El 55,3% de los españoles de entre 18 y 29 años asegura que preferiría estar en el paro antes que seguir trabajando en un puesto en el que fuera infeliz. No hay ninguna otra franja de edad en la que el resultado sea parecido y cuanta más edad tienen los encuestados, menos pesa la felicidad y más la seguridad laboral.
Los resultados del sondeo de Sigma Dos para el medio español EL MUNDO confirman una evidencia, que los más jóvenes valoran menos la estabilidad profesional, pero también refuerzan una tendencia que va más allá de nuestras fronteras. Las nuevas generaciones en todo el mundo se han cansado de vivir para trabajar.
Hace unos meses la consultora Randstad elaboró un estudio en 34 mercados de todo el mundo con conclusiones similares: casi la mitad de los millennials y de sus sucesores, los miembros de la llamada generación Z, también preferían no trabajar que sentirse infelices en su empresa. El porcentaje es mayor en España.
Aquel estudio también decía que más del 55% de los jóvenes dejarían su trabajo si interfiriera con sus vidas personales, y casi la mitad de ellos no aceptaría un puesto en una empresa que no se alineara con sus puntos de vista sobre temas sociales y ambientales.
Nuestro sondeo aporta nuevos puntos de vista. Sólo el 6,7% de los jóvenes cree que su trabajo le define como persona. Se acabó aquello de ser «alguien» en la vida determinado por un empleo. La diferencia con las generaciones anteriores es abismal. El 22% de los mayores de 45 años y casi el 30% de los mayores de 65 sí se identifican personalmente con su profesión.
Seguramente tiene mucho que ver que son también los más jóvenes los más descontentos con su situación laboral.
Si nos dan a elegir entre trabajo y ocio, las diferencias también son significativas. Para el 64% de los menores de 30 años el ocio es prioritario frente al trabajo (29,1%), una brecha que se reduce con la edad. Entre los mayores de 65 años, la distancia entre trabajo y diversión es mínima (45,9%-48,6%).
Hay otro punto de vista interesante y es el ideológico. Los únicos votantes que creen más importante el trabajo que el ocio son los del Partido Popular. Cuanto más a la izquierda nos vamos, más se prioriza el tiempo libre. De hecho, son los simpatizantes de Podemos los más decididos a renunciar a su trabajo a cambio de ser más felices.
Fuente: ElMundo.es