
La orden prohíbe la financiación federal para investigaciones de «ganancia de función» en países considerados de preocupación, como China e Irán. Esta medida también impone restricciones adicionales a investigaciones similares dentro de EEUU, con el objetivo de prevenir riesgos biológicos y fortalecer la seguridad en la investigación científica.
«Esta administración se compromete a poner fin a los experimentos imprudentes que ponen en riesgo a la humanidad», afirmó Kennedy ante el Congreso.
En su testimonio ante el Congreso el 14 de mayo, Kennedy defendió estos recortes y reafirmó que los Institutos Nacionales de Salud (NIH) ya no financiarán investigaciones de ganancia de función consideradas peligrosas y contrarias a la seguridad nacional. «Ya no emitirán subvenciones para promover ideologías radicales de género en detrimento de la juventud estadounidense, ni financiarán investigaciones peligrosas de ganancia de función», aunque indicó que investigaciones relacionadas continuarían bajo la política y supervisión de la administración.
Kennedy también expresó su apoyo a la teoría de que la pandemia de COVID-19 pudo haberse originado en un laboratorio en Wuhan, China, y respaldó la investigación liderada por la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, sobre los orígenes del virus. Ambos han acusado al exfuncionario del NIH, Anthony Fauci, de encubrir posibles vínculos con investigaciones de ganancia de función
Las críticas no se hicieron esperar por la comunidad científica, ya que afirman que estas acciones generan preocupación al temer que las restricciones puedan afectar negativamente la investigación biomédica y la preparación ante futuras pandemias. Además, las medidas se enmarcan en un contexto más amplio de recortes presupuestarios en salud pública y ciencia, impulsados por la administración Trump y ejecutados por Kennedy, que incluyen la eliminación de aproximadamente 20.000 puestos de trabajo y reducciones significativas en la financiación de programas clave.
Kennedy defendió los recortes propuestos por la administración Trump, que incluyen una reducción del 26% en el presupuesto del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), eliminando aproximadamente 20,000 puestos de trabajo y reduciendo la financiación para programas clave como Medicaid y la investigación sobre el cáncer. Argumentó que estos recortes eran necesarios para «hacer mucho más con menos» y que reflejaban valores de «compasión y responsabilidad».