Las Saturnales de diciembre: el culto a Saturno

En Roma los festejos de las Saturnales se suponía que reflejaban las condiciones de aquella mítica Edad de Oro perdida ya que la mayor parte de ello estaba relacionado con bestialidad, sacrificios humanos y adoración satánica.

Las primeras se celebraban del 17 al 23 de diciembre, alrededor del solsticio de invierno, un momento crucial en el ciclo solar, a la luz de velas y antorchas, por el fin del período más oscuro del año y el nacimiento del nuevo período de luz, o nacimiento del Sol Invictus, 25 de diciembre, coincidiendo con la entrada del Sol en el signo de Capricornio (solsticio de invierno). La muerte de un Sol y el «nacimiento de un Sol» (su luz) están involucrados en el simbolismo de las Saturnales, y lo mismo la noción de «viejo y joven» ya que después de este día, las horas de luz comenzaban a alargarse nuevamente. La vida es «dada a la muerte» de modo que «la muerte pueda vivir».

El renacer del Sol era un tema central, y los sacrificios (aunque no siempre eran humanos, sino más bien simbólicos o rituales) se ofrecían con la intención de asegurar que el Sol renaciera con fuerza y trajera consigo una nueva abundancia y prosperidad para el nuevo ciclo, es decir, el Sol debía «morir» (pasar por la oscuridad del invierno) para que «renaciera» con el alargamiento de los días después del solsticio.

Algunas comunidades neopaganas o esotéricas celebran las Saturnalias de manera moderna, reinterpretando la festividad en el contexto de sus propias creencias espirituales.

El cristianismo, al convertirse en la religión oficial del Imperio Romano, absorbió muchas de las tradiciones paganas, pero las transformó, adaptándolas a las nuevas creencias. Las Saturnalias fueron desplazadas por la celebración cristiana de la Navidad, que conserva muchos de los elementos festivos, como los intercambios de regalos y las reuniones familiares. Sin embargo, el historiador Peter Gainsford argumenta que no existe ninguna conexión entre las Saturnales y la Navidad y que las costumbres navideñas que se dice procedían de las Saturnales en realidad se originaron varios siglos después.

Saturno el planeta y el sexto día, Saturday, son ambos nombrados así por dicho dios. La vida (el niño) y la muerte (el anciano) son simbólicos de las Saturnales y de los otros sentidos más oscuros asociados con los «rituales saturninos».

Durante las Saturnalias, había una inversión temporal de las jerarquías sociales, lo que simbolizaba un cambio de roles entre los viejos y los jóvenes. Los esclavos, por ejemplo, podían intercambiar roles con sus amos, lo que reflejaba una especie de igualdad efímera que subrayaba la ruptura temporal de las jerarquías de poder. Este cambio puede interpretarse como una muerte simbólica de las antiguas estructuras sociales y el nacimiento de un nuevo orden, donde todos eran iguales durante esos días.

Registro de la Saturnales

Las Saturnales fueron registradas por el poeta escritor e historiador griego del siglo II a.C. Luciano de Samosata (en su diálogo titulado Saturnalia), el cual observa los festivales en su tiempo.

Luciano menciona el sacrificio humano, una «generalizada intoxicación», el «ir de casa en casa cantando desnudo», «violaciones» y otras «actividades sexuales».

Él también menciona el consumo de galletas con forma humana (todavía producidas en algunas panaderías inglesas y en la mayor parte de las alemanas durante la temporada de Navidad como el hombre de pan de jengibre).

La frase, «¡Tú no puedes atraparme!», (1)… toma otro sentido cuando se consideran los sentidos más profundos detrás de las Saturnales y los horrores que algunos podrían haber sufrido entonces.

Hay otro lado en la Navidad que invoca tanto «lo bueno como lo malo», donde los niños se convierten en el foco de esa pelea. La historia de Hansel y Gretel (con la casa de pan de jengibre) viene a la mente.

(1) Alusión a un cuento infantil estadounidense (The Gingerbread Man) de 1875 donde un hombre o niño de pan de jengibre, o un pan de jengibre con esa forma, después de ser horneado escapa de la cocina y elude a diversos perseguidores, humanos y animales, diciéndoles: «¡Corre tanto como puedas! ¡No puedes atraparme! ¡Soy el hombre de pan de jengibre!», para acabar finalmente en las fauces de una zorra.

El Rey de las Saturnales

El Rey de las Saturnales gobernaba como el «maestro de ceremonias» para los procedimientos durante las Saturnales. Él era designado mediante un sorteo, y ha sido comparado al medieval Señor del Desgobierno en la Fiesta de los Tontos.

El Señor del Desgobierno era generalmente un campesino o un subdiácono designado para estar a cargo de los jolgorios de Navidad, que a menudo incluían la embriaguez y una salvaje celebración, en la tradición pagana de las Saturnales.

El Emperador romano Nerón desempeñó el papel de Rey de las Saturnales en su juventud.

Las Saturnales y el Mal Gobierno hacen una burla del mundo en el cual la ley es determinada por un hombre y donde las redes sociales y políticas tradicionales quedan reducidas al poder del Emperador sobre sus súbditos.

El burro o el asno era otro símbolo del Mal Gobierno y una burla de la ley y el orden, de títulos y monarquías.

En el antiguo Egipto, Seth, el enemigo de Osiris (su hermano), tenía la imagen de un burro.

Por eso Apuleyo en su libro El Asno de Oro describe una gran metamorfosis, la transformación de Lucio en un burro y su camino de vuelta, la evolución espiritual hacia el ser humano.

El ciervo, la liebre y el burro (en la ilustración medieval del Día de los Tontos en Abril, arriba) son símbolos los tres del «desgobierno». El Señor del Desgobierno (en el mosaico romano de arriba) es colocado en un asno (o representado como tal) como un símbolo del Rey de las Saturnales.

Él monta el burro sentado hacia atrás como un símbolo de «inversión» en esa época del año.

James George Frazer, un antropólogo social y folclorista escocés influyente en las primeras etapas de los estudios modernos sobre magia, mitología y religión comparada, en su libro La Rama Dorada (1890), había un lado oscuro en el festival de las Saturnales. En Durostorum en el Danubio (actual Silistra, Bulgaria) los soldados romanos elegían a un hombre de entre ellos para ser el Señor del Mal Gobierno durante treinta días. Al final de aquellos treinta días su garganta era cortada en el altar de Saturno.

Orígenes similares del británico Señor del Desgobierno, como un «rey de sacrificio» (un «rey temporal», como dijo Frazer) que era muerto más tarde para beneficio de todos, también han sido registrados.

La película The Wicker Man (2006) el personaje de Nicolas Cage (Edward Malus) puede interpretarse como una figura que encarna ciertos aspectos de un «Señor del Mal Gobierno». Malus es llevado a la isla de Summerisle bajo pretextos falsos y manipulado por los habitantes para convertirse en el sacrificio ritual que ellos creen necesario para restaurar el equilibrio natural y garantizar una buena cosecha. Se le coloca en una posición simbólica, aunque él no está consciente de su papel hasta el final. Es el extranjero, el «forastero» que simboliza el desorden y que debe ser eliminado para que el ciclo de la comunidad continúe. Aunque Edward no tiene autoridad o poder en la comunidad, su presencia desata tensiones y revela las dinámicas ocultas de Summerisle.

Su «desgobierno» está en su incapacidad de adaptarse a las reglas de la isla y en su desafío al sistema ritual, lo que paradójicamente lo hace más apto como chivo expiatorio.

The Wicker Man 2006 memorex Boutique

La película culmina con el sacrificio de Edward en un gigantesco hombre de mimbre (The Wicker Man), un acto que los habitantes consideran esencial para restaurar el equilibrio natural. Este sacrificio ritual es análogo al sacrificio del «Señor del Mal Gobierno», que también simbolizaba la purificación y el renacimiento.

La Edad de Oro

La Edad de Oro, que según la mitología representaba un período idealizado de paz, abundancia y prosperidad, estaba asociada con una ausencia de tiempo o con un tiempo sin las restricciones que suelen caracterizar las épocas más tardías, como la Edad de Plata o la Edad de Hierro. En la Edad de Oro, el paso del tiempo no estaba marcado por las dificultades, la vejez o el sufrimiento. La humanidad vivía en un estado de perfección que desafiaba la dura realidad de los ciclos de vida y muerte que luego se introducirían con el dominio de Júpiter (Zeus) tras el derrocamiento de Saturno.

Como dios del tiempo, Saturno/Cronos estaba vinculado a los ciclos de la naturaleza, la agricultura y la renovación. En su reinado durante la Edad de Oro, el tiempo no se veía como una fuerza destructiva o limitante, sino como un ciclo armonioso. Las estaciones cambiaban, pero no había sufrimiento ni envejecimiento. En un sentido simbólico, la Edad de Oro representaba un tiempo ideal en el que la humanidad vivía en completa sintonía con las leyes naturales, sin las presiones y restricciones del tiempo tal como las conocemos.

Las Saturnalias, celebradas en honor a Saturno, tenían un componente simbólico relacionado con este retorno a la Edad de Oro. Durante estas festividades, las normas sociales se suspendían temporalmente, los roles entre amigos y esclavos se invertían, y las personas se reunían para disfrutar de banquetes y juegos. Esto representaba un retroceso simbólico a ese tiempo idealizado en el que las jerarquías sociales no existían o, al menos, se desvanecerían por un corto período.

En términos generales, las Saturnales eran la celebración del anhelo de que Saturno reinara otra vez, como en la antigüedad.

Cronos

En la mitología, Cronos (Saturno en la tradición romana) es una figura simbólica del paso del tiempo, pero su relación con el tiempo es compleja y ambigua, ya que él es tanto un creador como un destructor.

Cronos, como ese dios del tiempo, está vinculado a los ciclos naturales de la vida, que incluyen el nacimiento, el crecimiento y, finalmente, la muerte. En su mitología, no solo está asociado con la creación de la vida, sino también con su destrucción. En el mito griego, Cronos devora a sus hijos (Zeus, Hestia, Hera, Deméter, Hades y Poseidón) al nacer para evitar que alguno de ellos lo derroque, ya que él había sido advertido de que uno de sus descendientes le arrebataría el poder. Este acto de devorar simboliza el consumo inevitable del tiempo, que devora todo lo que es joven y nuevo. Este consumo es, a su vez, una manifestación del envejecimiento y la decadencia: el tiempo destruye lo nuevo y lo reemplaza por lo viejo.

A través de su mitología, se nos transmite la idea de que el tiempo tiene una naturaleza dual: es tanto un proceso de renovación como un proceso de decadencia, ya que una vez que los hijos de Cronos son liberados (gracias a Zeus), se produce un renacimiento en el universo mitológico, donde las viejas estructuras se disuelven y surgen nuevas. Este ciclo de creación, destrucción y renacimiento refleja la eterna lucha entre la creación del mundo y su inevitable decadencia bajo el paso del tiempo, por ello está vinculado también a la vejez.

¿Quién es el dios Saturno en otras civilizaciones?

El primer «Saturno», que ha dado paso a un sinfín de dioses en posteriores civilizaciones y culturas, fue Ninnurta (Nin-Ur, Señor de la Tierra) era el dios de Nippur.

Era el primogénito del «jefe» de uno de los dos clanes líderes de los dioses Sumerio-Anunnakis, el representado por la Luna, el Cielo y las Aves, Enlil quién más tarde adoptaría el papel de Jehová en el antiguo Testamento.

A lo largo de los siglos, Saturno acabó siendo el dios más adorado en la antigüedad y aún hoy se le sigue adorando por igual en el Judaísmo, el Catolicismo y en el Islam.

Incluso los ateos le rinden pleitesía de diferentes formas, como veremos a continuación.

En Fenicia, Saturno fue adorado como Baal, dios cruel donde los haya, amante de sacrificios humanos especialmente niños, que eran arrojados vivos en un horno en el interior de sus estatuas, mientras trompetas y tambores ahogaban sus gritos y los de los padres.

Su especialidad era conseguir que los humanos sacrificaran a sus propios hijos, el no va más del placer que encuentran algunos en el sufrimiento ajeno. Se le representa como un toro o con cabeza de toro, costumbre lo que provenía de su padre, Enlil el «Toro del Cielo».

En Grecia Saturno fue llamado Cronos, «tiempo», esposo de Rea con quien engendró varios hijos. Cronos se los comió a todos tan pronto como nacieron, porque sabia que su destino era ser derrocado por uno de sus propios hijos.

A todos menos a uno: Zeus, el que sería el líder del panteón romano del Olimpo, que se salvó gracias a que Rea dio a luz a escondidas y luego engañó a Cronos dándole una piedra envuelta en pañales, que éste engulló en seguida sin desconfiar.

Sacrificar o comer niños ha influido sin duda en que Saturno haya sido considerado desde siempre un planeta maléfico, demoníaco y destructivo. Incluso se le asimilado a Satán por la similitud del nombre y por los cuernos que lucía el dios Pan, la asimilación griega del dios Fauno de las Lupercales.

Las Lupercales eran una serie de festejos romanos que celebraban en febrero en honor a los dioses Pan y Lucina, relacionados con la fecundidad y el nacimiento:

Se realizaban sacrificios a estos dioses, los hombres golpeaban a sus mujeres con las pieles de los animales sacrificados para propiciar la fertilidad, se celebraba la fertilidad de las mujeres y la naturaleza.

Eran una fiesta polémica y obscena, por lo que el Papa Gelasio I la condenó en el año 494. Se cree que fue sustituida por la conmemoración del martirio de San Valentín, que se celebra el 14 de febrero, y que es el actual Día de los enamorados.

Del dios Pan se puede decir que es un dios al que los españoles adorarían con sumo gusto, era popular su fama de irascible cuando se le molestaba durante su siesta, de ahí que nunca se debía de despertar a alguien durmiendo la siesta porque se podía interrumpir el sueño del dios Pan.

Los símbolos arquitectónicos de las ciudades romanas, no siendo el menor el «símbolo fálico» u Obelisco, que hace alusión a la «muerte» y la «resurrección» del dios egipcio Osiris (Orión), pueden ser encontrados colocados en los Capitolios de Europa.

Ellos están allí para invocar la energía masculina «sexual», o el síndrome de la «lujuriosa vieja cabra», también conocida como el dios Pan.

El antiguo dios Pan está relacionado con los mitos asociados con el Señor de Capricornio (Magia Sexual) y el Señor de Acuario (Comunicaciones Electrónicas) por medio de Mercurio.

Krampus, la popular figura antropomórfica con cuernos, descrita como «medio cabra, medio demonio», es otra desviación simbólica de Pan.

Santa o Saint Nick en las versiones nórdicas y germánicas a menudo puede ser visto junto con Krampus. Ellos son las dos mitades del mismo símbolo.

(Krampus, cuyo nombre se deriva de la palabra alemana krampen, que significa «garra», se dice que es el hijo de Hel en la mitología nórdica.

Las Garras de Satán (Satan’s Claws)

La legendaria bestia comparte también características con otras creaturas temibles y demoníacas de la mitología griega, como sátiros y faunos. Aparece con una cadena y campanas, y un manojo de ramas con las que golpea a los niños que se han portado mal.

Él los atemoriza o incluso luego acarrea a los niños malos, en el saco o canasto que tiene en su espalda, hacia su guarida o aún hacia el inframundo).

Pan (Capricornio/Diciembre/Saturno), Krampus y Sakwa Hu (lo mismo). Krampus es también otra versión de Ba’al Hammon, el dios cartaginés que era considerado como el homólogo del Saturno romano y del Cronus griego.

La adoración de Pan comenzó en Arcadia (Grecia), que fue siempre la sede principal de su adoración. Arcadia era un distrito de gente de montaña, culturalmente separada de otros griegos.

La caza, el pastor, la cueva y los bosques eran todos domicilios de Pan.

Hermes (Mercurio) era considerado el padre de Pan. Simbólicamente, Mercurio va «entre los mundos» y es el mensajero de lo que nosotros y los romanos llamábamos «dioses».

Esos dioses son «reinos energéticos personificados» y se ha hecho claro para mí que las imágenes y los símbolos asociados con los «dioses» son portales hacia aquel «campo energético». Hermes, como el padre/abuelo de Pan, conecta a Pan (la cabra) con Saturno en Capricornio.

La Cabra Gävle (en sueco, Gävlebocken) es una tradicional manifestación de Navidad erigida anualmente en Slottstorget en Gävle central, Suecia.

Se trata de una versión gigantesca de una tradicional figura sueca de la Cabra de Yule (Pan) hecha de paja, que a menudo es atacada por incendiarios durante las Saturnales.

Saturno fue el primer dios de la colina del Capitolio en Roma, conocida desde los más antiguos tiempos como Saturnius Mons (Monte de Saturno), y él era visto como el dios de la generación, la disolución, la abundancia, la riqueza, la agricultura, la renovación periódica y la liberación.

El planeta

Saturno es el sexto planeta desde el Sol, su día – el ‘Saturn-day’ – o sábado, es el sexto día de la semana.

Es un planeta único por sus anillos y por un extraordinario hexágono en su polo norte, una misteriosa perturbación atmosférica de 30.000 Km. de longitud conocida desde hace treinta años. El hexágono es la figura geométrica que tiene 6 lados, 6 ángulos y 6 triángulos en su interior, por lo que se la asocia con el número de la Bestia, el 666.

Qué es y por qué se forma hexágono en Saturno?

Es el 6° planeta contando desde el Sol, posee un hexágono (descubierto por la nave espacial Voyager en la década de 1980), tiene 6 lados, 6 ángulos, y 6 triángulos en su interior (de forma proyectada o en una representación bidimensional forma un cubo).

Película «El Amanecer del Hombre» (2001), de Stanley Kubrick

Uno de los monos que ha estado adorando al monolito, empieza a usar unos huesos como herramienta, al mismo tiempo que arranca una música para siempre ligada al film: «Así habló Zaratustra» de Richard Strauss.

Zaratustra, también conocido como Zoroastro, es el profeta persa fundador del Zoroastrismo (Mazdeísmo), una de las primeras religiones monoteístas basada en el culto a una deidad suprema llamada Aura Mazda en constante dialéctica entre el bien y el mal.

Esta religión nació en el siglo X, A.C., en el actual Irán, la antigua Sumeria y Babilonia hogar de Saturno y sus dioses paganos colegas.

Ha sido el origen del Yazidismo que se practica en el Kurdistán (con importante conexión con las guerra de Irak y Siria y también del Mitraismo, religión que profesan en secreto los Jesuitas y del Catarismo la herejía del Sur de Francia que puso en jaque al catolicismo en el siglo XII.

El mono que descubre que el hueso puede ser una herramienta es la explicación de como los Anunnakis – el monolito – ofrecieron la tecnología al ser humano, lo que le permitió un gran salto evolutivo.

La historia sigue con el hallazgo en la Luna del monolito que, una vez desenterrado, empieza a emitir una señal dirigida a Júpiter.

Es importante saber que en el libro en que se basa el film («El centinela» de Arthur C. Clarke), la misión es en realidad a Japeto una de las lunas de Saturno, pero fue cambiado a Júpiter en las películas de Kubrick por la dificultad de reproducir sus anillos.