De acuerdo a las fuentes de Crux y FSSPX.Actualités, la exhumación reciente de los restos de dos sacerdotes asesinados por el odio a la fe a manos de los turcos del Imperio Otomano en 1915, arroja luz sobre los dos genocidios sufridos por los cristianos en la Llanura de Nínive tan solo en el transcurso de un siglo.
Es por demás visible y documentado el exterminio sistemático de los cristianos de Armenia implementado por el Imperio Otomano durante la Gran Guerra; sin embargo, es poco conocida la enorme cantidad de crímenes perpetrados en la misma época por los turcos, contra los católicos de rito caldeo, en lo que ahora es suelo iraquí.
Entre 1915 y 1918, los turcos masacraron alrededor de 250,000 cristianos en las llanuras de Mesopotamia. Entre ellos, cuarenta forman parte de la «Gran Causa», es decir, que se tienen suficientes testimonios de sus muertes para concluir que fueron asesinados por odio a la fe católica. Dos nuevos nombres se acaban de sumar a esta lista de «mártires caldeos» de principios del siglo XX: se trata del Padre Yousouff Jabo Sakarya, sacerdote sirio-católico de Mosul, y Benham Hana Mikho Khozymi, religioso perteneciente a la orden de los Hermanos de San Efrén.
Los dos sacerdotes fueron ejecutados por gendarmes turcos el 28 de junio de 1915, en las afueras de la catedral de Nuestra Señora de Qaraqosh, cuando regresaban de Mosul, para celebrar al día siguiente la Misa de los Apóstoles San Pedro y San Pablo.
Los restos de los dos clérigos no fueron fáciles de identificar: «Había una serie de incertidumbres en cuanto al lugar exacto de su entierro; por ejemplo, solo teníamos relatos orales del Padre Benham», explicó el Padre Luis Escalante, sacerdote argentino que se ocupa de la causa de varios mártires caldeos.
Para despejar todas las dudas, un equipo de cinco médicos forenses fue enviado desde Italia con la misión de recuperar los restos y autentificarlos con el ADN de los descendientes de las víctimas.
«Invitamos a todos los fieles a aumentar su devoción por estos dos dignos hijos de Qaraqosh que recibieron la corona del martirio hace más de un siglo, y que deben ser recordados como intercesores para el aumento de la fe y de la prosperidad de la ciudad y de toda la Iglesia católica en Irak», declaró el Padre Escalante, quien cree que de este modo «la sangre que derramaron no habrá sido en vano».
Este descubrimiento se produjo unos años después de otra política de exterminio de cristianos: la implementada en la Llanura de Nínive por la organización Estado Islámico (EI) entre 2014 y 2017, apenas un siglo después de las persecuciones otomanas.
En este sentido, el Padre Georges Bahnan Jiji Jahola, sacerdote de Qaraqosh, cree que la exhumación de los restos mortales de los dos mártires representa «un aliento espiritual, un soplo de aire fresco que viene del Espíritu Santo, que tanto necesitamos en este país donde ha habido mucho sufrimiento».
El Padre Bahnan reconoció que «el miedo siempre está presente» entre los cristianos de Irak, así como la tentación de abandonar esta tierra ancestral, que era cristiana mucho antes de que fuera conquistada por el islam.
El sacerdote caldeo desea que su comunidad se «inspire en aquellos testigos de la fe, que se mantuvieron firmes en un momento en que no era fácil ni conveniente llevar el nombre de cristiano».
Quizás este día sirva para repasar la historia oculta.