En el Washington Corrections Center for Women, que anteriormente era la única cárcel exclusivamente para mujeres en el estado de Washington, varios presos varones biológicos que se identifican como mujeres han abusado sexualmente a reclusas femeninas. Tal como se viene advirtiendo, el feminismo odia profundamente a la mujer mientras hace gala de su perversión y sadismo, gozando de que cada mujer sea ultrajada en su vida íntima mientras observa cómo la ideología avanza a través de las instituciones políticas.
Centenares de testimonios sobre incidentes se informaron al personal, pero cuando confrontaron a los responsables la respuesta más común fue la misma que se observó en el paradigmático caso de Jonathan. Eludiendo la responsabilidad, “Jazzy” (ex Jonathan) llamó a la mujer abusada de «homofóbica» y ofensiva, acusándola luego de de «gaslighting». Testigos dijeron que, en los procedimientos de conducta sexual inapropiada, el personal penitenciario favorece a las personas trans que llegan para evitar litigios por discriminación. WCCW a menudo desestimó las pretensiones de abuso sexual contra los autores transgénero; en algunos casos penalizaron a las denunciantes más que el agresor, bajo pretexto de dar falsas alarmas en los casos de violación.
Scott Fleming, un ex oficial penitenciario de WCCW, le dijo al medio “National Review” que algunos delincuentes masculinos se aprovechan de la política de transferencia de personas transgénero solo para poder ser alojados con mujeres. El interno afirmó que algunos delincuentes varones con diagnósticos cuestionables de disforia de género manipulan el sistema en su favor.
“Hay tantos problemas actuales de PREA con personas depredadoras que son transgénero de hombre a mujer o de mujer a hombre. Muchas mujeres ni siquiera se dan cuenta de que son víctimas porque estuvieron en la prostitución o abusaron sexualmente durante toda su vida. Es normal para ellos. Y los que se defienden a sí mismos son procesados o segregados”; eso dijo una mujer víctima de abusos por parte de un transexual; quizás sea hora de ver qué sucede ahora que el lobby LGBT incursiona en materia institucional para modificar el sistema carcelario.