El primer Día de la Tierra se celebró un 22 de abril de 1970 con millones de estadounidenses presentes en New York. El primer Día de la Tierra fue creación de Gaylord Nelson, senador demócrata defensor a ultranza del progresismo. Propuso una «instrucción» nacional sobre el medio ambiente en septiembre de 1969 con el fin de reconducir la economía hacía un determinado modelo; meses después, todo estaba listo para una de las manifestaciones más grande en la historia de Estados Unidos lo cual daría legitimidad a la vocación de poder político que tenía el modelo ecologista.
Recapitula el peridista Ronald Bailey: “El Día de la Tierra de 1970 provocó un torrente de predicciones apocalípticas. «Tenemos unos cinco años más en el exterior para hacer algo», declaró el ecologista Kenneth Watt a una audiencia del Swarthmore College el 19 de abril de 1970. El biólogo de Harvard George Wald estimó que «la civilización terminará dentro de 15 o 30 años a menos que se tomen medidas inmediatas». contra los problemas que enfrenta la humanidad». «Estamos en una crisis ambiental que amenaza la supervivencia de esta nación y del mundo como un lugar adecuado para la habitación humana», escribió el biólogo de la Universidad de Washington, Barry Commoner, en la edición del Día de la Tierra de la revista académica Environment. El día después del Día de la Tierra, incluso el serio New York Times, La página editorial advirtió: «El hombre debe detener la contaminación y conservar sus recursos, no solo para mejorar la existencia sino para salvar a la raza del deterioro intolerable y la posible extinción».”
Pasaron las décadas y el mundo no llegó a su fin. Los profetas de la revolución verde estaban equivocados, pero la fe pagana de un occidente posmoderno permite que al día sigan rindiendo loas a las falsas deidades de la Gaia, la Madre Naturaleza y la Pachamama, todo de acuerdo a los sacerdotes cientificistas cuyos modelos fallidos sólo sirven para que una determinada élite dirija la vida, la libertad y la propiedad de cada pueblo.