima sospecha.

«Agentes de policía con uniformes negros inspeccionan con perros cada uno de los vehículos de suministros. No queda nada por remover y después escoltan a los transportistas hasta la entrada. Guardias armados patrullan los bosques colindantes y gorilas con micrófonos vigilan todos los accesos. Cualquiera que se aproxime al hotel sin poseer un trozo del globo terráqueo es devuelto por donde ha venido».

Los participantes afirman que asisten a las reuniones en calidad de ciudadanos privados y no como representantes oficiales, aunque esta afirmación es bastante cuestionable: en Estados Unidos (por medio de la Ley Logan) y en Canadá es ilegal que un funcionario elegido por el pueblo se reúna en privado con empresarios para debatir y diseñar la política pública.

La Ley Logan fue creada para evitar que ciudadanos sin representatividad pública interfirieran en las relaciones entre Estados Unidos y los diferentes gobiernos extranjeros. No deja de ser curioso que, en sus doscientos años de historia, no se haya acusado a nadie de vulnerar la Ley. Sin embargo, sí ha habido un buen número de referencias a su vulneración en diferentes juicios’ y se suele usar como arma política.

Algunas de las personas que han participado en estos encuentros son: Allen Dulles (CIA), William J. Fulbright (senador de Arkansas y receptor de una de las primeras becas Rhodes), Dean Acheson (secretario de Estado de Truman), Henry A. Kissinger (presidente de Kissinger Associates), David Rockefeller (Chase Bank, JP Morgan International Council), Nel-son Rockefeller, Laurance Rockefeller, Gerald Ford (ex presidente de los Estados Unidos), Henry J. Heinz II (presidente de H. J. Heinz Co.), el príncipe Felipe de Gran Bretaña, Robert S. McNamara (secretario de Defensa de Kennedy y ex presidente del Banco Mundial), Margaret Thatcher (ex primera ministra de Gran Bretaña), Valéry Giscard d’Estaing (ex presidente de Francia), Harold Wilson (ex primer ministro de Gran Bretaña), Edward Heath (ex primer ministro de Gran Bretaña), Donald H. Rumsfeld (secretario de Defensa de los presidentes Ford y George W. Bush), Helmut Schmidt (ex canciller de Alemania Occidental), Henry Ford III (presidente de Ford Motor Co.), James Rockefeller (presidente del First National City Bank) y Giovanni Agnelli (presidente de Fiat en Italia).

Según fuentes de Jim Tucker, un legendario periodista reconocido entre los profesionales más honestos por haber perseguido a los miembros del Club durante más de treinta años con un gran coste personal (perdió a varios amigos personales en misteriosos accidentes y a un miembro de su familia que supuestamente se suicidó),

«Blair aseguró en Bilderberg que Gran Bretaña aceptaría el euro, pero que antes tenía que resolver ciertos «problemas políticos» debido a «un resurgimiento del nacionalismo en casa»».

El 29 de mayo de 1989 la revista Spotlight publicaba en uno de sus reportajes la siguiente frase que le dijo un funcionario alemán a Blair:

«No eres más que una Maggie Thatcher con pantalones.»

Se trataba de una dura referencia al hecho de que lady Thatcher fuera defenestrada por su propio Partido Conservador siguiendo las órdenes del Club Bilderberg. Después, el mismo foro colocaría en el puesto a John Majar, un personaje más manipulable.

Como explica John Williams, algunos miembros de la élite occidental acuden a las reuniones Bilderberg,

«para reforzar un consenso virtual, una ilusión de globalización, definida bajo sus propios términos: lo que es bueno para los bancos y los grandes empresarios, es bueno para todo el mundo, es inevitable y revierte en el beneficio de la humanidad».

La lista inicial de participantes propuestos comienza a circular en enero, y la selección final se hace en marzo. Para evitar filtraciones, el comité directivo del Grupo establece la fecha del encuentro con cuatro meses de antelación, pero el nombre del hotel sólo se anuncia una semana antes. En la apertura del encuentro, el presidente recuerda las reglas del Club y abre el primer tema de debate del día.

Bilderberg marca todos los documentos que distribuye a sus miembros con la frase «Personal y estrictamente confidencial. Prohibida su publicación».

El ejemplo más claro de «reclutamiento útil» fue el de aquel oscuro gobernador de Arkansas, Bill Clinton, que acudió a su primer encuentro Bilderberg en Badén Badén, Alemania, en 1991. Allí, David Rockefeller le explicó a un joven Clinton en qué consistía el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y le dio indicaciones para apoyarlo. Al año siguiente, el gobernador se convirtió en presidente.

La asociación con el Club Bilderberg siempre ha arrojado magníficos beneficios:

  • Bill Clinton. Asistió a la reunión del Bilderberg de 1991. Gana la nominación del Partido Demócrata y es elegido presidente en 1992.
  • Tony Blair. Asistió a la reunión del Bilderberg de 1993. Asciende a la presidencia del partido en julio de 1994 y a la presidencia nacional en mayo de 1997.
  • George Robertson. Asistió a la reunión del Bilderberg de 1998. Consigue la secretaría general de la OTAN en agosto de 1999.

El 10 de diciembre de 1980, Francois Mitterrand, un hombre que reiteradamente había fracasado en su intento de conseguir el poder en Francia, fue resucitado por orden del Comité de Los 300, el hermano mayor del Club Bilderberg.

Según la fuente de inteligencia de John Coleman, autor de Conspirators’ Hierarchy – The Story of The Commitee of 300,

«Escogieron a Mitterrand y le lavaron la imagen para devolverlo al poder».

El propio político francés en su discurso de vuelta a la política dijo:

«El desarrollo del capitalismo industrial se opone a la libertad. Debemos poner fin a ello. Los sistemas económicos del siglo XX y XXI usarán máquinas para aplastar al hombre, primero en el dominio de la energía nuclear, que ya está produciendo resultados admirables».

Las observaciones de Coleman estremecen.

«El retorno de Mitterrand al Palacio del Elíseo fue un gran triunfo para el socialismo. Demostró que el Comité de los 300 era suficientemente poderoso como para predecir acontecimientos o, mejor dicho, para hacer que sucediesen por la fuerza o por cualquier otro medio. En el caso de Mitterrand, demostró su capacidad de vencer cualquier oposición pues, pocos días antes, había sido totalmente rechazado por un grupo de poder político de París», es decir, por el Frente Nacional de Le Pen y un gran segmento de su propio Partido Socialista.

Todo primer ministro británico se ha sentido obligado a asistir a los encuentros Bilderberg durante los últimos treinta años. Como anécdota, se puede decir que el Club fue una creación del MI6 bajo la dirección del RILA. En concreto, fue idea de Alastair Buchan (hijo de lord Tweedsmuir y miembro del RILA y la Mesa Redonda) y de Duncan Sandys (un importante político, yerno de Winston Churchill, quien a su vez era amigo de Retinger, un jesuita y masón de grado 33).

El MI6 necesitaba a un miembro de la realeza que diese apoyo público al Club y pensó en Bernardo de Holanda, conocido por sus numerosos vínculos con la realeza europea y los más importantes industriales. La conferencia Bilderberg de 1957 fue el inicio de la carrera del líder del Partido Laborista Dennis Healey. Poco después del encuentro, Healey fue «extrañamente» nombrado ministro de Hacienda.

Tony Blair acudió a la reunión del 23 al 25 de abril de 1993, en Vouliagmeni, en Grecia, cuando era ministro del Interior en la sombra.

Medios de comunicación:

El Club Bilderberg también representa a la élite de los medios de comunicación a ambos lados del Atlántico. Los empresarios de esos medios asisten a las reuniones prometiendo de antemano que nunca y bajo ninguna condición hablarán del Club. Los editores se hacen responsables de cualquier noticia relacionada con él en sus medios de comunicación.

Y, de esta manera, los miembros del Club Bilderberg se garantizan silencio total y absoluto y una identidad invisible tanto en Estados Unidos como en Europa. Si hacemos una búsqueda en los principales medios de comunicación del mundo, no encontraremos ninguna noticia sobre un grupo que reúne a los más importantes políticos, empresarios y financieros del planeta, por no mencionar informaciones sobre el inicio de las hostilidades contra Irak, ni siquiera por la prensa que asistió al encuentro Bilderberg de 2002.

El Club Bilderberg usa a los principales grupos de comunicación para crear una opinión que respalde sus objetivos. Así, difunde noticias que influyen tanto en el mundo político como en el ciudadano de a pie. La industria de los medios de comunicación, totalmente controlada, difunde la propaganda.

Las corporaciones públicas intentan mantener en secreto la lista de participantes en las reuniones del Club y la prensa privada casi no informa del evento.

Microsoft, AT&T, Bechtel, Cisco, Compaq y Price Waterhouse Coopers no tienen nada que temer de la prensa. No importa que Microsoft y la NBC co-dirijan la cadena de cable MSNBC.

En su edición de agosto/septiembre de 1993, la prestigiosa revista holandesa Exposure publicó un artículo sobre el férreo control existente, sobre cierto tipo de información, que establecen las tres y más prestigiosas cadenas de televisión de Estados Unidos, la NBC, la CBS y la ABC. Las tres surgieron a partir de la RCA.

Lo que quiere decir que la política social decidida por el Tavistock parte de la idea de que las masas pueden ser manipuladas.

Estas organizaciones e instituciones que, teóricamente, compiten las unas con las otras, y que tienen una «independencia». que asegura que los estadounidenses reciban informaciones no sesgadas, están en realidad ligadas a través de incontables empresas y entidades financieras. Se trata de una maraña casi imposible de desenredar.

¿Qué sucedería si el pueblo estadounidense supiese que las tres televisiones más importantes del país transmiten un lavado de cerebro diseñado por el Instituto Tavistock de Relaciones Humanas, y transmitido por el MI6, el instituto de inteligencia más sofisticado del mundo?.

La NBC es propiedad de General Electric (GE), «una de las corporaciones más grandes del mundo», con una larga historia de actividad antisindical. GE es, a su vez, uno de los más importantes donantes de fondos al Partido Republicano y tiene inmensos intereses financieros en la industria armamentista y nuclear.

El ex director general de la empresa, Jack Welch, fue uno de los principales impulsores del traslado de las plantas americanas a países de bajo costo como China y México. La NBC es una empresa subsidiaria de la RCA, un conglomerado de empresas de comunicación. En el comité director de la RCA se halla Thornloll Bradshaw, presidente de Atlantic Richfield y miembro de la OTAN, del World Wildlife Fund, del Club de Roma, del Instituto Aspen de Estudios Humanísticos y del CFR. Bradshaw es también presidente de la NBC.

Entre los directores de la NBC nombrados en el artículo Exposure de Mullins estaban:

  • John Brademas (CFR, Club Bilderberg), un director de la Fundación Rockefeller
  • Peter G. Peterson (CFR), ex ejecutivo de Kuhn, Loeb & Co (Rothschild) y ex secretario de comercio de EEUU.
  • Robert Cizik, director de la RCA y del First City Bancorp, identificado en una comparecencia ante el Congreso de EEUU como banco perteneciente a Rothschild.
  • Thomas O. Paine, presidente de Northrup Co. (el gran contratista del Ministerio de Defensa estadounidense) y director del Instituto de Estudios Estratégicos de Londres, Donald Smiley, director de dos compañías Morgan, Metropolitan Life y US Steel.
  • Thorton Bradshaw, director de la RCA, director de la Rockefeller Brothers Fund, Atlantic Richfield Oil y el Instituto Aspen de Estudios Humanísticos (estos últimos dirigidos por un miembro del Club, Robeli O. Anderson).

Claramente, el comité ejecutivo de la NBC tiene una considerable influencia de los Rockefeller-Rothschild-Morgan, principal eje y promotor del plan de Nuevo Orden Mundial.

La ABC es propiedad de la Disney Corp.,

«que fabrica productos en países del Tercer Mundo pagando salarios de miseria en condiciones de trabajo atroces».

Posee 152 canales de televisión. El Chase Manhattan Bank controla el 6,7 % de la ABC, suficiente para ejercer su control. Aunque se trata de un porcentaje menor, es más que suficiente para censurar y presionar sobre los contenidos de la cadena. El Chase, a través de su departamento de crédito, controla el 14 % de la CBS y el 4,5 % de la RCA.

En vez de tres cadenas de televisión llamadas BC, CBS y ABC, lo que en realidad tenemos es la Rockefeller Broadcasting Company, el Rockefeller Broadcasting System y el Rockefeller Broadcasting Consortium.

La CBS es propiedad de Viacom y tiene unos 200 canales de televisión y 255 emisoras de radio afiliadas.

OBJETIVOS DEL CLUB BILDERBERG:

«El Club Bilderberg anda en busca de una era del posnacionalismo: ese momento en que ya no haya países, sólo regiones y valores universales, es decir, sólo una economía universal, un Gobierno Universal (designado, no elegido) y una religión universal. Para asegurarse esos objetivos, los miembros del Club Bilderberg abogan por un enfoque más técnico y menos conocimiento por parte del público. Esto reduce las probabilidades de que la población se entere del plan global de los amos mundiales y organice una resistencia organizada».

Su objetivo final es el control de absolutamente todo en el mundo, en todos los sentidos de la palabra. Actúan como si fueran Dios en la Tierra.

Entre sus planes figura establecer:

  • Un solo gobierno planetario con un único mercado globalizado, con un solo ejército y una única moneda regulada por un Banco Mundial.
  • Una Iglesia universal que canalizará a la gente hacia los deseos del Nuevo Orden Mundial. El resto de religiones serán destruidas.
  • Unos servicios internacionales que completarán la destrucción de cualquier identidad nacional a través de su subversión desde el interior. Sólo se pem1itirá que florezcan los valores universales.
  • El control de toda la humanidad a través de medios de manipulación mental. Este plan está descrito en el libro Technotronic Era (Era tecnotrónica) de Zbigniew Brzezinski, miembro del Club. En el Nuevo Orden Mundial no habrá clase media, sólo sirvientes y gobernantes.
  • Una sociedad posindustrial de crecimiento cero», que acabará con la industrialización y la producción de energía eléctrica nuclear (excepto para las industrias de los ordenadores y servicios). Las industrias canadienses y estadounidenses que queden serán o exportadas a países pobres como Bolivia, Perú, Ecuador, Nicaragua, etc., en los que existe mano de obra barata. Se hará realidad, entonces, uno de los principales objetivos del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte).
  • El crecimiento cero es necesario para destruir los vestigios de prosperidad y dividir a la sociedad en propietarios y esclavos. Cuando hay prosperidad, hay progreso, lo cual hace mucho más difícil la represión.
  • Cabe incluir en ello la despoblación de las grandes ciudades, según el experimento llevado a cabo en Camboya por Pol Pot. Los planes genocidas de Pot fueron diseñados en Estados Unidos por una de las instituciones hermanas de Bilderberg, el Club de Roma.
  • La muerte de cuatro mil millones de personas, a las que Henry Kissinger y David Rockefeller llaman bromeando «estómagos inservibles» por medio de las guerras, el hambre y las enfermedades. Esto sucederá hacia el año 2050. «De los dos mil millones de personas restantes, 500 millones pertenecerán a las razas china y japonesa, que se salvarán gracias a su característica capacidad para obedecer a la autoridad» es lo que afirma John Coleman en su libro Conspirators’ Hierarchy: The Story of the Committee of 300.

El doctor Coleman es un funcionario de inteligencia retirado que descubrió un informe encargado por el Comité de los 300 a Cyrus Vance «sobre cómo llevar a cabo el genocidio». Según la investigación de Coleman, el informe fue titulado «Global 2000 Report», «aprobado por el presidente Cárter, en nombre gobierno de Estados Unidos y refrendado por Edwin Muskie, secretario de Estado».

Según este informe, «la población de Estados Unidos se verá reducida a 100 millones hacia el año 2050».

  • Crisis artificiales para mantener a la gente en un perpetuo estado de desequilibrio físico, mental y emocional. Confundirán y desmoralizarán a la población para evitar que decidan su propio destino, hasta el extremo de que la gente «tendrá demasiadas posibilidades de elección, lo que dará lugar a una gran apatía a escala masiva».
  • Un férreo control sobre la educación con el propósito de destruirla. Una de las razones de la existencia de la UE (y la futura Unión Americana y Asiática) es el control de la educación para «aborregar» a la gente. Aunque nos resulte increíble, estos esfuerzos ya están dando «buenos frutos». La juventud de hoy ignora por completo la historia, las libertades individuales y el significado del mismo concepto de libertad. Para los globalizadores es mucho más fácil luchar contra unos oponentes sin principios.
  • El control de la política externa e interna de Estados Unidos (cosa ya conseguida a través del Gobierno de Bush), Canadá (controlada por Inglaterra) y Europa (a través de la Unión Europea).
  • Una ONU más poderosa que se convierta finalmente en un Gobierno Mundial. Una de las medidas que conducirán a ello es la creación del impuesto directo sobre el «ciudadano mundial».
  • La expansión del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) por todo el hemisferio occidental como preludio de la creación de una Unión Americana similar a la Unión Europea.
  • Una Corte Internacional de Justicia con un solo sistema legal.
  • Un estado del bienestar socialista donde se recompensará a los esclavos obedientes y se exterminará a los inconformistas.

EL CLUB BILDERBERG Y LAS MALVINAS:

Jan Ronson escribió un libro titulado Adventures with Extremists (Picador, 2001), en el que describe cómo durante la guerra de las Malvinas el gobierno británico pidió que se aplicaran sanciones internacionales contra Argentina, pero se encontró,

«con una dura oposición. En un encuentro Bilderberg en Sandefiord, Noruega, David Owen, miembro del Parlamento británico, pronunció un encendido discurso a favor de las mismas. Ese discurso torció muchas voluntades. Estoy seguro de que muchos ministros de Asuntos Exteriores volvieron a sus países para transmitir el mensaje de Owen. Por supuesto, las sanciones llegaron».

La hermosa historia de la cooperación internacional entre países es simplemente una falsedad. La realidad es mucho más macabra, con muchos muertos «desparramados en el camino de los universalistas».

La guerra de las Malvinas, un conflicto totalmente manufacturado entre una «nación agresora», la dictadura de Argentina, y un país «amante de la libertad», Gran Bretaña, dio al Nuevo Orden Mundial la oportunidad de mostrar su impresionante arsenal y así advertir a cualquier nación de las consecuencias de no someterse totalmente.

«El sometimiento del Gobierno argentino, seguido del caos económico y político de la nación, estuvo planeado por Kissinger Associates, en asociación con lord Carrington», según confirma uno de los principales agentes del MI6 convertido ahora en un cruzado anti Nuevo Orden Mundial.

La operación argentina fue diseñada por el Instituto Aspen de Colorado que, a su vez, está controlado por los Rockefeller. Si la caída del Sha de Irán tuvo que ver con el comercio de drogas, en la guerra de las Malvinas el asunto tenía que ver con la energía nuclear y el necesario objetivo de los Bilderbergs de conseguir el crecimiento cero.

El objetivo del Club es desindustrializar al mundo mediante la supresión del desarrollo científico, empezando por Estados Unidos. Por eso, no le convienen los experimentos sobre fusión como posible fuente de energía nuclear.

Como dice otra vez John Coleman en Committee of 300,

«el desarrollo de una fuente de energía como la fusión nuclear no interesa, ya que echaría por la borda el argumento de los «recursos naturales limitados». Esta fuente de energía, debidamente empleada, podría crear recursos naturales ilimitados a partir de sustancias ordinarias. El beneficio para la humanidad rebasa la comprensión del público».

¿Por qué los pseudodefensores del medio ambiente financiados por las multinacionales odian tanto la energía nuclear? Porque las centrales de energía nuclear podrían producir electricidad abundante y barata,

«lo cual es clave para sacar a los países del Tercer Mundo de la pobreza».

Coleman explica que,

«los países del Tercer Mundo se independizarían gradualmente de Estados Unidos, ya que no necesitarían ayuda externa. Esto les permitiría afirmar su soberanía».

Menor ayuda externa significa menor control externo de los recursos naturales de un país y mayor independencia de su pueblo. La idea de que los países se manejen por sí mismos simplemente les revuelve el estómago a todos los miembros del Club y a sus adláteres.

Los Bilderbergs vieron que sus planes de crecimiento cero posindustrial se iban a pique y decidieron,

«dar una lección ejemplar a Argentina y los demás países latinoamericanos. Debían olvidarse de cualquier idea de nacionalismo, independencia e integridad soberana».

La elección de Argentina no fue casual. Se trata del país más rico de Sudamérica y proporcionaba tecnología nuclear a México, lo cual disgustaba a los miembros del Club. La guerra de las Malvinas acabó con esa colaboración. Sin duda, es mucho mejor tener a México como fuente de mano de obra barata que como un interlocutor comercial al mismo nivel.

Debido al constante bombardeo de propaganda negativa, pocos estadounidenses se dan cuenta de que Latinoamérica es un mercado potencial muy importante para Estados Unidos. Allí pueden vender de todo, desde tecnología a bienes industriales pesados.

Como John Coleman afirma,

«actividades que dan trabajo a miles de estadounidenses y que inyectan dólares a todo tipo de empresas».

Otras intervenciones del Club sobre política internacional:

  • Bilderberg propuso y decidió establecer relaciones formales con China, antes de que Nixon lo hiciera.
  • En un encuentro en Saltsjóbaden, Suecia, en 1973, el Club accedió a incrementar el precio del petróleo en 12 dólares el barril, un 350 % de aumento sobre su precio anterior. La idea era crear el caos económico en Estados Unidos y Europa Occidental para hacer más receptivos a esos países.
  • En 1983, el Club consiguió el compromiso secreto por parte del ultraconservador presidente Reagan de transferir 50 mil millones de dólares de dinero de los contribuyentes americanos a los países comunistas y del Tercer Mundo a través de sus conductos preferidos, el FMI y el BM. Ese compromiso fue llevado a cabo y conocido como el Plan Brady*.

*El Plan Brady se puso en marcha en 1987 como resultado de la reunión celebrada en París para tratar el problema de la crisis de la deuda externa de los países latinoamericanos. En dicha reunión se decidió condonar un porcentaje importante de la cantidad adeudada y establecer nuevos plazos y tipos de interés más favorables para que los países latinoamericanos pudieran cumplir con los compromisos adquiridos. La crisis, desencadenada en 1985, fue el resultado de las políticas económicas emprendidas por las dictaduras militares latinoamericanas en las décadas anteriores.

Estas políticas se basaron en la Industrialización Sustitutiva de Importaciones (ISI), una estrategia en la que trataron de promover empresas nacionales a base de elevados aranceles, créditos ventajosos para adquirir tecnología y materias primas en el exterior (cuando no las compraban directamente los propios gobiernos) y demás. Todo ello dio lugar a industrias nacionales poco eficientes, muy endeudadas e incapaces de exportar para pagar sus deudas, lo que creó un círculo vicioso de más y más endeudamiento en dólares que quebró cuando empezaron a subir los tipos de interés en Estados Unidos.

El Plan Brady fue la solución para evitar la quiebra real de Latinoamérica con todas sus consecuencias. Como corolario de todo ello, los bancos estadounidenses abandonaron la región y no volvieron hasta más de diez años después, tras constatar que los bancos españoles, asumiendo muchos riesgos, empezaban a hacer negocio en la zona. La economía y la política latinoamericanas estaban normalizándose.

  • Bilderberg decidió también echar a Margaret Thatcher como primera ministra británica porque se opuso a entregar la soberanía de Inglaterra al supraestado europeo diseñado por el Club. Y, con incredulidad, veíamos cómo su propio partido la aniquiló a favor de uno de sus perros falderos, John Major.
  • En 1985 se les ordenó a los miembros del Club Bilderberg que apoyaran por todo lo alto la Iniciativa Estratégica de Defensa (Guerra de las Galaxias), antes incluso de que llegara a ser la política oficial del Gobierno americano, con el fundamento de que proporcionaría a los amos del mundo un potencial de ganancias sin límite.
  • En su encuentro de 1990 en Glen Cove, Nueva York, decidieron que debían subirse los impuestos para pagar la deuda a los banqueros internacionales. Bilderberg ordenó al presidente George Bush que incrementase los impuestos en 1990 y contempló cómo éste firmaba el acuerdo presupuestario de subida de impuestos que le haría perder las elecciones.
  • En la reunión de 1992, el Grupo debatió la posibilidad de, «condicionar al público para aceptar la idea del ejército de la ONU que podría, utilizando la fuerza, imponer su voluntad en las cuestiones internas de cualquier Estado».
  • La venta multimillonaria de la eléctrica Ontario Hydro, cuyo propietario era el Gobierno canadiense, se debatió por primera vez en la reunión del Bilderberg en King City, Toronto, en 1996. Poco tiempo después, Ontario Hydro se dividió en cinco empresas independientes y se privatizó.
  • Durante y después de la conferencia de Bilderberg de 1996, se decidió reelegir a Bill Clinton como presidente de Estados Unidos porque era una marioneta más útil que Bob Dole. Este último fue además investigado por financiación ilegal de su campaña electoral.
  • En relación a Kosovo, los miembros del Club Bilderberg decidieron la formación de un Estado albanés independiente y el desmembramiento de Yugoslavia (con la entrega de su provincia más septentrional a Hungría) para crear un nuevo mapa que asegurase la continuidad del conflicto. La reconstrucción, valorada en miles de millones de dólares, correría a cargo de los impuestos occidentales.
  • Filtraciones sobre el encuentro del año 2004 revelan que la guerra en Irak fue pospuesta hasta marzo de 2003. Todos los periódicos del mundo esperaban el ataque para el verano de 2002.
  • La OTAN dio carta blanca a Rusia para bombardear Chechenia en 1999, tal y como informé en 1998.
  • En 1999, Kenneth Clarke, miembro del Parlamento. Martín S. Feldstein, presidente del Consejo Nacional de Investigación Económica. Stanley Fisher, subdirector del Fondo Monetario Internacional (FMI). Ottmar Issing, miembro del comité ejecutivo del Banco Central Europeo. Jean-Claude Trichet, gobernador del Banco de Francia, …debatieron sobre la «dolarización», como paso posterior a la moneda única europea.
  • Se planeó la formación de un bloque asiático bajo el liderazgo de Japón. Se establecería una moneda única, el libre comercio y una unión política parecida a la de la UE.
  • Se planeó la formación de una Unión Americana similar a la Unión Europea.
  • Se planificó la división de Canadá para 1997, pero la inesperada investigación del periódico Toronto Star, el rotativo más importante de Canadá, durante el encuentro de 1996 en King City, obligó a los globalizadores a posponer su plan para 2007.
  • El Club sancionó económicamente a Austria por organizar unas elecciones democráticas en las que resultaba ganador el Partido Nacionalista de Jórg Haider.

Thomas Jefferson, uno de los padres fundadores de la democracia de Estados Unidos, lo definía de la siguiente manera:

«Ciertos actos de tiranía pueden adscribirse a la opinión accidental de un día; pero toda una ser1e de opresiones que empezaron en un período concreto y que se mantuvieron inalterables con todos los ministros [presidentes] existentes, demuestran demasiado claramente que existe un plan sistemático y deliberado para reducimos a la esclavitud».

Esta estrategia corporativa en su forma global es, en palabras que pronunció David Rockefeller en el encuentro Bilderberg de junio de 1991 en Baden-Baden, Alemania,

«La soberanía supranacional de una élite intelectual y banquera es absolutamente preferible a la autodeterminación nacional practicada durante los siglos pasados».

«Tal estructura funciona mediante los mismos mecanismos financieros y comunicativos que pusieron a Tony Blair y George Bush Jr. en el poder dándoles la mayoría de votos. Las corporaciones transnacionales han llevado a cabo una publicidad muy potente y han financiado a estos líderes políticos, para asegurarse la cautividad de los Estados. Los Gobiernos ya no pueden gobernar para el interés común sin infringir las nuevas leyes de comercio e inversión que sólo benefician a las corporaciones trasnacionales», como se lee en Why is there a war in Afghanistan?, de John McMurtry, en el Foro sobre cómo debería responder Canadá al terrorismo y a la guerra, 9 de diciembre de 2001.

Lo que me sorprende más es ¿por qué los demás no ven este peligro? ¿Se debe a que el conocimiento conlleva una responsabilidad y clama por una respuesta decisiva?

Si somos conscientes de que, de hecho, existe un poder mucho más potente que la presidencia elegida democráticamente, una autoridad «moral» más poderosa que el Papa, más omnipotente que Dios, un poder invisible que controla el aparato militar mundial y el sistema de inteligencia, que controla el sistema bancario internacional, que controla el sistema propagandístico más eficiente de la historia, debemos concluir forzosamente que la democracia es, en el mejor de los casos, una ilusión, y, en el peor, el preludio de una dictadura que se conocerá como Nuevo Orden Mundial que nos conducirá a una esclavitud total.

Michael Thomas, un banquero de inversiones de Wall Street, que alcanzó fama mundial como escritor y como el analista más incisivo de la etapa Reagan-Bush dijo en una ocasión:

«Si los bilderbergs parecen ahora más discretos que nunca, es, entre otras razones, porque sus propuestas llevadas a cabo por sus serviles agencias, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, han causado más devastación en los últimos años que todos los desastres de la Segunda Guerra Mundial juntos».

«El funesto resultado – escribe el ex periodista de la BBC, Tony Gosling – es una visión de la democracia occidental subvertida, en la que las personas que toman las decisiones se ponen de acuerdo no para cosas que son importantes para la gente ordinaria – justicia social, interés común y calidad de vida – sino para reforzar la austeridad económica y conseguir aún mayores ganancias para la élite empresarial y política».

Fuente: «La Verdadera Historia del Club Bilderberg», Daniel Estulin

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