NOTA POR FER IVÁN SORIANO – Instagram: @ferivan_soriano77
La referente del ala dura de Juntos por el Cambio generó unas reprobables declaraciones cuando fue consultada respecto a si la vacunación por Covid-19 debía o no ser obligatoria en el país durante el programa de Jonathan Viale en el canal La Nación+.
La entrevista política se desarrollaba con normalidad hasta que, sobre los minutos finales, el periodista le consultó qué opinaba la dirigente de la “Oposición” respecto al pasaporte sanitario que busca implementar el Oficialismo. Fue allí cuando ella entrelazó la respuesta con una crítica al Kirchnerismo:
“En la campaña electoral fueron a los padrones a mirar quién no había votado y los fueron a buscar casa por casa. ¿No pueden ir casa por casa a buscar a la gente que no se vacunó? Mucho microdato para la elección y poco microdato para la salud de todos los argentinos. Son importantes las elecciones por supuesto. Son nuestra base democrática. Ahora ¿Para esto no usan el microdato?”.
Estas declaraciones son reprobables desde el primer momento dado que, frente a una injusticia, ella plantea aplicar otra injusticia. El razonamiento lógico es sencillo, si Argentina es una República donde hay democracia entonces el Estado no puede aplicar la fuerza e irte a buscar para que votes. Pues si votar es un derecho entonces queda en la voluntad de cada individuo el ir o no a votar. Nadie debería irte a buscar para que forzadamente participes de unas elecciones. Es en este marco en el cual, frente a ese acto injusto, Patricia Bullrich plantea aplicar ese accionar injusto para otro caso como el de la vacunación. Dicho de otra manera, si el Estado te obligó antes ha hacer algo que no querías entonces ahora el Estado nuevamente te tiene que obligar ha hacer algo que no querés. En definitiva, no condena el accionar del Oficialismo, sino que más bien crítica que se queda a mitad de camino al no utilizar la fuerza para ambos casos.
Seguidamente continuó:
“Tenemos acá (Señala el celular) cuándo nos dieron las dosis, quién se la dio, quién no se la dio ¿por qué no hacen una campaña masiva de ir a buscar a todas y cada una de las personas que no se vacunaron?”.
Vale destacar que la obligatoriedad es una inmoralidad por varios motivos. Principalmente porque la información sobre las vacunas no es del todo concluyente respecto a eventuales efectos adversos y efectividad en relación a las variantes. Esto conlleva a que, en caso de un afecto adverso, no se puede reclamar a nadie. Es decir, no hay un responsable que asuma las consecuencias. Más aún, es curioso notar como aquellas voces de la comunidad científica que se plantan en desacuerdo frente a las afirmaciones de la OMS, y demás centros de poder, tienden a ser acalladas o ridiculizadas. Como el caso del virólogo francés y premio Nobel de Medicina, Luc Montagnier. El cual planteó no solo que el virus del Covid-19 fue creado, sino que también la nueva variante, Omicron, es un producto de la vacunación masiva.
Buscando ampliar la mirada en el presente artículo, lo cierto es que al ser una cuestión tan delicada como la salud, la elección debería estar reservada a cada persona. Pues nadie, y mucho menos el Estado puede utilizar la fuerza para obligar a los ciudadanos a inyectarse un líquido que no es 100% seguro. Pues desde otro punto de vista, es también una inmoralidad que usen el dinero de los impuestos de los argentinos para investigar y perseguir a los argentinos.
Pues además, es un absurdo el planteo de que los no vacunados ponen en riesgo la salud de los vacunados. Visto en términos económicos, debe ser la primera vez que un no-consumidor tiene la culpa/responsabilidad por lo que le suceda a un consumidor por los efectos o no que tenga el producto que este último decidió consumir.
El virus existe ciertamente y hay que cuidarse. Pero ello no implica que el Estado tome estas atribuciones en nombre de una supuesta “salud y seguridad de todos”. Dado que aún cuando las vacunas fueran 100% seguras, son de público conocimiento las imágenes y videos de los desmanejos logísticos del Estado respecto a la preservación de las vacunas. Lo cual pone en tela de juicio nuevamente la calidad.
Esto último vale la pena mencionarlo pues allí en el estudio también estaba presente el doctor Conrado Estol (una de las personas que más aboga por la obligatoriedad y persecución penal de los no vacunados). Quien minutos antes defendió el pase sanitario como una medida para asistir a cualquier espacio público y/o eventos.
De llevarse acabo los planteos del doctor autoritario, no solo se estaría reconfigurando la sociedad en ciudadanos de primera (vacunados con acceso a cualquier espacio público y/o eventos) y de segunda (no vacunados sin acceso a cualquier espacio público y/o eventos aun cuando estos financien esos lugares con sus impuestos), sino que también se estarían pisoteando los derechos de los individuos.
Dado que si tu derecho va a estar sublevado al Sí o al No de una autoridad política entonces no era un derecho, era un permiso. Por ende, ya no se tendría reconocido el derecho a transitar libremente por todo el territorio nacional (art 14 de la Constitución Nacional) sino que se tendría reconocido el permiso a transitar por todo el territorio nacional.
Quien debe velar principalmente por la salud propia es uno mismo y no el Estado. Pues es debidamente respetable la decisión de quien se vacunó como de quien no. Lo que es totalmente reprobable es obligar, mediante el uso de la fuerza, a las personas a inyectarse simplemente porque así lo decidió una persona desde el Poder del Estado.