Este libro pretende develarte -en parte-, el misterio del hombre. Esto implica una multiplicidad de perspectivas -filosófica, teológica, experiencial, jurídica, sociológica, psicológica, etc.-, cada una con sus propias reglas de juego -objeto, método, herramientas-. No mezclaré los planos y respetaré las re glas de juego metodológicas de cada saber.
No pretendo convencerte. Sólo aspiro a mostrarte un poco de la belleza del ser humano. Es decir, tu belleza y la mía.
Muchas veces tendremos que ir a contrapelo del «pensamiento único», de lo «políticamente correcto», de la percepción común de muchos coetáneos. Todo esto exige precisión en el lenguaje. De lo contrario, querido lector, nunca podríamos entablar un diálogo entre nosotros. Esto me lleva a hacer unas breves advertencias previas, que son herramientas para facilitar la lectura de este ensayo. Así evito tener que repetirlas con frecuencia, al tratar temas diversos. Te aconsejo tenerlas presente mientras leas este libro.
No seré exhaustivo en ninguno de los temas. Iré a lo fundamental y, si parece conveniente, lo ilustraré con algún ejemplo. Con tu creatividad, tu memoria y tu reflexión podrás completar el texto, enriqueciéndolo con tu genio propio.
Seré deliberadamente provocativo para ayudarte a reflexionar y -sobre todo-, para enfrentarte contigo mismo. Seguramente haya ideas que no compartas. Deseo que ninguna de ellas te impida reflexionar sobre tales cuestiones y las demás que plantea el libro.
