
En una entrevista con la televisión portuguesa RTP el 1 de marzo de 2025, Macron enfatizó la necesidad de que Europa considere una mayor autonomía en materia de defensa, en particular a la luz de lo que llaman las amenazas percibidas por parte de Rusia.
Como único estado con armas nucleares en la Unión Europea después del Brexit, Francia posee aproximadamente 290 ojivas, lo que la posiciona como un actor clave en cualquier discusión sobre un escudo nuclear continental.
Macron dijo a los medios “estar disponible” para abrir una discusión: “Si nos permite (construir) una fuerza europea”. Según el mandatario, la doctrina nuclear francesa ha tenido históricamente una “dimensión europea”, lo que justificaría su integración en un esquema de defensa común para la Unión Europea (UE).
Desde la década de 1960, Francia ha mantenido una doctrina de defensa nuclear independiente, diseñada por el general Charles de Gaulle y basada en la capacidad del presidente de la República para evaluar y responder de manera autónoma a amenazas a los intereses vitales del país.
La propuesta de Macron se produce en el contexto de las incertidumbres en torno al compromiso de EEUU con la OTAN, especialmente con la retórica del Presidente Donald Trump que sugiere un posible retroceso en las garantías de seguridad estadounidenses tradicionales.
“Es hora de un despertar estratégico europeo”, afirmó Macron en su reciente entrevista. “¿Queremos elegir o padecer nuestro destino?” Su propuesta incluye un sistema de defensa financiado por la UE con al menos 200.000 millones de euros, inspirado en el modelo de respuesta conjunta que se utilizó en la pandemia de COVID-19.
La idea de “europeizar” la capacidad de disuasión nuclear de Francia no es del todo nueva; Macron la planteó por primera vez en 2020 durante un discurso en la École de Guerre, donde pidió un “diálogo estratégico” sobre el papel de las capacidades nucleares de Francia en la seguridad colectiva europea. Reiteró esta oferta en 2022 y ahora ha redoblado su apuesta, sugiriendo que ese debate debería abarcar la defensa antimisiles, las armas de largo alcance y las capacidades nucleares, incluidas las de las naciones que albergan armas nucleares estadounidenses, como Alemania.
Sin embargo, esta propuesta ha provocado reacciones encontradas: mientras algunos la ven como un paso pragmático hacia la autonomía estratégica europea, otros, incluida la líder Marine Le Pen, sostienen que el arsenal nuclear de Francia debe permanecer exclusivamente bajo control nacional. Los críticos también cuestionan si el arsenal relativamente modesto de Francia podría disuadir de manera creíble a un adversario con armas nucleares como Rusia sin el respaldo de EEUU.
La iniciativa de Macron para que se celebre este debate refleja preocupaciones más amplias sobre la dependencia de Europa respecto de EEUU, especialmente porque la administración de Trump ha priorizado los intereses estadounidenses por sobre los compromisos de la alianza. Los analistas sugieren que ampliar el paraguas nuclear de Francia podría implicar negociaciones complejas, que podrían requerir contribuciones financieras de otras naciones de la UE o la integración con el marco existente de la OTAN, aunque Francia históricamente ha mantenido sus fuerzas nucleares independientes de la alianza.
La renuencia alemana, arraigada en su dependencia de la protección estadounidense y un fuerte sentimiento antinuclear, plantea un obstáculo importante, al igual que la disuasión nuclear separada del Reino Unido, que está vinculada a la OTAN y no a la UE. Sin embargo, la iniciativa de Macron señala un intento audaz de redefinir la postura de defensa de Europa, instando al continente a «poner todo sobre la mesa» para garantizar una estrategia de seguridad creíble y autónoma en un mundo cada vez más volátil.