Según la investigación, cerca del 24 % de las encuestadas declaró un nivel alto de sufrimiento, mientras que el 20,7 % reportó un nivel moderado[1]. Este malestar persistente incluye sentimientos frecuentes de pérdida, duelo o tristeza (31,2 %) y recuerdos recurrentes, sueños o flashbacks (24,6 %).
Lo más revelador es que el sufrimiento no se limita a un periodo inmediato tras la intervención, tal es así que mujeres que abortaron hace décadas siguen tan afectadas como las que lo hicieron recientemente. Esto desmiente la narrativa dominante de que el aborto es una solución terapéutica inocua o incluso beneficiosa. El estudio señala que la idea de la “interrupción terapéutica del embarazo” (el argumento de que el aborto mejora la salud mental de la madre) carece de soporte empírico robusto.
En verdad este hallazgo debería provocar una revisión urgente de las políticas públicas; ciertamente es un escándalo que el aborto esté legalizado bajo la bandera de “salud reproductiva”. Si el coste emocional a largo plazo es tan alto, la sociedad debe asumir su responsabilidad de proteger no solo la vida del no-nacido, sino también el bienestar psicológico de la mujer que lleva la carga. Además, se abre una demanda ética para que quienes desempeñan roles médicos, legislativos o comunicacionales informen con total transparencia sobre los riesgos no solo físicos, sino psicológicos. Las mujeres merecen información completa que abarque las consecuencias a largo plazo. No basta con pronunciar “tu elección”; se requiere un acompañamiento real, un sistema de apoyo efectivo y una intervención terapéutica adecuada para quienes han tomado esta decisión, que de suyo ya es un crimen aberrante.
De hecho, el estudio concluye, además:
“La atención médica de esta población de mujeres está poco estudiada y desatendida. Se necesita investigación para comprender mejor los factores de riesgo de angustia emocional a largo plazo tras un aborto y para desarrollar intervenciones terapéuticas eficaces. Las mujeres que estén considerando un aborto deben ser informadas de la posibilidad de experimentar angustia emocional persistente”.
[1] Fuente: https://www.opastpublishers.com/open-access-articles/persistent-emotional-distress-after-abortion-in-the-united-states-9652.html




