Bezos ejercerá como codirector ejecutivo junto a Vikram Bajaj, lo que supone su primer cargo operativo formal desde que dejó la dirección general de Amazon en julio de 2021.
Esta iniciativa, lanzada con una financiación masiva de US$ 6.200 millones, marca una apuesta ambiciosa: desarrollar IA para el mundo físico, específicamente para procesos de ingeniería y manufactura en sectores como la computación, la automotriz y el aeroespacial.
Prometheus será dirigida por Bezos junto con Vik Bajaj, un físico y químico con experiencia en Google X (el famoso laboratorio “moonshot”) y Verily (filial de ciencias de la vida del Alphabet). Bajaj aporta una visión muy técnica y experimental, lo que sugiere que la estrategia de la empresa no estará centrada solo en modelos de lenguaje, sino en sistemas que interactúen con el mundo real.
Además, ya cuentan con casi 100 empleados, reclutados desde instituciones líderes en IA como OpenAI, DeepMind y Meta. Este equipo altamente calificado les da una base sólida tanto en investigación como en desarrollo.
La propuesta central de Project Prometheus es la “IA física” (“physical AI”), es decir, sistemas de inteligencia artificial que no solo operan en datos digitales, sino que interactúan con hardware, procesos industriales y entornos reales.
Algunos de los posibles ámbitos de aplicación incluyen:
-Fabricación de componentes de hardware, donde la IA podría optimizar el diseño, la producción y la prueba de piezas.
-Industria automotriz, por ejemplo en la línea de montaje, simulaciones para el diseño de partes, o robots que aprendan y se adapten a nuevas tareas.
-Aeroespacial, con IA que podría usarse para optimizar la producción de cohetes, naves o partes críticas, un área muy alineada con las otras apuestas de Bezos, como su empresa espacial Blue Origin.
-Robótica y experimentación física, donde modelos de IA puedan planear experimentos, recopilar datos de sensores en tiempo real y retroalimentarse para mejorar procesos.
Este enfoque “del átomo más que del bit”, como algunos analistas lo llaman, es clave para diferenciar a Prometheus de otras firmas de IA más orientadas al software (modelos de lenguaje, chatbots, etc.).
Para Bezos, este proyecto no es solo una inversión financiera: es una continuación lógica de su visión a largo plazo. Por una parte, tiene sentido con sus intereses en espacio y exploración, ya que una IA muy sofisticada y física podría ser clave para reducir los costos y mejorar la eficiencia de las misiones espaciales.
Por otra parte, él mismo ha señalado que ve una especie de “burbuja industrial” en la IA, pero cree firmemente en sus beneficios reales a mediano y largo plazo. El capital de 6.200 millones de dólares les permite no solo investigar, sino también construir infraestructuras físicas (laboratorios, robots, líneas de prueba) que suelen requerir mucho dinero.
Implicancias positivas de Project Prometheus
Impulso a la innovación industrial: Al aplicar IA al ámbito de la manufactura, se pueden acelerar los ciclos de diseño y producción. Esto podría permitir construir piezas complejas más rápido, más barato y con mayor precisión.
Optimización de recursos: La IA puede contribuir a reducir desperdicios materiales, optimizar el uso de energía y mejorar la eficiencia de procesos industriales. Esto no solo es rentable, sino también ambientalmente relevante.
Avances en robótica y automatización: Con “IA física”, podríamos ver robots más inteligentes, capaces de adaptarse mejor, aprender de su entorno y ejecutar tareas cada vez más sofisticadas. Esto podría transformar fábricas, plantas de ensamblaje y también entornos peligrosos (como en el espacio).
Beneficio para la industria espacial: Dado el interés de Bezos por Blue Origin y la exploración espacial, una IA potente para diseño y manufactura puede reducir costos de misión, mejorar la fabricación de cohetes o estructuras espaciales, y acelerar la colonización (o al menos la industrialización) del espacio.
Competencia e impulso al ecosistema IA: Un actor tan grande como Bezos entrando en este terreno puede estimular a otras empresas a innovar y a canalizar más capital hacia IA aplicada a lo físico. Esto podría dar lugar a una nueva ola de startups que no solo hagan IA “virtual”.
Creación de empleo altamente calificado: Se generarán puestos de trabajo muy especializados (científicos, ingenieros, expertos en IA), lo cual puede contribuir a un desarrollo tecnológico más profundo y a atraer talento internacional.
Riesgos y desafíos (implicancias negativas)
Burbuja tecnológica: Algunos analistas ya advierten que podría haber una “burbuja industrial” en IA, con inversiones demasiado optimistas sin una garantía clara de retorno inmediato. Si los resultados tardan o no son tan revolucionarios, podría haber pérdidas de capital.
Costos operativos muy altos: Construir laboratorios de prueba, adquirir robots, montar líneas de producción con IA es extremadamente caro. Si Prometheus no logra monetizar rápido o con contratos grandes, puede tener problemas.
Competencia feroz: No está solo, otras gigantes (OpenAI, Google, Meta) ya apuntan a IA física y científica. Además, habrá competencia de firmas especializadas en automatización, robótica y manufactura avanzada.
Riesgo regulatorio: La IA aplicada al mundo físico puede generar preocupaciones nuevas: seguridad de robots, fallas en producción crítica, responsabilidad legal por errores en piezas fabricadas con diseño asistido por IA, etc.
Impacto en empleo tradicional: Si la automatización con IA avanza fuerte, podría reemplazar parte del trabajo manual o técnico en fábricas, generando desplazamientos laborales que no todos los trabajadores puedan absorber fácilmente.
Ética y seguridad: Sistemas IA muy poderosos en el mundo físico podrían tener consecuencias no previstas: desde robots mal diseñados hasta fallas catastróficas en sistemas críticos (autos, aviones, cohetes). El mal uso o los errores podrían tener consecuencias más graves que en IA puramente digital.
Dependencia tecnológica: Si muchas industrias adoptan IA de este tipo, podrían volver dependientes de un puñado de proveedores (como Prometheus), reduciendo la diversidad tecnológica y aumentando riesgos de monopolio o dependencia estratégica.




