Por quinto año consecutivo, The Coca-Cola Company se convirtió en la empresa más contaminante del mundo, con más de 3,2 millones de toneladas de residuos plásticos al año. Ello según surge el informe anual que emite GreenPeace. De acuerdo al sitio de Forbes, “En la auditoría de este año, se dio a conocer que se duplicó el número de envases de productos de Coca-Cola que se encontraron en relación a 2018. En comparación, se juntan 2,5 millones de toneladas de plástico provenientes de PepsiCo y 920.000 toneladas de Nestlé”.
“En el transcurso de cinco años, se recogieron más envases de plástico de The Coca-Cola Company que de la suma de la segunda y tercera empresa más contaminante en el ranking”, expresaron los ecologistas responsables del informe en cuestión.
Ahora bien, lo realmente llamativo es la manera en que se evidencia lo que realmente es el ecologismo. Mientras algunos cándidos e inocentes adolescentes (a quienes se les perdona su ingenuidad dada la falta de formación profunda ya que en dicha etapa de vida se abocan a las pasiones y no a la razón) consideran que el ecologismo es importante para cuidar el planeta, la realidad demuestra ser muy distinta a las pretensiones utópicas de los ideólogos.
The Coca-Cola Company fue una de las empresas patrocinadoras de la cumbre climática COP27 que se celebró en Egipto. Los líderes mundiales, ellos quienes trazan los lineamientos globales para controlar la población e industrialización de las naciones, contaron con el financiamiento de la empresa más contaminante del mundo.
Tal como se ve, el ecologismo es una forma especial de corporativismo, en la que los metacapitales financian la protección política para así evitar que crezcan ciertas naciones mientras otros consolidan sus oligopolios. El ecologismo nunca se trató de proteger el planeta, sino hacer más rico al rico y más pobre al pobre; los hechos así lo evidencia, el resto son meros discursos que sólo el obtuso puede seguir creyendo.