
Entre los invitados más destacados estuvo Bill Gates, quien sorprendió con un discurso en el que defendió la innovación científica, elogió el papel del gobierno en la lucha contra pandemias y puso sobre la mesa un tema que genera fuerte controversia: las vacunas.
Durante su intervención, Gates subrayó la necesidad de mantener a EEUU como líder en investigación médica y tecnológica. En un momento clave de la velada, afirmó:
“El Presidente y yo hablamos de llevar la innovación estadounidense al siguiente nivel para curar e incluso erradicar algunas de estas enfermedades. De la misma manera que Warp Speed tomó esas semillas y las juntó, creo que se puede lograr algo fantástico”.
El cofundador de Microsoft recordó que Operation Warp Speed, lanzada en 2020 bajo la primera administración Trump, permitió desarrollar en tiempo récord vacunas contra el COVID-19. También se refirió a la importancia de aplicar esa experiencia en otras enfermedades:
“No necesitamos nueva ciencia para erradicar la polio, pero para desafíos como el VIH y la anemia falciforme, necesitamos avances. EEUU tiene las bases de esa ciencia”.
Trump, por su parte, elogió a Gates por su compromiso con la salud global y sostuvo que su gobierno buscará incentivar la cooperación público-privada para impulsar nuevos tratamientos.
La semana pasada en una reunión del gabineteTrump elogió la ‘Operación Warp Speed’, calificándola como uno de sus logros más destacados, pero también generó preguntas que reflejan una creciente tensión interna dentro de su administración.
En redes sociales (Truth Social), Trump exigió transparencia de parte de las farmacéuticas. Escribió: «Espero que OPERATION WARP SPEED haya sido tan ‘BRILLANTE’ como muchos dicen. Si no, todos queremos saber», y solicitó que Pfizer y otras empresas compartieran públicamente los resultados de eficacia.
También describió una situación interna de conflicto: dijo que el CDC está «desgarrado» por la polémica sobre vacunas, exigiendo claridad de los laboratorios.
El evento en la cena, originalmente previsto en el remodelado Rose Garden y trasladado al Salón de Estado por el mal tiempo, sirvió como marco para discutir tres ejes principales:
Inteligencia artificial y tecnología, donde Trump pidió a las grandes compañías inversiones concretas en infraestructura de IA en suelo estadounidense.
Política comercial, con la reiteración de aranceles a semiconductores importados, salvo para firmas que fabriquen en EEUU.
Salud pública, con Gates como figura central en la discusión sobre vacunas y enfermedades globales.
Polémica en torno a las vacunas
Las declaraciones de Gates se produjeron en un momento particularmente sensible. El mismo día, el Senado había vivido una tensa audiencia con Robert F. Kennedy Jr., acusado de promover desinformación sobre vacunas y de presionar en el despido de la directora del CDC, Susan Monarez.
La coincidencia temporal multiplicó el impacto político del mensaje de Gates. Mientras Kennedy y otros sectores cuestionan la seguridad y necesidad de las campañas de vacunación, el filántropo defendió abiertamente la ciencia y la cooperación internacional. Su postura fue interpretada como un respaldo explícito al gobierno de Trump en un terreno donde persisten tensiones entre salud pública y movimientos antivacunas.
JUST IN 🚨 Bill Gates talks about vaccine and gene editing:
«My second career is innovating in health in areas like vaccines or gene editing. The President and I are talking about taking American innovation to the next level to cure and even eradicate some of these diseases. He… pic.twitter.com/RVWtAqDDt6
— Insider Paper (@TheInsiderPaper) September 5, 2025
La intervención de Gates contrastó con las posiciones de figuras como Kennedy y parte de la base política de Trump, donde los discursos antivacunas han ganado visibilidad. Analistas señalan que la presencia de Gates y de los gigantes tecnológicos refleja un reposicionamiento del sector privado hacia la administración Trump, buscando asegurar influencia en áreas como la IA, la biomedicina y la regulación tecnológica.
La cena también generó titulares por la ausencia de Elon Musk, invitado inicialmente pero finalmente ausente, lo que alimentó rumores de un quiebre definitivo entre el magnate y el presidente. Además, el propio Trump aprovechó la ocasión para anunciar su intención de rebautizar el Departamento de Defensa como “Department of War”, un gesto simbólico que ya provoca debate en el Congreso y entre juristas.