
Añadió que las investigaciones están en curso y afirmó que la demanda eléctrica era normal en el momento del apagón y que la capacidad del sistema era suficiente.
Las autoridades, incluidos funcionarios de defensa, están examinando los registros de los operadores de la red.
Sánchez también criticó la difusión de información errónea sobre el apagón y se comprometió a reforzar el sistema eléctrico para evitar que esto vuelva a ocurrir. Agradeció a Marruecos y Francia por su ayuda durante el corte de electricidad.
Red Eléctrica por su parte advirtió al mercado que la pérdida de potencia firme que aportan las nucleares o el gas «aumenta el riesgo de incidentes operacionales».
La empresa ha descartado que la causa del apagón de ayer fuese un ciberataque o un fenómeno atmosférico anómalo, como se había pensado y arrojado como opciones en un principio. Todo apunta ahora a un fallo del propio sistema eléctrico que derivó en un «colapso total» al producirse dos desconexiones consecutivas de plantas de generación al suroeste del país.
Todos los dedos señalan a la energía solar fotovoltaica, cuya entrada masiva en el sistema en las horas centrales del día está provocando situaciones de enorme inestabilidad en la red que, ya desde la semana pasada, han puesto en apuros al grupo que preside Beatriz Corredor. La empresa pública se blindó ante el mercado hace dos meses frente a algo así, al reconocer el «riesgo a corto plazo» de «desconexiones de generación por la elevada penetración de renovables».
Durante el mediodía, cuando el sol brilla con más fuerza, entra una gran cantidad de energía solar en la red. Esa entrada abrupta y voluminosa puede sobrecargar la red eléctrica si no se gestiona adecuadamente. La red necesita un equilibrio constante entre generación y demanda; demasiada energía puede ser tan problemático como poca.
Aceptaron públicamente que, si entraba demasiada energía renovable sin control o almacenamiento suficiente, habría que desconectar plantas solares (o eólicas) para evitar daños al sistema.
Las plantas solares, al estar tan interconectadas, tienden a responder igual ante ciertos eventos: si cae la frecuencia o hay un fallo en la red, muchas se desconectan automáticamente.
Se investiga si hubo un efecto dominó: una planta solar se desconectó (por ejemplo, por un fallo o sobrecarga), lo que causó un desequilibrio inmediato que obligó a otras plantas a desconectarse automáticamente, como medida de protección.
Además, la fotovoltaica no aporta inercia eléctrica (como lo hacen las turbinas de gas o carbón), lo que debilita la capacidad del sistema para absorber perturbaciones.
Así quedó recogido en su último informe anual, remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el 26 de febrero. Por ley, las empresas cotizadas deben advertir en estos documentos a sus inversores de cualquier amenaza que pueda afectar al negocio. Según Redeia esa mayor inestabilidad de la red podía impactar tanto al suministro eléctrico como a la reputación de la compañía. En su análisis, el grupo no identificó «impactos financieros relevantes para la compañía» derivados de esta amenaza.
Este apunte en las cuentas anuales del grupo, adelantado por El Confidencial, ha sido uno de los párrafos más difundidos en los grupos de Whatsapp del sector eléctrico. Sobre todo por un segundo apunte tan relevante como el anterior.
«El cierre de centrales de generación convencional como las de carbón, ciclo combinado y nuclear (consecuencia de requisitos regulatorios), implica una reducción de la potencia firme y las capacidades de balance del sistema eléctrico, así como su fortaleza e inercia», reconoció la compañía en el informe que remitió al mercado. «Esto podría aumentar el riesgo de incidentes operacionales que puedan afectar el suministro y la reputación de la empresa. Esta incidencia supone un riesgo, con un horizonte temporal a corto y medio plazo», concretó la compañía.
Públicamente, en cambio, el relato de Red Eléctrica y de su presidenta ha sido muy distinto. En febrero, durante la presentación de resultados, Corredor negó riesgo de apagón ante las preguntas de los medios que preguntaron por la estabilidad del sistema ante el cierre de centrales nucleares previsto en España. El 9 de abril, la empresa pública lanzó un tuit en su cuenta oficial en el que rechazaba rotundamente el riesgo de apagón y aseguraba que, como operador, garantizaba el suministro.
Más de 24 horas después del cero energético, los técnicos de Red Eléctrica están analizando una posible caída en cadena de plantas fotovoltaicas como la opción más plausible. En el momento del apagón, la energía solar sostenía el 70% de la demanda, con entre 17 y 18 gigavatios (GW) de generación.
Se refiere a un colapso total o casi total de la red, también llamado blackout o «cero energético», cuando la generación no pudo sostener la demanda o se produjo una desconexión masiva.
Aún así, Pedro Sánchez asegura que el gran apagón eléctrico no se produjo por un exceso de electricidad generada por fuentes renovables como la solar.
Dice, que los técnicos y expertos todavía están trabajando para identificar la causa exacta del apagón.
Si bien la evaluación preliminar de REE, operador nacional de la red eléctrica española, descartó un ciberataque, Sánchez afirmó que las autoridades de ciberseguridad del país aún investigan esta posibilidad. También indicó que el gobierno no ha tenido información concluyente que sugiera que la interrupción del servicio se deba a un ataque terrorista.