El cardenal argumentó que la Iglesia no puede comportarse como una organización social o secular equivalente a una ONG, cuyo objetivo sería transformar este mundo en un paraíso terrenal. “La Iglesia católica no es ni puede convertirse en una ONG, una organización social religiosa dirigida al paraíso terrenal, lo cual necesariamente fracasaría… La Iglesia no está ahí (para mejorar este mundo), sino para (mejorarnos a nosotros mismos) para que entremos en comunión con Dios… La Iglesia es un organismo vivo, no una organización creada por el hombre… El cuerpo de Cristo yace cerca del Cielo y es el salvador universal de la humanidad. El hombre no puede reformar la Iglesia ni crear una nueva, siguiendo sus propios deseos e ideales”, afirmó el cardenal en ese sentido, sosteniendo que la institución eclesial no es una creación humana al servicio de ideales contemporáneos sino “un organismo vivo” fundado por Cristo y continuamente sostenido por Él.
Müller recalcó además que Nuestro Señor es la cabeza de la Iglesia y, por lo tanto, todo el clero, incluido el Papa, debe conformarse a las enseñanzas de la Iglesia. Recordó a los fieles la verdadera definición de “sinodalidad”, que se ha tergiversado en los últimos años, pero que verdaderamente implica “renovar la Iglesia en Cristo”. Sus palabras fueron: “Cristo es la cabeza, y nosotros, los obispos, sacerdotes, diáconos, incluido el Obispo de Roma y Sucesor de San Pedro, somos solo sus servidores, pues nadie puede poner el fundamento sino el que ya está ahí, es decir, Jesucristo…Y estas palabras divinas deben ser la máxima, la regla… La sinodalidad no es el concepto de una nueva iglesia, sino… únicamente la renovación de la Iglesia de Cristo en Jesucristo… La Santa Iglesia, que es una comunidad de fe, esperanza y caridad, ha sido edificada por Cristo como convocante, como un organismo visible, al que él sostiene continuamente y utiliza para comunicar la verdad y la gracia en la propia Iglesia”[1].
En un llamamiento directo a los pastores de la Iglesia, Müller insistió en que no es la Iglesia la que debe reformarse según los criterios del mundo, sino que cada creyente está llamado a reformar su vida, conformándose al diseño divino. Recalcó precisamente que la sinodalidad no debe entenderse como la creación de una nueva Iglesia según los valores del momento, sino como la renovación de la Iglesia de Cristo en virtud del Evangelio. Se vuelven evidentes las tensiones constantes entre institucionalidad eclesial, influencia secular y fidelidad al fundamento cristiano. Si la Iglesia se ve atrapada en dinámicas de poder mundano o en campañas de legitimación social, eventualmente caerá ante el modernismo y esto, en verdad, es un problema serio a la luz de la misión salvífica que tiene la Santa Iglesia Católica.
[1] Fuente: https://www.lifesitenews.com/news/the-church-is-not-an-ngo-cardinal-muller-says-bishops-pope-must-conform-to-christ/?utm_source=featured-news&utm_campaign=usa




