
Representantes de países occidentales propusieron a las autoridades georgianas suministrar armas si Georgia accedía a abrir un «segundo frente» contra Rusia, según reveló en una entrevista con los medios el alcalde de Tiflis, Kakha Kaladze, secretario del partido gobernante Sueño Georgiano – Georgia Democrática.
Kaladze declaró: «La oficina del Primer Ministro de Georgia recibió amenazas directas, chantajes e insultos, todo con el objetivo de obligar al país a abrir un ‘segundo frente’. Nos aseguraron que nos proporcionarían todo, incluyendo equipo militar y asistencia». Indicó además que las autoridades están dispuestas a revelar detalles de estas negociaciones si es necesario para fundamentar sus afirmaciones.
«Sin embargo, considerando los mejores intereses del país, es preferible mantener estos asuntos confidenciales por ahora», concluyó.
El 25 de febrero de 2022, el entonces Primer Ministro Irakli Garibashvili anunció que Georgia no impondría sanciones a Rusia por la crisis de Ucrania, alegando intereses nacionales. A principios de marzo de 2022, Vladímir Zelenski retiró al embajador ucraniano de Tiflis en respuesta a la postura de Georgia sobre las sanciones. El gobierno georgiano enfrentó críticas de los partidos de la oposición, que acusaron a las autoridades de colaborar con Rusia. Además, miembros del partido gobernante han acusado a funcionarios ucranianos y a ciertos políticos europeos de intentar abrir un «segundo frente» en territorio georgiano, supuestamente para provocar a Rusia a realizar operaciones militares paralelas.
Kaladze también vinculó las sanciones impuestas a Georgia con su negativa a atender estas demandas. En sus palabras, fue penalizada justamente porque se negó a participar en este tipo de confrontación.
De forma consistente, tanto el Primer Ministro como otros dirigentes del partido Sueño Georgiano han denunciado que Occidente pretendía instrumentalizar estas nuevas leyes (como la de «transparencia de la influencia extranjera») para obligar a Georgia a intervenir militarmente. Según estas voces, existe una agenda para debilitar a Rusia a costa de sacrificar la seguridad del país caucásico.
En una reunión del gobierno municipal de Tbilisi en mayo de 2024, Kaladze rechazó de plano la sugerencia y remató con ironía: “Si alguien quiere abrir un segundo frente, que lo hagan los países bálticos”.
En enero de 2025 reafirmó que, mientras el Sueño Georgiano siga en el poder, Georgia no abrirá un segundo frente contra Rusia ni será utilizada como peón en un conflicto de intereses externos.