Subrayando el papel que tendrán que desempeñar los civiles a medida que las fuerzas armadas respondan a los conflictos, dijo que «las sociedades, las industrias y las economías ganan las guerras».
Hablando durante una visita a la RAF Wyton, el ministro dijo a Sky News: «Hay mucho trabajo en marcha ahora entre nosotros [el Ministerio de Defensa], la Oficina del Gabinete y toda la sociedad sobre el enfoque y lo que significa el conflicto y el papel de todos en la sociedad si fuéramos a la guerra y los preparativos para la guerra».
«Colectivamente, todos: ¿Cuál es su papel si nos vemos atrapados en una crisis existencial? ¿Qué deben hacer y qué no deben hacer? ¿Y cómo movilizamos a la nación para apoyar un esfuerzo militar?».
«No se trata solo de desplegar fuerzas militares, sino de proteger cada centímetro de nuestro territorio. Ese trabajo está en marcha y avanza rápidamente. Tenemos que actuar con la mayor rapidez posible para asegurarnos de que se consolide».
Esta declaración subraya una percepción oficial de que el riesgo de un conflicto europeo de gran escala —que podría involucrar a grandes potencias— no es mera retórica, sino una amenaza tangible que exige preparación integral desde ahora.
Esto ocurre después de que el jefe de la OTAN, Mark Rutte, advirtiera a Occidente que se prepare para la guerra “como la que soportaron nuestros abuelos”.
En una escalofriante advertencia al resto de Europa, el ex primer ministro holandés pidió un gran aumento en el gasto de defensa y afirmó que el Reino Unido y otras naciones aliadas eran los próximos en la mira de Rusia.
Rutte dijo que muchos aliados de la alianza militar no sentían la urgencia de la amenaza rusa en Europa y que era una carrera contra el tiempo para evitar una guerra de una escala no vista en generaciones.
El Reino Unido ha afirmado además que la actividad de espionaje, ciberataques y amenazas físicas contra sus fuerzas armadas y el Ministerio de Defensa ha subido más de 50% en el último año, con países como Rusia, China, Irán y Corea del Norte señalados como principales sospechosos.
La combinación de estas advertencias genera un clima de alarma mayor en la alianza occidental, tanto política como militarmente.
Aunque no se han divulgado todos los detalles, el enfoque parece incluir:
-Preparación de toda la sociedad, no solo de las Fuerzas Armadas.
-Mejoras en inteligencia y contrainteligencia, debido al incremento de amenazas.
-Fortalecimiento de capacidades navales y terrestres (dentro de una estrategia defensiva más amplia anunciada a lo largo de 2025).
-Planes de movilización industrial y logística civil en caso de guerra, algo que no se había articulado formalmente desde la Guerra Fría.
El encadenamiento temporal de los hechos recientes como la preparación para la confiscación de activos rusos por parte de la UE, la declaración del Secretario General de la OTAN y la afirmación de preparación de Al Carns en Reino Unido es objetivamente grave, y no es casual ni retórico. Visto en conjunto, marca un cambio de fase, no solo un aumento de tensión discursiva.
Lo preocupante no es cada anuncio por separado, sino que todos apuntan en la misma dirección: Financiera (UE), Militar-estratégica (OTAN), Civil-industrial (Reino Unido).
Esto es preparación transversal, típica de escenarios de confrontación prolongada o escalada mayor.




