
Schneider subrayó que cuando incluso la jerarquía eclesiástica parece vacilar frente al Primer Mandamiento, “No tendrás otros dioses delante de mí”, los católicos deben aferrarse con firmeza a Jesucristo. No puede permitirse “quemar ni siquiera el más pequeño grano de incienso” ante imágenes de estos nuevos ídolos como la opinión pública, la corrección política, la ideología LGBT, la “Madre Tierra”, los “icebergs” o el culto al cambio climático[1].
El obispo advirtió que muchos católicos hoy participan, siquiera indirectamente, de un culto ambiental que asume actitudes casi religiosas respecto a la naturaleza. Esa tendencia, según él, representa una ambigüedad intolerable frente al mandamiento divino. Reconocer la Trinidad y al Cristo encarnado no admite mezcla con otros cultos. También Schneider criticó la reciente bendición papal de un bloque de hielo en un evento vaticano sobre cambio climático, considerando ese acto como una señal de que la Santa Sede ha adoptado la lógica ambientalista con algo de devoción pagana.
El obispo fue aún más tajante cuando denunció la afirmación de identidades “LGBT católicas” y la presencia de peregrinaciones bajo esa bandera dentro del Vaticano. A su juicio, esa aprobación tácita legitima pecados contra el Sexto Mandamiento (fornicación, sodomía) al promover una moral contraria al orden natural y divino. Calificó la reciente peregrinación LGBT a la Basílica de San Pedro como un acto “blasfemo”, pues se realizó en un lugar sagrado con la intención de proponer la normalización del pecado. Precisó que no basta la mera misericordia si no hay justicia, y que “cuando algo grave sucede, hay que hacer reparaciones”. Junto con otros obispos presentes, instó a una Acto de Reparación para suplicar perdón por la ofensa cometida en un lugar santo[2].
En verdad, lo que denuncia Schneider tiene claras resonancias con la crítica realista al relativismo y el modernismo filosófico. En la tradición tomista y la patrística, siempre se ha sostenido que el ser humano está ordenado a Dios como fin último y que todo culto o ideología que desplace a Dios es una forma de idolatría. Incluso autores como Jean-Luc Marion han advertido que lo que “lo sagrado” puede corromperse cuando se convierte en objeto de consumo o proyecto ideológico. El progresismo moderno, siguiendo a pensadores posmodernos o posmarxistas, tiende a elevar lo social, lo climático o lo identitario a categorías casi sacras; esos discursos ofrecen sentidos totalizadores que compiten con la fe, y buscan que la conciencia se someta a los relatos dominantes. Pierre Manent, político y filósofo francés, ha señalado que la desacralización del mundo no elimina el deseo de lo sagrado, sino que lo reconfigura; por eso el hombre busca hoy nuevos ídolos tales como la Tierra, el clima, la identidad, todo para suplir lo que se ha perdido de sentido transcendental.
Desde esa visión crítica, Schneider está advirtiendo contra una nueva forma de politeísmo secular donde aparecen una multiplicidad de “dioses” ideológicos ante los cuales se exige fidelidad, lealtad moral y sacrificio de la conciencia. El mensaje del obispo Athanasius Schneider es un llamado de atención a los católicos advirtiendo que no pueden doblegarse ante las modas progresistas porque de hacerlo se compromete el núcleo de su fe. Adorar a Cristo implica rechazar todo intento de sincretismo con ideologías que pretenden ocupar el lugar que solo le corresponde a Dios.
[1] Fuente: https://www.lifesitenews.com/news/bishop-schneider-says-catholics-must-worship-christ-not-lgbt-ideology-or-climate-agenda/?utm_source=featured-news&utm_campaign=usa
[2] Fuente: https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=53333