Como dijera el editor de Forbes, Kerry Dolan: que “el ex alcalde de Nueva York, Mike Bloomberg, el ex secretario del Tesoro de Estados Unidos, Hank Paulson, y el multimillonario de fondos de cobertura convertido en defensor del medio ambiente, Tom Steyer, no suelen ponerse de acuerdo en cuestiones políticas”[1], es un hecho. Pero definitivamente están de acuerdo en que no conciertan con aquello que expresara José Mujica acerca de que “la política no es para hacer negocios o ganar dinero, sino para ganarse el cariño de la gente”. Pero, como diría el Sombrerero de Alicia, “empecemos por el principio”.
Tom Steyer es un muy próspero administrador de fondos de cobertura estadounidense y -en palabras del periodista Ryan Lizza- “un apasionado ecologista”, que “en 2004 […] recaudó importantes fondos para [la campaña presidencial de] John Kerry y en 2008 para Hillary Clinton. En 2010 y 2012, emitió grandes cheques para iniciativas electorales estatales en California que abordaban preocupaciones ambientales”. Posteriormente, en 2012, “anunció que dejaría el cargo de director de su firma de inversión, Farallon Capital Management, para dedicarse a tiempo completo a la política, especialmente a la cuestión del cambio climático.”[2] Como nos recuerda[3] el periodista y comunista del New York Times, Burt Helm, en noviembre de 2012, un mes después de dejar el fondo de cobertura que dirigía, Steyer se reunió con líderes ambientalistas y del Partido Demócrata en California, con el fin de dar comienzo a un nuevo proyecto emparentado con el activismo climático. Entre los asistentes se encontraban Bill McKibben (fundador de 350.org) y John Podesta (hoy, “enviado climático” del presidente Biden, en reemplazo de John Kerry) quien había fundado el Centro para el Progreso Americano (CAP) en 2003 para promover causas progresistas.
Steyer centró el motivo del cenáculo en la pregunta: “¿Cómo hacer que el cambio climático parezca real e inmediato para la gente?”[4]. Luego de deliberar un momento, los contertulios se convencieron de que la mejor manera de responder al interrogante era a través de los impactos negativos que, potencialmente, el cambio climático causaría sobre la economía, sobre el bolsillo de la gente. Posterior a esta reunión, Steyer invitó a dos colaboradores y cofinanciadores a unirse a la causa, con el fin de que la naciente careciera de imagen partidista. Uno de ellos, Michael Bloomberg, un por entonces político independiente que cumplía 12 años como alcalde de Nueva York, y quien ha dispuesto vastas sumas de dinero en la causa climática desde que Donald Trump -cuando presidente- hiciera público su deseo de sacar a los Estados Unidos del Acuerdo de París[5]. El otro era Hank Paulson, un republicano que oficiara como director ejecutivo de Goldman Sachs y secretario del Tesoro durante el gobierno de George W. Bush.
Así pues, Steyer, Bloomberg y Paulson contribuyeron con 500.000 dólares al naciente Riesky Bussines Project[6], que se centró en “hacer que la amenaza climática se sienta real, inmediata y potencialmente devastadora para el mundo empresarial”[7]. El objetivo inicial era producir una serie de documentales, para lo cual Steyer se vinculó con “Jim Margolis, creador de campañas publicitarias políticas, mejor conocido por producir la mayoría de los comerciales de la campaña presidencial de Obama en 2008 y 2012”[8]. Posteriormente, aprovechando la participación de varios jóvenes académicos y la experiencia de consultores externos de Rhodium Group[9] y Risk Management Solutions[10] -“una empresa de gestión de riesgos, que se unirá al personal de la iniciativa para agregar análisis de los impactos del cambio climático en la infraestructura costera”[11]– a los cuales, se les unieron “otros pesos pesados de Wall Street, entre ellos el ex secretario del Tesoro y banquero Bob Rubin; el exsecretario de Estado y del Tesoro, George Shultz; y Gregory Page, presidente ejecutivo de Cargill”[12], el objetivo pasó a ser la elaboración de una serie de informes climáticos.
El primer informe, titulado “Negocios de riesgo: los riesgos económicos del cambio climático en Estados Unidos”[13], se publicó en junio de 2014. El enfoque de “negocios riesgosos” representó una forma más que perspicaz, aunque defectuosa, de colocar la economía en el centro de la política climática. En este sentido, el enfoque utilizado se centró en caracterizar el escenario de emisiones más extremas, un escenario altamente técnico de previsión del futuro llamado Ruta de Concentración de Representación 8.5, o RCP8.5, como “el más cercano a una trayectoria de continuidad”[14], y centró su análisis económico en ese escenario: “nos centramos en el RCP 8.5 como el camino más cercano a un futuro sin una acción concertada para reducir el calentamiento futuro”[15]. De esta manera garantizaron que los impactos económicos serían asombrosamente grandes: “Veo esto como una forma de impactar realmente el debate [sobre el cambio climático]”, decía Hank Paulson en una nota con Forbes, en abril de 2014. “No es sólo una cuestión medioambiental, es una cuestión económica. Pensé que los inversores estaban ignorando los riesgos reales del cambio climático”[16].
Pero al generar grandes impactos económicos, el enfoque del informe Risky Business cometió dos grandes errores metodológicos: En primer lugar, caracterizaron inadecuadamente el escenario extremo RCP 8.5 como bajo el marco metodológico de “todo sigue igual”, es decir, el modelo actúa en un mundo sin políticas climáticas futuras que afecten a las variables, en el que cada variable actuará constante y sin modificaciones posibles, desatando el peor escenario posible. En segundo lugar, presentaron incorrectamente los escenarios del IPCC como si representaran diferentes resultados de políticas, sugiriendo que podríamos “pasar” de un escenario a otro: “Pasar del RCP 8.5 al RCP 2.6 (así como al RCP 4.5 y al RCP 6.0) se producirá en un coste”[17]. Ambas opciones metodológicas eran contrarias al uso apropiado de los escenarios, según los expertos en modelización que los crearon[18]: “El RCP8.5 no puede usarse como un escenario de referencia sin política climática [”negocios como de costumbre” (bussines as usual)] para los otros RCP. porque los supuestos socioeconómicos, tecnológicos y biofísicos del RCP8.5 difieren de los de los otros RCP”. Los escenarios son completamente independientes unos de otros y la política no puede “movernos” de uno a otro. Consideremos que RCP2.6 representa un mundo con 3 mil millones de personas menos que RCP8.5[19]. La metodología Risky Business ignoró estos detalles críticos, y así, al evaluar el impacto del cambio climático por condado, estado y región de los Estados Unidos, concluyeron que uno de los escenarios posibles implicaría que entre 66.000 y 106.000 millones de dólares en propiedades costeras existentes probablemente estarán por debajo del nivel del mar para 2050. Otra es que la producción nacional de cultivos básicos, como maíz, soja, trigo y algodón, podría disminuir un 14 por ciento a mediados de siglo y hasta un 42 por ciento a finales de siglo.
En este sentido, los estudios ciertamente poco serios publicados por científicos afines al activismo climático no son infrecuentes, pero, por lo general, no resultan tan relevantes como el caso presentado. Asimismo, la genialidad -si se nos permite la expresión- del proyecto Risky Business fue que no se limitó a un informe llamativo dirigido al ciclo informativo diario. Emprendió una campaña mucho más sofisticada centrada en introducir sus métodos en la literatura científica dominante, donde pudieran cobrar vida propia. Por ejemplo, poco después de que se publicara el informe inicial Risky Business en 2014, el trabajo financiado por Steyer-Bloomberg-Paulson fue la base para 11 charlas[20] en la reunión anual de la Unión Geofísica Estadounidense en San Francisco, que es la reunión anual más grande de investigadores del clima. El siguiente paso fue publicar los análisis del proyecto en la literatura científica, donde podrían influir en investigaciones posteriores y servir como base para revisiones científicas autorizadas, como la Evaluación Nacional del Clima de los Estados Unidos. Por ejemplo, un artículo elaborado por miembros del proyecto Risky Business fue publicado[21] en la revista Science en 2016, e introdujo la noción errónea de pasar de un escenario RCP a otro a través de políticas, comparando “lo de siempre” (RCP 8.5) y “mitigación fuerte de emisiones” (RCP 2.6). Posteriormente, ese artículo ha sido citado 1140 veces[22] en otros estudios académicos. A pesar del evidente defecto metodológico, el artículo pasó la revisión por pares y ha recibido poca o ninguna crítica.
Otro ejemplo de lo dicho se desprende de un estudio del proyecto Bussines Risky publicado en 2017 por la revista Science, donde el abstract anuncia descaradamente su error metodológico: “A finales del siglo XXI, se prevé que el tercio más pobre de los condados experimente daños entre el 2 y el 20 % de los ingresos del condado (90 % de probabilidad) bajo las emisiones habituales (Vía de Concentración Representativa 8.5)”.[23] La conclusión más extrema de este análisis se enfocó ostensiblemente en el impacto de los efectos negativos del cambio climático en el bolsillo de la ciudadanía pues, según el mismo, Estados Unidos vería un impacto del 10% en su economía bajo la versión más extrema de RCP8.5 (específicamente su percentil 99), proyectando un increíble cambio de temperatura de 8 grados Celsius entre 2080 y 2099. Posteriormente, la resonante cifra de pérdida del 10% del PIB se convertiría en la principal conclusión de la Evaluación Nacional del Clima de Estados Unidos el próximo año[24]. Cientos, tal vez miles, de artículos siguieron de manera similar y adoptaron el mismo supuesto de “moverse” entre escenarios inconmensurables.
Sin lugar a dudas, publicar artículos en la literatura académica basados en métodos defectuosos era una fórmula que se repetiría una y otra vez. La reinterpretación falaz de los escenarios climáticos se ha expandido posteriormente a través de la literatura sobre ciencia climática y hasta las principales evaluaciones. Muchos expertos saben bien que estos métodos tienen fallos fatales, pero sólo unos pocos han expresado su preocupación. Los métodos defectuosos se han extendido más allá de la literatura académica y han llegado a las evaluaciones políticas y científicas. La Evaluación Nacional del Clima de EE. UU. de 2018 ofrece un ejemplo particularmente notable. El trabajo iniciado por el proyecto Risky Business fue citado casi 200 veces en ese informe, incluidas referencias directas a los informes del proyecto, así como al trabajo de su consultor principal, el Grupo Rhodium.
Más recientemente, el trabajo iniciado con la inversión inicial de Steyer, Bloomberg y Paulson ha sido retomado por un grupo llamado Climate Impact Lab. Este esfuerzo involucra a los líderes del proyecto del informe Risky Business y es una colaboración de varias universidades y la participación continua del Grupo Rhodium.
El Laboratorio de Impacto Climático[25], el cual se jacta de desarrollar “marcos de proyección climática altamente resueltos capaces de producir evaluaciones tanto detalladas como de probabilidad necesarias para una evaluación cuantitativa del riesgo climático futuro”[26] y tener “el cuerpo de investigación más completo del mundo que cuantifica los impactos del cambio climático, sector por sector y comunidad por comunidad”, ha prosperado aprovechando RCP8.5 para generar una serie constante de estudios amigables para los medios centrados en proyectar impactos climáticos extremos. Entre ellos, destacan publicaciones del calibre de: “1,5 millones de personas más pueden morir en India para 2100 debido al calor extremo por el cambio climático”[27]; “El aumento del nivel del mar podría inundar las principales ciudades y desplazar a casi 200 millones de personas, dicen los científicos”[28]; “El aumento de las muertes relacionadas con el clima superará a todas las enfermedades infecciosas”[29]. Todos estos informes se basan en el mal uso de escenarios, y especialmente RCP8.5.
En este sentido, se torna ostensible un esfuerzo bien financiado para cambiar fundamentalmente cómo se caracteriza la ciencia climática en la literatura académica, cómo se informa sobre esa ciencia en los medios y, en última instancia, cómo se configuran los debates políticos y las opciones políticas ante el mismo. Y este esfuerzo ha sido fenomenalmente exitoso. Véase, a modo de ejemplo, la cantidad de más de 6700 artículos académicos han utilizado el término “bussines as usual” y RCP8.5 juntos desde 2011. El uso de metodología defectuosa de los proyectos de negocios de riesgosos, ha sido adoptado hasta por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas, sobre todo en su Informe Especial de 2019 sobre el océano y la criósfera en un clima cambiante. No cabe duda de que esta campaña ha influido profundamente en la ciencia del clima.
Por supuesto, las inversiones Steyer, Bloomberg y Paulson no son las únicas responsables del mal uso de los escenarios en la literatura científica[30], pero son claramente una parte fundamental de la historia: la corrupción de la ciencia climática se ha producido porque algunas de las instituciones más importantes han hecho la vista gorda; el proceso de revisión científica por pares no ha logrado detectar errores metodológicos obvios en los artículos de investigación; Las principales evaluaciones científicas han ignorado los conflictos de intereses y han adoptado métodos defectuosos; Los medios de comunicación han sido selectivamente indiferentes al impacto de las grandes cantidades de dinero en la defensa del clima. No parece necesario advertir que, desde luego, la mayor parte de estos estudios resultan de nula utilidad a la hora de clarificar el problema del cambio climático, en la medida en que utilizan un modelo erróneo. En este sentido, cualquier tipo de medida respecto al “cambio climático” lo será, en la medida en que no se comprenda la naturaleza del mismo, lo que requerirá un estudio serio que derive en soluciones reales, no ideológicas.
[1] Dolan, K. (3 de abril de 2014). Por qué Mike Bloomberg se asoció con el exsecretario del Tesoro Hank Paulson y el multimillonario de fondos de cobertura Tom Steyer en un proyecto llamado «negocios riesgosos». Forbes. Recuperado de: https://www.forbes.com/sites/kerryadolan/2014/04/03/why-mike-bloomberg-teamed-with-former-treasury-secretary-hank-paulson-and-hedge-fund-billionaire-tom-steyer-on-a-project-called-risky-business/?sh=5eb616c0d491
[2] Lizza, R. (9 de septiembre de 2013). El presidente y el oleoducto. The New Yorker. Recuperado de: https://www.newyorker.com/magazine/2013/09/16/the-president-and-the-pipeline
[3] Helm, B. (31 de enero de 2015). El resultado final del cambio climático. The New York Times. Recuperado de: https://www.nytimes.com/2015/02/01/business/energy-environment/climate-changes-bottom-line.html
[4] Helm, B. (31 de enero de 2015). El resultado final del cambio climático. The New York Times. Recuperado de: https://www.nytimes.com/2015/02/01/business/energy-environment/climate-changes-bottom-line.html
[5] Lo que finalmente el Jefe de Estado estadounidense cumplió: “Para cumplir mi solemne deber de proteger a EE.UU. y sus ciudadanos, Estados Unidos se retirará del acuerdo climático de París”, señaló Trump desde los jardines de la Casa Blanca. BBC News. (1 de junio de 2017). “Donald Trump anuncia que Estados Unidos abandonará el Acuerdo de París sobre cambio climático”. Recuperado en bbc.com
[6] Ver: https://riskybusiness.org/about/
[7] Helm, B. (31 de enero de 2015). El resultado final del cambio climático. The New York Times. Recuperado de: https://www.nytimes.com/2015/02/01/business/energy-environment/climate-changes-bottom-line.html
[8] Lizza, R. (9 de septiembre de 2013). El presidente y el oleoducto. The New Yorker. Recuperado de: https://www.newyorker.com/magazine/2013/09/16/the-president-and-the-pipeline
[9] Véase: https://rhg.com/
[10] Moody’s RMS, una empresa de gestión de riesgos a la vanguardia de la inteligencia de riesgos. Véase: https://www.rms.com/
[11] Dolan, K. (3 de abril de 2014). Por qué Mike Bloomberg se asoció con el exsecretario del Tesoro Hank Paulson y el multimillonario de fondos de cobertura Tom Steyer en un proyecto llamado «negocios riesgosos». Forbes. Recuperado de: https://www.forbes.com/sites/kerryadolan/2014/04/03/why-mike-bloomberg-teamed-with-former-treasury-secretary-hank-paulson-and-hedge-fund-billionaire-tom-steyer-on-a-project-called-risky-business/?sh=29290345d491
[12] Delevingne, L. (24 de junio de 2014). La reveladora advertencia de los profesionales de Wall Street sobre el cambio climático. CNBC. Recuperado de: https://www.cnbc.com/2014/06/24/wall-street-pros-investing-in-this-will-determine-our-economic-future.html
[13] Risky Bussines Project. (Junio de 2014). The Economic Risks Of Climate Change In The United States. Recuperado de: https://riskybusiness.org/site/assets/uploads/2015/09/RiskyBusiness_Report_WEB_09_08_14.pdf
[14] Recuperado de: https://books.google.com/books?id=0QTSBgAAQBAJ&q=rcp#v=onepage&q=business%20as%20usual&f=false
[15] Recuperado de: https://books.google.com/books?id=0QTSBgAAQBAJ&q=rcp#v=onepage&q=business%20as%20usual&f=false
[16] Dolan, K. (3 de abril de 2014). Por qué Mike Bloomberg se asoció con el exsecretario del Tesoro Hank Paulson y el multimillonario de fondos de cobertura Tom Steyer en un proyecto llamado «negocios riesgosos». Forbes. Recuperado de: https://www.forbes.com/sites/kerryadolan/2014/04/03/why-mike-bloomberg-teamed-with-former-treasury-secretary-hank-paulson-and-hedge-fund-billionaire-tom-steyer-on-a-project-called-risky-business/?sh=29290345d491
[17] Kate Larsen , Michael Delgado , Shashank Mohan y Trevor Houser. (24 de junio de 2014). Rhodium Group. Recuperado de: https://rhg.com/research/american-climate-prospectus-economic-risks-in-the-united-states/
[18] Moss, R., Edmonds, J., Hibbard, K. et al. La próxima generación de escenarios para la investigación y evaluación del cambio climático. Naturaleza 463 , 747–756 (2010). https://doi.org/10.1038/nature08823
[19] van Vuuren, DP, Edmonds, J., Kainuma, M. et al. Las vías de concentración representativas: una visión general. Cambio Climático 109 , 5 (2011). https://doi.org/10.1007/s10584-011-0148-z
[20] Ver: https://rhg.com/wp-content/uploads/2014/12/ACP-Research-Team-talks-at-AGU2014.pdf
[21] Tamma A. Carleton, Salomón M. Hsiang ,Impactos sociales y económicos del clima. Ciencia 353 , aad9837 (2016). DOI: 10.1126/ciencia.aad9837
[22] Revisado por última vez el 29 de abril de 2024 a las 22:51 hs. Ver en: https://scholar.google.com/scholar?hl=en&as_sdt=0%2C6&q=Social+and+economic+impacts+of+climate&btnG=
[23] Salomón Hsiang et al. ,Estimación del daño económico del cambio climático en los Estados Unidos. Ciencia 356 , 1362-1369 (2017). DOI: 10.1126/ciencia.aal4369
[24] Davenport, C.; Pierre-Louis, K. (23 de noviembre de 2018). U.S. Climate Report Warns of Damaged Environment and Shrinking Economy. The New York Times. Recuperado de: https://www.nytimes.com/2018/11/23/climate/us-climate-report.html
[25] Financiado por la Fundación Rockefeller. Véase: https://impactlab.org/
[26] Véase su página web: https://impactlab.org/research-area/climate-science/
[27] Ver: http://www.impactlab.org/news-insights/1-5-million-more-people-may-die-in-india-by-2100-due-to-extreme-heat-by-climate-change/
[28] Ver en: http://www.impactlab.org/news-insights/rising-sea-levels-could-swamp-major-cities-and-displace-almost-200-million-people-scientists-say/
[29] Ver en: http://www.impactlab.org/news-insights/rise-in-climate-related-deaths-will-surpass-all-infectious-diseases-economist-testifies/
[30] Pielke, R.; Richtie, J. Investigación energética y ciencias sociales Volumen 72, febrero 2021 , 101890. Distorsionar la visión de nuestro futuro climático: el mal uso y abuso de las trayectorias y escenarios climáticos. Science Direct. Recuperado de: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S2214629620304655